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KnoWhy #662

¿Qué enseñan las parábolas del amigo y la viuda inoportunos?

marzo 17, 2023
KnoWhy #662
La viuda persistente. Dibujo de Jorge Cocco
Dibujo de Jorge Cocco, "The Persistent Widow" (La viuda persistente), que representa a una viuda arrodillada apelando a un juez.
“Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de camino, y no tengo qué ofrecerle?”.
Lucas 11:5-6

El conocimiento

El Evangelio de Lucas relata que, cuando Jesús terminó de orar, “uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas 11:1). En respuesta a esta ferviente súplica, Jesús enseñó a este discípulo una forma del Padre Nuestro (véase Lucas 11:2-4).

Jesús continuó explicando no solo cómo orar, sino también cómo sería recibida esta oración por Dios Padre. En cuanto a la intención de Jesús, John y Jeannie Welch han señalado: “Sobre todo, quiere que sepamos con seguridad que Dios escuchará y responderá a nuestras oraciones”1. Esto queda especialmente claro en la Traducción de José Smith de este capítulo, que añade la siguiente afirmación: “Vuestro Padre celestial no dejará de daros todo lo que le pidáis” (TJS, Lucas 11:4).

Parábola del amigo inoportuno

En este contexto, Jesús ofrece una parábola sobre un amigo importuno a medianoche:

¿Quién de vosotros que tenga un amigo va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de camino, y no tengo qué ofrecerle; y el de dentro, respondiendo, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme para dártelos? Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. (Lucas 11:5–8)

S. Kent Brown señala que la respuesta del amigo despierto “está completamente fuera de lugar en el antiguo Oriente”, que concedía un gran valor a la hospitalidad2. Tal vez reconociendo su falta de cortesía, el amigo despierto acabó cediendo. Sin embargo, no lo hizo simplemente por un sentido del deber hacia un amigo, sino por la importunidad—es decir, la persistencia—de su peticionario3. Según la Traducción de José Smith, Jesús declaró entonces: “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. … Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará buenas dádivas por medio del Espíritu Santo a los que se las pidan?” (TJS, Lucas 11:9, 13).

En cuanto a esta parábola, Brown escribe:

Jesús capta la esencia de la oración: su éxito requiere un esfuerzo constante y sostenido. El importuno tiene éxito no por la buena voluntad de su amigo, que ya está en la cama—y buena voluntad hay de sobra—sino porque persiste en llamar e implorar a la puerta de su amigo. Al final, su amigo no puede negárselo. … [A]l margen de la anotación de Jesús sobre la hora del día está la seguridad de que Dios está disponible en cualquier momento y en cualquier circunstancia4.

Parábola de la viuda inoportuna

Más adelante en Su ministerio, Jesús ofreció una parábola similar, a menudo llamada la parábola de la viuda inoportuna, en la que una viuda se acerca implacablemente a un juez que “no temía a Dios ni respetaba a hombre” (Lucas 18:2). Su súplica era que el juez le hiciera “justicia contra [su] adversario” (versículo 3). Aunque al principio trató de ignorarla, el juez acabó cediendo, declarando que “porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que, viniendo de continuo, me agote la paciencia” (versículo 5).

En esta historia, la renuencia inicial del juez puede haberse debido en parte a la dificultad del caso, ya que las leyes relativas a las viudas podían ser complejas y potencialmente “habrían implicado a muchas personas, normas técnicas y reclamaciones impugnadas”5. En cuanto al punto de la historia, Jesús preguntó: “¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos que claman a él día y noche aunque sea longánimo acerca de ellos?” Jesús respondió entonces a su propia pregunta retórica: “Os digo que pronto les hará justicia” (Lucas 18:7-8).

El porqué

John y Jeannie Welch escriben: “El mensaje dominante de ambas parábolas es la representación de la vívida seguridad de que Dios escuchará. Responderá a las oraciones”6. Puede que las respuestas a nuestras oraciones no lleguen cuándo queramos o incluso cómo queramos, pero la promesa de que Dios escucha nuestras fervientes súplicas es segura.

A través de estas parábolas, Jesús ofrece además un marcado contraste entre el modo en que Dios responderá a nuestras oraciones y cómo los mortales imperfectos—similares a las personas que podemos encontrar en nuestras propias vidas—conceden las peticiones. En ambas parábolas, el amigo y el juez actúan sobre todo por interés propio, con la esperanza de que el peticionario deje de molestarles en momentos inoportunos. En contraste con estos individuos que sabían “cómo dar buenas dadivas”, incluso con motivos menos que perfectos, está el amor y la misericordia de nuestro Padre Celestial, que responderá a nuestras peticiones sinceras y serias: “¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará buenas dádivas por medio del Espíritu Santo a quienes se lo pidan?” (TJS, Lucas 11:13).

La oración, por supuesto, no es solo una herramienta para acceder a la ayuda divina cuando nos conviene. Más bien, “debemos orar persistente, constante y sinceramente, no esporádicamente ni solo cuando surgen problemas”7. Además, según el Diccionario Bíblico publicado en la edición Santo de los Últimos Días de la Biblia: “Las bendiciones requieren algún trabajo o esfuerzo de nuestra parte antes de que podamos obtenerlas. La oración es una forma de trabajo y es un medio designado para obtener la más alta de todas las bendiciones”8.

El Presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “¡Imagínense el milagro de eso! Cualquiera que sea nuestro llamamiento en la Iglesia, podemos orar a nuestro Padre Celestial y recibir orientación y dirección, recibir advertencias sobre peligros y distracciones, y ser capaces de lograr cosas que simplemente no podríamos hacer por nosotros mismos”. Invitó además a todos a “[orar] en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades, sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! … A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, ‘podrán crecer en el principio de la revelación’”9.

Otras lecturas

John W. Welch y Jeannie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 124–131.

S. Kent Brown, The Testimony of Luke (Provo, UT: BYU Studies, 2014), 549–600; 805–848.

1. John W. Welch y Jeanie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 125.
2. S. Kent Brown, The Testimony of Luke (Provo, UT: BYU Studies, 2014), 557.
3. La BYU New Rendition traduce el final de esta parábola como “aunque no se levantará y le dará porque es su amigo, sin embargo, debido a su persistencia le dará tanto como necesite”, aclarando cuál era la inoportunidad del amigo. Brown, Testimony of Luke, 556.
4. Brown, Testimony of Luke, 559.
5. Welch y Welch, “Parables of Jesus”, 127.
6. Welch y Welch, “Parables of Jesus”, 128.
7. Welch y Welch, “Parables of Jesus”, 128.
8. Bible Dictionary, “Prayer”.
9. Russell M. Nelson, “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas“, Conferencia general, abril de 2018.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón