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KnoWhy #663

¿Cómo la parábola del sembrador refleja la visión de Lehi del árbol de la vida?

marzo 27, 2023
KnoWhy #663
Cuadro de "El sembrador", analogía de la parábola del sembrador
Cuadro de Jorge Cocco, "The Sower" (El sembrador), que representa a un hombre caminando con un saco de semillas y echándolas en la tierra a lo largo de su camino, como se describe en la parábola de Jesús.
“Un sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino y fue hollada… Y otra parte cayó en buena tierra y, cuando brotó, dio fruto a ciento por uno”.
Lucas 8:5, 8; cf. Mateo 13:3, 8; Marcos 4:4, 8

El conocimiento

Una de las primeras parábolas pronunciadas por Jesús suele llamarse la parábola del sembrador. En todos los Evangelios que registran esta parábola, Jesús la dio ante una gran multitud que con mucho fervor se acercaban buscando conocer las verdades que enseñaba.

Según esta parábola, “[u]n sembrador salió a sembrar su semilla”, la cual cayó en cuatro tipos de suelo. Estos incluían (1) junto al camino, donde la semilla era hollada o comida por los pájaros; (2) en rocas inadecuadas para el crecimiento; (3) tierra con espinos que ya crecían; y (4) otra en tierra buena que permitía a las semillas crecer y dar fruto1.

Según John y Jeannie Welch, es posible que esta parábola surgiera a raíz de una pregunta sobre la naturaleza de las enseñanzas de Jesús. Los que escuchaban al Señor se preguntaban: “¿Por qué los resultados [de la predicación de Jesús] varían indudablemente tanto?”2 El mensaje que cada individuo escuchaba constituía las mismas palabras, o “semillas” en el contexto de la parábola. La única variable que podía estimular o dificultar el crecimiento de la semilla sería su aceptación individual.

Del mismo modo, el Libro de Mormón contiene una visión que relaciona cuatro grupos distintos de personas que aceptan o rechazan el Evangelio. El élder Jeffrey R. Holland ha señalado cómo “los mismos cuatro tipos de personas” mencionados en la parábola de Cristo coinciden con los grupos descritos en el sueño de Lehi sobre el Árbol de la Vida3.

El primer grupo de la parábola de Cristo son las semillas que “cayó junto al camino; y vinieron las aves y se la comieron” (Mateo 13:4), que representan a los menos receptivos al Evangelio. Este grupo corresponde a los que llenaban el edificio grande y espacioso en el sueño de Lehi4. Lehi los describió como “en actitud de estar burlándose y señalando con el dedo a los que habían llegado hasta el fruto” (1 Nefi 8:27). Otros que ciegamente trataron de unirse a ellos se ahogaron o se perdieron en senderos extraños (véase 1 Nefi 8:31-34).

El segundo grupo de personas de la parábola de Cristo está representado por semillas que cayeron “en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó enseguida, porque no tenía profundidad de tierra; mas cuando salió el sol, se quemó; y se secó, porque no tenía raíz” (Mateo 13:5-6). Jesús identifica a este grupo como aquellos que abandonan el evangelio cuando “viene la aflicción o la persecución por la palabra” lo quel es ofende (Mateo 13:21). De manera similar, Lehi vio a un grupo de personas que inicialmente aceptaron y comenzaron a seguir el camino del Evangelio hacia la vida eterna, pero que finalmente fueron cegados por la niebla de las tinieblas de modo que “se desviaron y se perdieron” (1 Nefi 8:23)5.

El tercer grupo está formado por aquellas semillas que cayeron “entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron” (Mateo 13:7). Estos espinos “[ahogaron] la posibilidad de una existencia centrada en Cristo, que en realidad ya había enraizado”6. En la visión de Lehi, este grupo llegó al Árbol de la Vida porque se “asieron del extremo de la barra de hierro”, pero “después de haber comido del fruto del árbol, miraron en derredor de ellos, como si se hallasen avergonzados” (1 Nefi 8:24-25). Lamentablemente, escucharon a los que estaban en el edificio grande y espacioso, y “el afán de este mundo y el engaño de las riquezas” les hicieron errar por sendas prohibidas (Mateo 13:22; cf. 1 Nefi 8:28).

