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KnoWhy #644

¿Qué significa “aplicar tu corazón a la comprensión”?

septiembre 6, 2022
KnoWhy #644
personificación de la Sabiduría con un corazón comprensivo
La personificación de la Sabiduría con un corazón comprensivo como se describe en Proverbios 8. Imagen generada con Midjourney AI.
“No habéis aplicado vuestros corazones para entender; por tanto, no habéis sido sabios. ¿Qué, pues, enseñáis a este pueblo?”.
Mosiah 12:27

¿Qué significa “[aplicar] vuestros corazones para entender”?

El conocimiento

Cuando Abinadí fue presentado ante los sacerdotes de Noé, le pidieron que interpretara a Isaías 52:7–10 (véase Mosíah 12:20–24). Como han señalado John W. Welch y otros, es probable que esto forme parte de un intento de acusar a Abinadí de falsa profecía, ya que su funesta advertencia sobre las consecuencias inminentes del pecado parecía ser lo contrario de las “buenas noticias” que Isaías describía como el mensaje de los verdaderos profetas1. Abinadí comenzó su respuesta acusando a los sacerdotes de no entender correctamente la enseñanza profética (Mosíah 12:25-27). “No habéis aplicado vuestros corazones para entender”, explicó Abinadí, y “por tanto, no habéis sido sabios. ¿Qué, pues, enseñáis a este pueblo?” (Mosíah 12:27).

Las palabras de Abinadí hacen referencia de varios pasajes de la literatura de sabiduría del antiguo Israel que hablan de que el corazón se “aplica” para obtener sabiduría, conocimiento o comprensión2. Así, el salmista escribe de un deseo de “tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12), y el Predicador dice: “Me volví y fijé mi corazón para saber, y escudriñar y buscar la sabiduría” (Eclesiastés 7:25; compárece con 8:16).

La frase se utiliza con mayor frecuencia en Proverbios, donde aparece tres veces, cada una de ellas como parte de una fórmula introductoria que llama a los alumnos a prepararse para recibir instrucción. Proverbios 22:17, por ejemplo, comienza una larga unidad denominada “Palabras de los Sabios”3 con el llamado a “[oir] las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi conocimiento”. Proverbios 23:12 comienza una subsección dentro de esa unidad con otra exhortación: “Aplica tu corazón a la enseñanza y tus oídos a las palabras del conocimiento”4.

Las palabras de Abinadí hacen referencia de Proverbios 2:2, que exhorta al alumno a “[dar] oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento”. Proverbios 2 forma parte de una serie de diez lecciones (Proverbios 1-9) situadas al principio de ese libro5. R. B. Y. Scott sugirió que Proverbios 2 era “una especie de prospecto del ‘curso’ de sabiduría” que se encuentra en estas diez lecciones “ya que sus diversas partes se retoman más tarde como temas de discursos separados”6. Según Scott, Proverbios 2:1-4 esboza “los requisitos previos para la búsqueda exitosa de la sabiduría”7.

Al final de las diez lecciones hay un poema en el que la figura personificada de la Sabiduría (comparable a Sofía en griego) llama a los ingenuos: “Entended… prudencia” y a los “necios, sed de corazón entendido” con el fin de recibir la verdad, la justicia, y las “cosas excelentes” que ella (Sabiduría) habla (Proverbios 8:5–8). Tales enseñanzas son “rectas para el que entiende, y razonables para los que han hallado conocimiento” (Proverbios 8:9).

Según Michael V. Fox, en el pensamiento hebreo el corazón era el “equivalente más cercano a nuestro concepto de ‘mente’. El corazón es el lugar y el órgano del pensamiento y la facultad del entendimiento”. Sin embargo, a diferencia de los conceptos modernos del intelecto, en el pensamiento hebreo “el ejercicio intelectual de la mente no está realmente separado de lo emocional, y la dicotomía moderna es artificial”8. Así, la expresión hebrea traducida como “inclinando tu corazón al entendimiento”, según Fox, “significa desear y elegir algo, no solo prestar atención. … De ahí que la exhortación de [Proverbios] 2:2 no sea un llamamiento a la atención solamente; es una exigencia de una determinada actitud: una receptividad ávida hacia las enseñanzas”9, así como una voluntad de poner en práctica y aplicar esas enseñanzas.

El porqué

Con estos antecedentes en mente, se pueden aclarar varios aspectos de la crítica que Abinadí hizo a los sacerdotes de Noé. En la tradición proverbial de la sabiduría del antiguo Israel, aplicar el corazón al entendimiento, al conocimiento y a la instrucción era un requisito previo para que los estudiantes o aprendices obtuvieran sabiduría y conocimiento de los caminos del Señor. Los sacerdotes de Noé presumían ser maestros de la ley del Señor y, sin embargo, ellos mismos no habían inclinado sus corazones de la manera necesaria para obtener sabiduría y entendimiento del Señor. En el dualismo de la literatura bíblica, esto convertía a los sacerdotes en necios que no podían conocer la sabiduría del Señor y, por tanto, no podían enseñarla a los demás.

Esto no significa necesariamente que sean poco inteligentes. Más bien, los sacerdotes de Noé eran como aquellos de los que hablaba Jacob, el hermano de Nefi: “Cuando son instruidos se creen sabios, y no escuchan el consejo de Dios, porque lo menosprecian, suponiendo que saben por sí mismos; por tanto, su sabiduría es locura, y de nada les sirve” (2 Nefi 9:28)10. Como dijeron un par de educadores evangélicos: “Sin duda, los sacerdotes de Noé eran hombres cultos e intelectuales, pero no tenían sabiduría, ni entendimiento en su corazón”11.

Como se ha señalado, “inclinar el corazón” en el pensamiento hebreo combina el corazón y la mente en la lengua vernácula moderna. Para los sacerdotes de Noé, sin embargo, la interpretación de las escrituras era un ejercicio puramente intelectual—lo que Hugh Nibley llamó “el interés de un abogado… [por] manipular e interpretar las palabras” de Isaías para fines propios y predeterminados12. Les faltaba el deseo de conocer de verdad y recibir con empeño las enseñanzas del Señor, que se produce cuando uno aplica humildemente y con sumisión el corazón a la comprensión plena.

Así, Abinadí recurrió a un dicho tradicional sobre la verdadera sabiduría para corregir a los sacerdotes de Noé que estaban interpretando mal a Isaías. Ya dentro de los primeros cincuenta años después de salir de Jerusalén, Nefi había dicho que “las palabras de Isaías [no eran] claras” para muchos de su pueblo, sino que eran “claras para todos aquellos que son llenos del espíritu de profecía” (2 Nefi 25:4). Del mismo modo, tener un corazón entendido desvelaría los dichos verdaderos y justos y los haría claros (Proverbios 8:5-9). Los sacerdotes de Noé solo podían “[decir]… que [entendían] el espíritu de profecía” (Mosíah 12:25) porque no habían inclinado su corazón al entendimiento.

El verdadero conocimiento y la sabiduría no son solo la acumulación y el recuerdo de hechos, sino la santificación de un corazón quebrantado y un espíritu contrito al alinearse con los propósitos amorosos de la mente y la voluntad santas de Dios. Los lectores y los estudiantes del Evangelio de hoy en día pueden abrirse mejor a la sabiduría, las enseñanzas, las leyes, las verdades e incluso el espíritu de profecía del Señor al buscar y aplicar un corazón comprensivo que combine el corazón y la mente, el estudio y la fe (véase DyC 88:118; 109:7, 14), con una actitud de ávida receptividad hacia todas las sabias enseñanzas e instrucciones del Señor.

Otras lecturas

Central del Libro de Mormón, “¿Por qué los sacerdotes de Noé le habrán hecho preguntas de Isaías a Abinadí? (Mosíah 12:20–21; cf. Isaías 52:7)”, KnoWhy 89 (21 de abril de 2017).

Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987–1992), 2:209.

1. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué los sacerdotes de Noé le habrán hecho preguntas de Isaías a Abinadí? (Mosíah 12:20–21; cf. Isaías 52:7)”, KnoWhy 89 (21 de abril de 2017). Véase también John W. Welch, “Isaiah 53, Mosiah 14, and the Book of Mormon“, en Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 293–312; John W. Welch, The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: BYU Press and the Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2008), 139–209; Dana M. Pike, “‘How Beautiful upon the Mountains’: The Imagery of Isaiah 52:7–10 and Its Occurrences in the Book of Mormon“, en Isaiah in the Book of Mormon, 261–265. Este tema también se trata en los ensayos de Jared W. Ludlow, Daniel L. Belnap y Frank F. Judd Jr. que se encuentran en Shon D. Hopkin, ed., Abinadi: He Came among Them in Disguise, ed. (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2018).
2. Véase “Appendix 1: The Abinadi Narrative, Mosiah 11–17”, en Abinadi: He Came among Them in Disguise, 309n208.
3. Véase Michael V. Fox, Proverbs 10–31: A New Translation with Introduction and Commentary, Anchor-Yale Bible, vol. 18B (New Haven, CT: Yale University Press, 2009), 707. R. B. Y. Scott, Proverbs–Ecclesiastes: Introduction, Translation, and Notes, Anchor Bible, vol. 18 (Garden City, NY: Doubleday, 1965), 135, llama a esta sección “Precepts of the Sages” (Preceptos de los Sabios) en lugar de “Words of the Wise” (Palabras de los sabios).
4. Véase Fox, Proverbs 10–31, 733, para la identificación de Proverbios 23:12 como inicio de una subunidad dentro de las “Palabras de los Sabios”. Scott, Proverbs–Ecclesiastes, 143n12, lo identifica como un “preámbulo secundario” a la segunda mitad de la unidad (eso es, Proverbios 23:13–24:22). Véase también Robert Alter, trans., The Hebrew Bible: A Translation with Commentary, 3 vols. (New York, NY: W. W. Norton, 2019), 3:420n17, 423n12.
5. Véase Michael V. Fox, Proverbs 1–9: A New Translation with Introduction and Commentary, Anchor Bible, vol. 18A (New York, NY: Doubleday, 2000), 45.
6. Scott, Proverbs–Ecclesiastes, 42–43.
7. Scott, Proverbs–Ecclesiastes, 42.
8. Fox, Proverbs 1–9, 109.
9. Fox, Proverbs 1–9, 109.
10. Esto forma parte de los diez ayes de Jacob, análogos a los diez mandamientos. Véase Central del Libro de Mormón, “¿Por qué Jacob declaró tantos ‘ayes’? (2 Nefi 9:27)”, KnoWhy 35 (13 de febrero de 2017).
11. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987–1992), 2:209.
12. Hugh Nibley, Teachings of the Book of Mormon, 4 vols. (American Fork, UT: Covenant Communications, 2004), 2:57.

Traducido por Central del Libro de Mormón