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KnoWhy #520

¿Sangró Jesús de cada poro?

junio 24, 2019
KnoWhy #520
Gethsemane (Getsemaní) por J. Kirk Richards.
Gethsemane (Getsemaní) por J. Kirk Richards.
“[P]ues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo”
Mosíah 3:7

El conocimiento

En su discurso memorable, el rey Benjamín citó las palabras que un ángel mencionó con respecto a la venida de Jesucristo y la expiación infinita que realizaría: “Y he aquí, sufrirá tentaciones, y dolor en el cuerpo, hambre, sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir; pues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo” (Mosíah 3:7).

La profecía del ángel de lo que Jesús sufriría parece anticipar un detalle similar en el evangelio de Lucas: “Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:43–44). Al evaluar el pasaje de Lucas, hay dos puntos claves de desacuerdo entre los expertos del Nuevo Testamento.

La condición médica de sangrar “por cada poro”

No Greater Love (No hay mayor amor) por Greg Olsen
No Greater Love (No hay mayor amor) por Greg Olsen

Primero, no está claro qué podrían significar estas palabras. Muchos eruditos han interpretado este pasaje en Lucas como si describiera un fenómeno raro pero documentado, conocido como hematohidrosis (o hematidrosis). Esta es “una condición rara” que causa que “un individuo sude sangre” y puede ser provocada por, entre otras cosas, “un nivel extremo de estrés” y “esfuerzo excesivo”.1 ¿Será esto lo que Lucas quiso decir con “gotas de sangre” (thromboi haimatos)? Se ha observado que la hematohidrosis ha sido observada entre los soldados que se preparan para entrar en batalla y prisioneros que están por enfrentar su ejecución.2 El factor común entre estos casos inusuales es una cantidad insoportable de estrés mental que viene de la anticipación del dolor inminente y la muerte, algo que los evangelios mencionan que Jesús experimentó en el Getsemaní (Mateo 26:37–38; Marcos 14:33–34).3 Esto fortalece la probabilidad de que Lucas estuviera describiendo una hematohidrosis.

Sin embargo, hay otras ambigüedades en el texto griego de este pasaje. Por ejemplo, la partícula griega hōsei (como si, por así decirlo, como, etc.) utilizada en el v. 44 puede denotar varios tipos de aproximaciones o equivalencias. No está completamente claro solo en el texto griego si Jesús estaba sudando normalmente como si estuviera sangrando profundamente o si su sudor era en realidad sangre, y por ende los eruditos están divididos sobre cómo interpretar este lenguaje.4 La mayoría de los eruditos del Nuevo Testamento interpretan hōsei en v. 44 como introduciendo una similitud (Jesús estaba sudando tan profundamente que parecía que estaba sangrando), aunque una minoría de eruditos han argumentado que el pasaje describe en realidad una hematohidrosis, o segregando sangre (Jesús literalmente sudó sangre).5

Los problemas textuales con Lucas 22:43–44

Detalle en mosaico de la capilla de los guardias granaderos en Londres. Foto por Lawrence OP a través de Flickr
Detalle en mosaico de la capilla de los guardias granaderos en Londres. Foto por Lawrence OP a través de Flickr

El segundo detalle dentro de este pasaje son los problemas con su historia textual.6 Mientras que el simbolismo en Lucas 22:43–44 ciertamente es sorprendente, los eruditos bíblicos se han preguntado su autenticidad u originalidad al evangelio de Lucas basados en la evidencia de los manuscritos antiguos.7 ¿Por qué razón podrían estos versículos estar ausentes de algunos de los primeros manuscritos de Lucas? Como han sugerido dos notables eruditos del Nuevo Testamento:

Estos versículos [Lucas 22:43–44] están ausentes de algunos de los más antiguos y mejores [manuscritos del Nuevo Testamento]. Es sorprendente notar que los primeros testigos que acreditan los versículos son tres padres de la iglesia—Justino, Irineo e Hipólito—cada uno utiliza los versículos con el propósito de replicar los puntos de vista cristológicos que sostenían que Jesús no era completamente humano que experimentaba todos los sufrimientos humanos. Bien pudiera ser que los versículos fueron agregados al texto solo por esta razón, en oposición a aquellos que sostienen una cristología [herética] de que [Jesús no era completamente humano así como también no era completamente un Dios].8

Otro erudito ha planteado una hipótesis que incluso si estos versículos no eran los originales de Lucas, pueden haber sido históricamente acertados, habiendo “sido extraídos de una tradición flotante que no había encontrado su lugar dentro” del texto original.9

