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KnoWhy #54

¿Quiénes son los “pocos” a los que se les permitió ver las planchas?

marzo 8, 2017
KnoWhy #54
Ocho Testigos observan las Planchas del Libro de Mormón, por Dale Kilbourn
“Quedará oculto dicho libro de los ojos del mundo para que no lo vea ojo alguno, salvo tres testigos que lo verán por el poder de Dios … Y nadie más lo verá, sino unos pocos, conforme a la voluntad de Dios”
2 Nefi 27:12–13

El conocimiento

Como parte de su profecía acerca de la restauración y la salida a luz del Libro de Mormón, Nefi vio que “el día en que se entregue el libro… quedará oculto dicho libro de los ojos del mundo”. Nefi, sin embargo, especifica que habría “tres testigos que lo verán por el poder de Dios … y testificarán de la verdad del libro y de las cosas que contiene” (2 Nefi 27:12).

Es probable que la traducción de este pasaje haya impulsado a Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris a buscar una oportunidad para ver las planchas como los tres testigos que Nefi mencionó.1 Oliver recordó: “Era un día claro y hermoso” cuando ellos vieron el ángel y las planchas,2 probablemente a finales de junio 1829.3 Aunque cada uno de ellos abandonó la Iglesia durante un tiempo, los tres frecuentemente, y sin vergüenza, dieron testimonio de haber visto las planchas durante toda su vida.4

Además de los tres, Nefi también vio que “unos pocos [las verían], conforme a la voluntad de Dios, para dar testimonio de su palabra a los hijos de los hombres” (2 Nefi 27:13). En 1 Pedro 3:20, el autor habla de “los días de Noé … en la cual pocas personas, a saber, ocho, fueron salvadas por agua” (énfasis añadido). Por motivo de que Nefi también utilizó la palabra “pocos”, es posible que José Smith haya entendido esa palabra para llamar a otros ocho testigos.

Probablemente fue más tarde esa misma semana en junio de 1829, que a los ocho testigos del Libro de Mormón se les permitió ver las planchas y, a diferencia de los tres, fueron autorizados a palparlas.5 Ellos fueron Joseph Smith padre, Hyrum Smith, Samuel H. Smith, Hiram Page, Christian Whitmer, Jacob Whitmer, Peter Whitmer hijo y John Whitmer. Al igual que los tres testigos, ninguno de los ocho jamás negó su testimonio, a pesar de que algunos dejaron la iglesia.6

Se esperaba que estos testigos testificaran “de la verdad del libro y de las cosas que contiene” y “para dar testimonio de [la] palabra [de Dios] a los hijos de los hombres” (2 Nefi 27:12-13). Si bien esto se cumplió con sus declaraciones publicadas en el Libro de Mormón, cada uno de estos hombres tomó su llamado para testificar seriamente y hacer varias declaraciones a través de sus vidas describiendo sus experiencias con las planchas.7

En marzo de 1876, cuando solo él y su hermano David quedaban de los once testigos, John Whitmer reflexionó:

Nunca he escuchado que nadie de los tres u ocho testigos haya negado su testimonio que había compartido del libro como se publicó en la primera edición del Libro de Mormón. … Nuestros nombres han ido a todas las naciones, lenguas y pueblos como una divina revelación de Dios. Y va a llevar a cabo los designios de Dios de acuerdo con la declaración contenida en él mismo.8

Nefi también declaró que el Señor mostraría las planchas a “cuantos testigos a él le plazca” (2 Nefi 27:14). Muchos Santos de los Últimos Días no son conscientes de que, en consonancia con este versículo de la escritura, había otros testigos “no oficiales” de las planchas. La mayoría de estas personas tuvo experiencias accidentales o incidentales con las planchas. Josiah Stowell, por ejemplo, alcanzó a ver las planchas cuando una esquina de la cubierta se quitó cuando José se las dio a él.9

De manera significativa, Mary Whitmer, madre de cuatro de los ocho testigos, tuvo un encuentro divinamente sancionado. Se le mostró las planchas por el ángel Moroni.10 Otras mujeres, como la madre del profeta Lucy, y su esposa Emma, ​​interactuaron con las planchas, fueron testigos de su realidad y dieron testimonio de la veracidad del Libro de Mormón.11

El porqué

De acuerdo con el presidente Ezra Taft Benson, los testigos del Libro de Mormón son parte de lo que el Señor “ha elaborado [en] su propio sistema de pruebas del Libro de Mormón”.12 Muchos han comentado sobre el valor probatorio de los testigos.

Terryl Givens, por ejemplo, dijo que sus testimonios proporcionan “un espectro probatorio, satisfaciendo una serie de criterios para creer”.13 Richard Lloyd Anderson igualmente observó: “Los testimonios de los tres y ocho testigos hace equilibro entre lo sobrenatural y lo natural”.14

Steven C. Harper, del departamento de historia de la iglesia, escribió que los testimonios de los testigos “son algunas de las pruebas más convincentes a favor de su revelación y traducción milagrosa” e incluso dijo que “[p]ara los creyentes,” tal testimonio “se acerca a ser una prueba de las afirmaciones milagrosas de José Smith”.15

Richard L. Bushman explicó: “Las declaraciones de los testigos eran una demostración efectiva de la autenticidad en una época escéptica”. A eso, él agregó: “Los historiadores seculares nunca han llegado a aceptar el hecho de que ninguno de los once que vieron las planchas (además de José Smith) llegó a retractarse”.16

Sin embargo, hay más valor en su testimonio que la mera evidencia. Cada uno de los testigos–en su propia y única manera–ofreció un ejemplo de dedicación, compromiso, fe y sacrificio. Ninguno fue un observador neutral. Eran individuos fieles y comprometidos y se les fue concedido ser testigos debido a su arduo trabajo, sacrificio y dedicación.

Después de ver las planchas, todos ellos dieron testimonio de lo que sabían hasta el final de sus vidas, aún cuando algunos “tendían a competir en lugar de cooperar con el liderazgo [de José Smith]”.17 Cuando se separaron de la iglesia, algunos enfrentaron inmensa presión social para negar sus testimonios, sin embargo, se mantuvieron firmes a lo que ellos vieron y oyeron.

Por ejemplo, William E. McLellin fue uno de los primeros mormones que conocía personalmente a todos estos testigos del Libro de Mormón. En una colección recientemente descubierta de sus escritos, McLellin habla de casos en los que uno de los testigos se mantuvo con su testimonio, aun cuando fue sometido a “golpes y palizas… con látigos y palos”. En otra ocasión, con sus vidas amenazadas por acoso y linchamiento, David Whitmer y Oliver Cowdery firmemente dieron testimonio a McLellin: “Hermano William, Dios envió a su santo ángel a declarar la verdad de la traducción a nosotros, y por lo tanto sabemos. Y a pesar de que el populacho nos mate, aún así, debemos morir declarando su verdad”. McLellin dijo: “Muchachos, les creo. No puedo ver ningún propósito para que ustedes me digan alguna falsedad ahora, cuando nuestras vidas están en peligro”.18

Las personas en todo el mundo tienen mucho que aprender hoy de–y les deben una deuda de gratitud a–los testigos del Libro de Mormón así como también a muchas otras personas involucradas en los primeros eventos de la restauración.

Otras lecturas

Steven C. Harper, “The Eleven Witnesses,” in The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III, and Kerry Hull (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 117–132.

Amy Easton-Flake and Rachel Cope, “A Multiplicity of Witnesses: Women and the Translation Process,” in The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III, and Kerry Hull (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 133–153.

Royal Skousen, “Another Account of Mary Whitmer’s Viewing of the Golden Plates,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 10 (2014): 35–44.

Gale Yancey Anderson, “Eleven Witnesses Behold the Plates,” Journal of Mormon History 38, no. 2 (Spring 2012): 145–162.

Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981).

 

1. John W. Welch, “The Miraculous Translation of the Book of Mormon,” in Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, ed. John W. Welch with Erick B. Carlson (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and BYU Press, 2005), 97. La otra posible escritura es la que está en Éter 5:2–4, pero es menos probable porque no es tan específica. Además, por motivo de que la mejor evidencia indica que José Smith primero tradujo Mosíah-Moroni, y entonces regresó a traducir las planchas menores (1 Nefi–Palabras de Mormón), 2 Nefi 27 se alinea mejor cronológicamente. Otra evidencia de la edición de los manuscritos de la historia de la iglesia, también apoya esta conclusión. Véase Welch, “The Miraculous Translation,” 113 n.91, 115–117 n.111.
2. Oliver H.P. Cowdery a Cornelius C. Blatchly, noviembre 9, 1829, en Cornelius C. Blatchly, “The New Bible,” Gospel Luminary 2, no. 49 (December 10, 1829): 194. (accedido enero 12, 2016).
3. Gale Yancey Anderson, “Eleven Witnesses Behold the Plates,” Journal of Mormon History 38, no. 2 (Spring 2012): 146–152 razona que fue domingo, junio 28, 1829.
4. Véase Richard Lloyd Anderson, Investigating the Book of Mormon Witnesses (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1981), 37–120 para antecedentes de los Tres Testigos.
5. Anderson, “Eleven Witnesses Behold the Plates,” 152–156 sugiere que fue un jueves 2 de julio de 1829.
6. Véase Anderson, Investigating, 123–149; Richard Lloyd Anderson, “Attempts to Redefine the Experience of the Eight Witnesses,” Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 18–31, 125–127.
7. Véase de manera general, Anderson, Investigating; Richard Lloyd Anderson, “Personal Writings of the Book of Mormon Witnesses,” in Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 39–60. Véase también Steven C. Harper, “The Eleven Witnesses,” in The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III, and Kerry Hull (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 117–132.
8. John Whitmer a Mark H. Forest [Forscutt], marzo 5, 1876; citado en Anderson, “Personal Writings,” 55.
9. Véase“Mormonism,” New England Christian Herald 4, no. 6 (Boston, Massachusetts; November 7, 1832); reimpreso en Morning Star 8, no. 29 (Limerick, Maine; November 16, 1832); transcrito en línea al: https://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NE/miscne01.htm#110732 y https://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NE/miscMe01.htm#111632 respectivamente (accedido 2 de agosto, 2015).
10. Tres diferentes registros están todos transcritos en Royal Skousen, “Another Account of Mary Whitmer’s Viewing of the Golden Plates,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 10 (2014): 35–44.
11. Véase Amy Easton-Flake and Rachel Cope, “A Multiplicity of Witnesses: Women and the Translation Process,” in The Coming Forth of the Book of Mormon, 133–153.
12. President Ezra Taft Benson, “The Book of Mormon and the Doctrine and Covenants,” Ensign (May 1987): 83. Este “sistema de pruebas” también incluye Moroni 10:3-5 y los testigos del Señor de acuerdo con Doctrina y Convenios.
13. Terryl L. Givens, By the Hand of Mormon: The American Scripture that Launched a New World Religion (New York: Oxford University Press, 2002), 40. Él continuó: “La realidad de las planchas ahora estaba confirmada por tanto la proclamación del cielo como por la observación empírica, mediante una visión sobrenatural y por simple experiencia táctica, por el testimonio de testigos pasivos a una divina demostración y por el testimonio de un grupo de hombres participando activamente y sin obstáculo en su propia examinación de evidencia”.
14. Richard Lloyd Anderson, “Book of Mormon Witnesses,” in The Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel L. Ludlow, et al. (NewYork: Macmillan Publishing Company, 1992), 1:216: “El testimonio de los tres y ochos testigos balancea lo sobrenatural y lo natural, uno enfocado en el ángel y su voz celestial, el otro la existencia de un registro tangible en planchas de oro. Al final de sus vidas, cada uno de los tres dijo que había visto las planchas, y cada uno de los ocho insistió que las habían palpado”.
15. Harper, “The Eleven Witnesses,” 119.
16. Richard Lyman Bushman, “The Recovery of the Book of Mormon,” in Book of Mormon Authorship Revisited, 33.
17. Richard Lloyd Anderson, “Cowdery, Oliver,” in Encyclopedia of Mormonism, 1:338, corchetes añadidos.
18. Mitchell K. Schaefer, “‘The Testimony of Men’: William E. McLellin and the Book of Mormon Witnesses,” BYU Studies Quarterly 50, no. 1 (2011): 99–110, cita en la página 109.

Traducido por Central del Libro de Mormón