Por último, y el más bendecido de todos, es el cuarto grupo de semillas que “cayó en buena tierra y dio fruto” (Mateo 13:8). Curiosamente, tanto Marcos como Lucas describen la buena tierra en términos de aferrarse al evangelio o palabra de Dios, lo cual es paralelo al simbolismo de la barra de hierro en el sueño de Lehi7. En Marcos 4:20, estos individuos deben “recibir” la palabra, pero esto podría traducirse alternativamente como “recibir con aprobación… literalmente que se les dé la mano derecha “8.

Del mismo modo, en Lucas 4:18 se describe a este grupo como los que “guardan” la palabra o “la retienen firmemente”9. Esto corresponde de nuevo al sueño de Lehi, en el que algunas personas “siguieron hacia adelante, asidos constantemente a la barra de hierro, hasta que llegaron, y se postraron, y comieron del fruto del árbol” (1 Nefi 8:30)10. Una vez que llegaron al árbol, este grupo reconoció plenamente el amor del Salvador al postrarse para adorarlo.

El porqué

La parábola del sembrador y la visión del Árbol de la Vida enseñan principios similares. En cada una de ellas, tres grupos de personas pierden el rumbo por diversas razones. El triste desenlace de estas semillas sirve de advertencia sobre los comportamientos y actitudes que debemos evitar, así como también la explicación de por qué algunas personas rechazan la verdad y la bondad de Dios. El cuarto grupo, los que plantan el Evangelio en sus corazones y lo cultivan, son los que encuentran la alegría suprema y una paz duradera en sus vidas.

Como ha señalado el élder Jeffrey R. Holland, ambos relatos simbólicos presentan a Jesucristo “como la fuente de una vida y gozo eternos, la evidencia viva del amor divino y los medios por los cuales Dios cumplirá Su convenio con la casa de Israel y, por ende, con toda la familia humana, haciéndolos volver a todas sus promesas eternas”11.

Sin embargo, para que la obra purificadora y salvadora de Cristo eche raíces en el suelo de nuestros corazones, debemos elegir voluntariamente creer y seguir sus palabras. No importa nuestro progreso actual en el camino del discipulado, todos podemos ablandar nuestros corazones y arrepentirnos, preparando un lugar para que la palabra crezca dentro de nosotros. El Presidente Dallin H. Oaks explicó:

[D]epende de cada uno de nosotros el establecer las prioridades y el hacer aquello que cause que la tierra sea buena y la cosecha abundante. Debemos procurar estar firmemente arraigados en el evangelio de Jesucristo y convertidos a él (véase Colosenses 2:6–7). Logramos esa conversión al orar, al leer las Escrituras, al prestar servicio y al participar de la Santa Cena con regularidad para tener siempre Su Espíritu con nosotros. También debemos procurar ese gran cambio de corazón (véase Alma 5:12–14) que reemplaza los malos deseos y las preocupaciones egoístas con el amor de Dios y el deseo de servirlo a Él y a Sus hijos12.

Otras lecturas

John W. Welch y Jeannie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 50–59.

Dallin H. Oaks, “La parábola del sembrador”, conferencia general, abril de 2015.

John A. Tvedtnes, “A New Testament Parallel to Lehi’s Tree of Life Vision”, en The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon, 1999), 113–115.

Jeffrey R. Holland, Cristo y el nuevo convenio (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1997), 159–162.

1. Véase Lucas 8:4–8; Mateo 13:3–8; Marcos 4:4–8.
2. John W. Welch y Jeannie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 51.
3. Jeffrey R. Holland, Cristo y el nuevo convenio (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1997), 161–162. Para comparaciones ligeramente diferentes entre esta parábola y el sueño de Lehi, véase John A. Tvedtnes, “A New Testament Parallel to Lehi’s Tree of Life Vision”, en The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon, 1999), 113–115.
4. Holland, Cristo y el nuevo convenio, 161.
5. Véase Holland, Cristo y el nuevo convenio, 161.
6. Holland, Cristo y el nuevo convenio, 161.
7. Véase Evidence Central, “Book of Mormon Evidence: Iron Rod as the Word of God”, Evidence #0073, septiembre 19, 2020, en línea en evidencecentral.org.
8. Welch y Welch, Parables of Jesus, 55.
9. Welch y Welch, Parables of Jesus, 55.
10. Véase Holland, Cristo y el nuevo convenio, 162.
11. Holland, Cristo y el nuevo convenio, 162.
12. Dallin H. Oaks, “La parábola del sembrador”, Conferencia general, abril de 2015.

Traducido por Central del Libro de Mormón