El trabajo más reciente por eruditos santos de los últimos días ha reforzado la posible autenticidad de estos versículos en el evangelio de Lucas tanto por motivos del manuscrito así como también por razones lingüísticas,10 tal como el erudito Thomas A. Wayment ha resumido:

Estos dos versículos son disputados grandemente y un número de antiguos manuscritos importante los omiten. Otros manuscritos tempranos e importantes incluyen estos versículos. Dada la evidencia actual, es poco probable que la cuestión por la omisión o inclusión puede ser resuelta. Sin embargo, la evidencia es suficientemente fuerte para sugerir que puede ser original del evangelio de Lucas pero tal vez fue omitido por preocupaciones doctrinales.11

En otras palabras, basándose únicamente en la evidencia del manuscrito y la comprensión de los antiguos autores cristianos, mientras que el asunto de si estos versículos son originales al evangelio de Lucas no se puede comprobar completamente en el tiempo presente, hay, sin embargo, suficientes razones para que uno acepte cautelosamente su autenticidad objetiva sin dejar de ser conscientes de su cuestionable estado textual.

El porqué

Gethsemane Prayer (Oración del Getesemaní) por Yongsung Kim
Gethsemane Prayer (Oración del Getesemaní) por Yongsung Kim

Los detalles que rodean la autenticidad de Lucas 22:43-44 y si Jesús en realidad sudó sangre o simplemente sudó como si Él estuviera sangrando, probablemente permanecerá abierta al debate entre los eruditos bíblicos durante muchos años. Sin embargo, los santos de los últimos días tienen escrituras adicionales que inclinan la balanza en favor de estos versículos siendo auténticos y también describiendo un fenómeno fisiológico real. El Libro de Mormón claramente describe a Jesús sudando sangre “de cada poro” (Mosíah 3:7). Lo mismo hace Doctrina y Convenios, en donde el mismo Jesús habla de haber sufrido tan intensamente que “hizo que [Él], Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro” (DyC 19:18). Las escrituras restauradas, por lo tanto, ayudan a aclarar algunas de las ambigüedades que el evangelio de Lucas describe anteriormente.12

Por otro lado, ni el Libro de Mormón o Doctrina y Convenios explícitamente dicen que Jesús sudaría sangre en el Getsemaní como parece ser representado en Lucas. Más bien, ambos textos simplemente dicen que Jesús sangró de cada poro durante su realización de la expiación, un proceso que comenzó en el Getsemaní pero culminó con la muerte y resurrección de Jesús. Mientras que su derramamiento de sangre expiatoria más intenso está asociado con el esfuerzo o lucha de Jesús (la agonía) mencionada en relación con el Getsemaní en Lucas 22:43–44,13 el sangrar por cada poro en Mosíah 3 y Doctrina y Convenios 19 de alguna manera puede estar incluyendo el cruel tormento físico infligido en Jesús durante su fuerte flagelación y violenta crucifixión (Mateo 27:26; Marcos 15:15; Juan 19:1). Todo este terrible sufrimiento ocurrió en solamente algunas pocas horas. Mientras que no se hace mención de la ropa de Jesús manchada de sangre durante su arresto y juicio, lo cual es extraño, si Él de hecho sangró por cada poro en el Getsemaní,14 parece más probable que los tres principales pasajes de las Escrituras que se mencionan arriba hablen de Jesús sangrando abundantemente en el Getsemaní.

Lo que permanece inequívocamente claro es que la escritura restaurada y los profetas de los últimos días han testificado, junto con los evangelios del Nuevo Testamento, que Jesús sufrió un dolor inimaginable mientras Él realizaba el sacrificio expiatorio infinito (Alma 7:11–13; DyC 19:18; 122:5–8). Como el élder Jeffrey R. Holland testifica, a pesar de su sufrimiento y el sentimiento de estar “total, vil y completamente sol[o]”, el Salvador triunfó:

Jesús perseveró y siguió adelante. Lo bueno en Él permitió que la fe triunfara en un estado de completa angustia. La confianza que guiaba Su vida le indicaba, a pesar de Sus sentimientos, que la compasión divina nunca se ausenta, que Dios es siempre fiel, que Él nunca huye ni nos falla. Cuando se hubo pagado hasta el último centavo, cuando la determinación de Cristo de ser fiel se manifestó de manera tan evidente como absolutamente invencible, por fin y piadosamente, el sufrimiento ‘consumado’ fue. A pesar de tenerlo todo en su contra y sin nadie que lo ayudara ni apoyara, Jesús de Nazaret, el Hijo viviente del Dios viviente, restauró la vida física donde la muerte había prevalecido, y trajo gloriosa redención espiritual tras horrenda obscuridad y desesperación.15

 

Este KnoWhy fue posible gracias al generoso apoyo de la familia Dow y Lynne Wilson.

Otras lecturas

Book of Mormon Central en Español, “¿De dónde obtuvo José Smith sus ideas doctrinales sobre Cristo?KnoWhy #261 (1 de diciembre de 2017).

Jared W Ludlow, “The Powers of the Atonement: Insights from the Book of Mormon“, Religious Educator 9, no. 2 (2008): 21-29.

Mark Elbert Eastmond, “Gethsemane and Golgotha: The Book of Mormon’s Illumination on the Hours of Atonement“, The Fulness of the Gospel: Foundational Teachings from the Book of Mormon (Provo, UT: Religious Studies Center, 2003), 91–110.

 

1. Saugato Biswas et al. “A Curious Case of Sweating Blood“, Indian Journal of Dermatology 58, no. 6 (noviembre-diciembre de 2013): 478.
2. Véase “Hematidrosis/Instances“, en línea en www.wikipedia.org, citando a J. Manonukul et al., “Hematidrosis: Un proceso patológico o estigmas. Reporte de un caso con estudios histopatológicos e inmunoperoxidasas integrales”, American Journal of Dermatopathology 30 (2008): 135-139.
3. La redacción de estos pasajes en la traducción reina Valera tiende a obscurecer el poder de lo que Jesús estaba diciendo. Como un erudito del Nuevo Testamento santo de los últimos días interpreta en Mateo 26:38, Jesús exclamó: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” o, lo dijo de una manera más coloquial: “Estoy inmensamente triste que deseo morir”. Véase Thomas A. Wayment, The New Testament: A Translation for Latter-day Saints (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2018), 58.
4. Para un resumen conciso de este tema, véase Joseph A. Fitzmyer, The Gospel According to Luke (X­–XXIV), The Anchor Bible (New York, N.Y.: Doubleday, 1985), 1444–1445. Véase adicionalmente las perspectivas discutidas en I. Howard Marshall, The Gospel of Luke, The New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1978), 831–832.
5. Véase la discusión y referencias en Mike Pope, “A Closer Look: Luke 22:43–44 and Questions of Interpretation“, Studies in the Bible and Antiquity 6 (2014): 129–132. Véase además François Bovon, Luke 3: A Commentary on the Gospel of Luke 19:28–24:53, Hermenia, trans. James Crouch (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2012), 201–203, quien compara Lucas 22:43–44 con otros textos de judíos del segundo templo que representan casos de hematohidrosis. La traducción de José Smith cambia el sustantivo (“su sudor”) al verbo (“él sudó”). Además, la palabra “grandes” en la traducción Reina Valera no está expresamente presente en el griego.
6. Para conocer una descripción general de la controversia, véase Bovon, Luke 3, 194–199.
7. Véase por ejemplo Bart D. Ehrman, The Orthodox Corruption of Scripture (New York, N.Y.: Oxford University Press: 1993), 187–194; Kurt y Barbara Aland, The Text of the New Testament: An Introduction to the Critical Editions and to the Theory and Practice of Modern Textual Criticism, trans. Erroll F. Rhodes (Grand Rapids, Mich.: William B. Eerdmans Publishing Company, 1987), 305; Bruce M. Metzger y Bart D. Ehrman, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and Restoration, 4th ed. (New York, N.Y.: Oxford University Press: 2005), 286.
8. Metzger y Ehrman, The Text of the New Testament, 286.
9. Marshall, The Gospel of Luke, 831.
10. Lincoln H. Blumell, “Luke 22:43–44: An Anti-Docetic Interpolation or an Apologetic Omission?” TC: A Journal of Biblical Textual Criticism 19 (2014): 1–35; Michael Pope, “The Downward Motion of Jesus’ Sweat and the Authenticity of Luke 22:43–44”, The Catholic Biblical Quarterly 79 (2017): 261–281. Véase también S. Kent Brown, The Testimony of Luke (Provo, UT: BYU Studies, 2015), 1022-1023.
11. Wayment, The New Testament, 156–157.
12. Véase también Brown, The Testimony of Luke, 1026–1027.
13. Brown, The Testimony of Luke, 1027.
14. Pope, “A Closer Look”, 132–133. Brown postula que la sangre de Jesús solamente manchó su ropa interior, lo que podría explicar en parte este detalle omitido. Brown, The Testimony of Luke, 1024, 1028.
15. Jeffrey R. Holland, “Nadie estuvo con Él“, abril de 2009 Conferencia General, en línea en churchofjesuschrist.org.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón