/ KnoWhys

KnoWhy #243

¿Por qué las serpientes infestaron las tierras jareditas durante un tiempo de hambre?

noviembre 7, 2017
KnoWhy #243
Fotografía de una serpiente azteca de doble cabeza, ornamento de turquesa, por Geni
“Y también aparecieron serpientes venenosas sobre la superficie de la tierra, y envenenaron a mucha gente”
Éter 9:31

El Conocimiento

Durante el reinado de Het, los profetas advirtieron a la gente que vendría “un hambre muy grande” si no se arrepentían (Éter 9:28). A instancias del propio Het, la gente se negó a creer en los profetas, en cambio los persiguieron y expulsaron (v. 29). Como se predijo: “[E]mpezó a haber una gran escasez en la tierra… por razón de la escasez, pues no había lluvia sobre la faz de la tierra” (v. 30).

A raíz de la gran escasez o hambre, le siguió una secuencia de eventos aparentemente extraños. Primero, la tierra estaba infestada por “serpientes venenosas” que “envenenaron a mucha gente”. Luego, “sus rebaños empezaron a huir” hacia el sur, y las serpientes siguieron a los rebaños. Entonces las serpientes se detuvieron y “obstruyer[on] el camino” impidiendo que la gente entrara en la tierra del sur (Éter 9:31-33; cf. Éter 10:19).

Por extraño que parezca, esta serie de eventos puede ser completamente natural. En tiempos de sequía, las serpientes suelen migrar a áreas pobladas en busca de agua o presas.1 Si un área tiene muchas serpientes venenosas, entonces aumentan naturalmente los incidentes de personas que son mordidas y “envenenadas” por ellas.2

Si persiste la sequía, entonces las serpientes, junto con otros animales, seguirán migrando en su búsqueda de agua, lo que probablemente Éter describió al decir que los rebaños “[huyeron] de las serpientes venenosas” (En inglés dice que huyeron “ante” las serpientes; Éter 9:31). Es probable que los rebaños migraran para escapar de la infestación de las serpientes y la sequía, y algunos animales perecieron mientras huían (Éter 9:32).3

Cuando Éter indicó que las serpientes “no los persiguier[o]n más” (Éter 9:33), probablemente fue porque la migración de la serpiente terminó. Las serpientes probablemente se detuvieron al encontrar un hábitat húmedo con abundante agua disponible.4 Si un río u otro hábitat húmedo se extendiera entre los jareditas y la tierra hacia el sur, entonces una gran población de serpientes se habría establecido allí y “[habrían obstruido] el camino” hacia esa tierra.5

Todo el escenario se vuelve más extremo si el hambre fuera causado por la actividad volcánica regional, que “puede causar sequías o un enfriamiento significativo a una escala regional lejos de la erupción volcánica”.6 De acuerdo con el geólogo Jerry Grover, uno de los muchos efectos de las erupciones volcánicas en la ecología local es la muerte o reducción significativa de la población de aves.7

Varias aves rapaces no solo se alimentan de las serpientes, sino que también compiten con las serpientes por la misma presa, como los roedores y los lagartos.8 La “aniquilación temporal de estas especies eliminaría a los depredadores serios de las serpientes y eliminaría la competencia por las serpientes presas”.9 Como resultado, las poblaciones de serpientes se dispararían, lo que les permitiría evitar el paso a través de regiones con un hábitat húmedo.10

El Porqué

En el pasado, algunos han considerado la historia en Éter 9:28-33 sobre serpientes venenosas demasiado increíble para ser creíble. Sin embargo, los detalles resultan ser ecológicamente creíbles. Como señaló Brant A. Gardner, “lo que de otro modo parece ser un cuento de fantasía contiene sorprendentes toques de autenticidad”.11

John A. Tvedtnes también comentó: “[L]a historia de las serpientes venenosas que plagaron a los jareditas tiene un sentido de verdad al respecto”.12 El evento no puede correlacionarse con confianza externamente a ningún desastre natural en particular—en parte porque la cronología jaredita es demasiado imprecisa para determinar cuando buscarla.13 No obstante, la serie de eventos es más fiel a la vida de lo que una lectura superficial podría sugerir inicialmente, proporcionando otro ejemplo más que ilustra los beneficios de investigar de manera paciente sobre la lectura superficial.

También hay que aprender una importante lección espiritual. Así como los jareditas enfrentaron un tiempo de hambre debido a la iniquidad, los individuos y las sociedades corren el riesgo de sufrir hambres espirituales cuando se separan del Señor. Al hacerlo, pueden encontrarse naturalmente rodeados de serpientes espirituales—aquellas que son tóxicas para una vida espiritual sana y feliz. Tales influencias nocivas pueden crear barreras que “obstruyan el camino” de regreso al Señor.

Afortunadamente, ninguna barrera es tan grande que la Expiación no pueda “destruir”, al igual que las serpientes fueron finalmente eliminadas (Éter 10:19).14 Así como el tiempo de hambre terminó cuando los jareditas se arrepintieron (Éter 9:35), también puede el arrepentimiento sincero poner fin al hambre espiritual que enfrentan los individuos y las sociedades, destruyendo las barreras que impiden que los hijos de Dios regresen a sus brazos amorosos y dejando que su luz brille a través de ellos.15

Otras Lecturas

Jerry D. Grover Jr., Geology of the Book of Mormon (Vineyard, UT: Grover Publications, 2014), 206–210.

Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 6:265–267.

John A. Tvedtnes, “Notes and Communications—Drought and Serpents,” Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 1 (1997): 70–72.

 

1. Jerry D. Grover Jr., Geology of the Book of Mormon (Vineyard, UT: Grover Publications, 2014), 208 menciona una sequía del 2007 en Sydney, Australia donde causó una infestación de serpientes marrón en la ciudad y área suburbana. Un evento similar ocurrió el año anterior (2006) en Lake Havasu, AZ (con serpientes de cascabel y cascabeles cornudas), y el año anterior (2005) en Pennsylvania (con serpientes de cascabel). Véase Don Ayotte, “More Snakes Slithering into Lake Havasu City Area,” Havasu News, September 1, 2006; Eric Mayes, “Heat and Drought Bringing Snakes Out of their Dens,” The Daily Item, August 18, 2005. Véase también John A. Tvedtnes, “Notes and Communications—Drought and Serpents,” Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 1 (1997): 70–72; Hugh Nibley, Lehi in the Desert/The World of the Jaredites/There Were Jaredites, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 5 (Salt Lake City y Deseret Book, 1988), 221.
2. Para ver las listas de las muchas serpientes venenosas en la región olmeca (Veracruz y Oaxaca), donde muchos eruditos creen que era donde estaban los jareditas, véase Grover, Geology of the Book of Mormon, 206–207; Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 6:265.
3. Es importante señalar que no hay indicios de que los animales perecieran por la mordedura de las serpientes. Lo más probable es que murieran debido a la sequía.
4. Grover, Geology of the Book of Mormon, 208.
5. Si se coloca en un entorno mesoamericano, los ríos se extienden a lo largo de la parte norte del istmo de Tehuantepec, creando un lugar ideal para que las serpientes se asentaran y de esta manera “obstruyeran el camino” bloqueando el paso a las regiones al sur del istmo. Véase John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Record (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), map 11; reimpreso en Grover, Geology of the Book of Mormon, 204. Véase también los registros de ejércitos detenidos por infestaciones de serpientes en Nibley, The World of the Jaredites, 221.
6. Grover, Geology of the Book of Mormon, 205. Véase también Sorenson, Mormon’s Codex, 645–646. Fue la erupción del Monte Tambora en 1815 (en Indonesia) lo que causó la pérdida de cosechas de la familia José Smith en 1816, lo que los obligó a mudarse de Vermont a Nueva York. Véase Brandon S. Plewe, ed., Mapping Mormonism: An Atlas of Latter-day Saint History (Provo, UT: BYU Press, 2012), 15.
7. Véase Grover, Geology of the Book of Mormon, 205–206. Véase también Sorenson, Mormon’s Codex, 645. Grover también sugirió que el nombre Het puede involucrar un juego de palabras conectado a un evento volcánico. “Dado que muchos de los nombres en el Libro de Mormón son metonímicos, la correlación volcánica del nombre ‘Het’ y el evento correspondiente durante su reinado se pueden encontrar en la traducción del registro jaredita por Mosíah utilizando las palabras hebreas o elementos del mismo: hat: temer o tener miedo; hata: agarrar o arrebatar, generalmente de fuego o carbones; mehitta: destrucción, ruina o terror; mahta: sartén o incensario” (Jerry Grover, comunicación personal con el personal de Book of Mormon Central).
8. Véase Grover, Geology of the Book of Mormon, 208–210, enumera especies específicas en el área olmeca que se alimentan de serpientes, roedores y lagartos.
9. Grover, Geology of the Book of Mormon, 210.
10. Véase Grover, Geology of the Book of Mormon, 208.
11. Gardner, Second Witness, 6:267.
12. Tvedtnes, “Drought and Serpents,” 72. Véase también Neal Rappleye, “‘The Great and Terrible Judgments of the Lord’: Destruction and Disaster in 3 Nephi and the Geology of Mesoamerica,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 15 (2015): 152: “Los efectos de una erupción volcánica en un ambiente, por lo tanto, tienen un poder explicativo bastante potente para un evento que los críticos modernos del texto a menudo ridiculizan o imaginan. Es difícil imaginar una configuración geológica, geográfica y ecológica más perfecta para los eventos descritos en Éter 9“.
13. Existe un gran desacuerdo sobre la cronología Jaredita, que se debe principalmente a la falta de eventos externos confirmables para anclarla. John L. Sorenson y David A. Palmer fecharon el evento de sequía a ca. 2100–2200 a. C. Véase John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1985), 118; Sorenson, Mormon’s Codex, 28; David A. Palmer, en Search of Cumorah: New Evidences for the Book of Mormon from Ancient Mexico, 2nd edition (Springville, UT: Cedar Fort, 1999), 128. Sin embargo, Brant A. Gardner lo fecha más de 1000 años después, ca. 800–900 a. C. Véase Gardner, Second Witness, 6:264; Grover, Geology in the Book of Mormon, 202–203 sigue a Sorenson y Palmer, y por lo tanto busca relacionarlo con eventos volcánicos que datan de finales del tercer milenio antes de Cristo.
14. Este es probablemente el resultado de dos cosas. Primero, cuando la sequía cesó (Éter 9:35), las serpientes y otros animales habrían regresado a sus hábitats naturales y las poblaciones habrían estado distribuidas más equitativamente. Segundo, tarde o temprano las poblaciones de aves se recuperarían y comenzarían a regular las poblaciones de serpientes, reduciéndolas a niveles normales. Por lo tanto, las serpientes ya no representarían una barrera para la tierra del sur (Éter 10:19).
15. Para un estudio sobre los brazos extendidos de Cristo para recibir a aquellos que se arrepienten, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesucristo se comparó con la gallina que junta a sus polluelos? (3 Nefi 10: 4)”, KnoWhy 200 (Septiembre 7, 2017).

Otros formatos

Compartir

Pinterest
Facebook
Twitter

Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón