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KnoWhy #57

¿Qué significa ser un pueblo blanco y deleitable?

marzo 11, 2017
KnoWhy #57
Primeros bautismos de Gabón, foto de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
“Antes que pasen muchas generaciones entre ellos, se convertirán en una gente pura y deleitable”
2 Nefi 30:6

El conocimiento

En sus profecías sobre los últimos días, Nefi recalcó que el Libro de Mormón sería llevado “al resto de [su] posteridad”. Al recibir el Libro de Mormón y el evangelio de Jesucristo, el resto de la descendencia de Nefi se “regocijarían” porque “sabrán que es una bendición para ellos de la mano de Dios; y las escamas de tinieblas empezarán a caer de sus ojos; y antes que pasen muchas generaciones entre ellos, se convertirán en una gente pura y deleitable”.1

El profeta José Smith hizo una importante enmienda textual a este pasaje en la edición de 1840 del Libro de Mormón, donde la frase “una gente blanca y deleitable” fue cambiada a “gente pura y deleitable”. De acuerdo con Royal Skousen: “El cambio de 1840 de blanca a pura parece que fue consciente y probablemente hecho por José Smith como parte de la redacción de la edición de 1840. El cambio no parece ser un error accidental basado en alguna semejanza visual o fonética entre las dos palabras”.2

Las palabras originales de “blanca y deleitable” se mantuvieron en la tradición textual SUD hasta la edición de 1981 del Libro de Mormón, donde se sustituyó “blanca” por “pura” de acuerdo con la edición de 1840.3 La palabra “pura” se ha mantenido en el texto de la edición SUD de 2013.

Esta discrepancia textual comprensiblemente plantea preocupaciones para muchos lectores. ¿Cómo puede el Libro de Mormón ser inspirado si supuestamente tiene lo que muchos suponen ser enseñanzas “racistas”–en este caso que el tener la piel blanca es de alguna manera una señal del favor divino? Para responder a esta pregunta–o para ver incluso si es la pregunta correcta–tenemos que tratar primero de entender el concepto nefita de “raza” (suponiendo que ellos incluso concebían el término “raza” de manera similar a la manera que lo hacemos hoy en día) y luego reflexionar sobre lo que podríamos aprender de ello para mejorar nuestras propias sensibilidades éticas y espirituales.

En primer lugar, es muy importante destacar el hecho de que los sociólogos, historiadores y antropólogos culturales modernos están empezando a ver que la “raza” era en gran medida, si no exclusivamente, una construcción social y no una característica biológica. Muchos ya no están seguros de que tengamos una definición clara de “raza” (si es que alguna vez la teníamos). Los adelantos en la ciencia biológica (incluyendo los avances en comprender la genética humana y ancestral) y los complicados factores culturales (viajes internacionales, intercambio cultural, mestizaje, etc.) están borrando en gran medida las viejas categorías raciales.4 Cualquier estudio sobre la “raza” o “racismo”, por lo tanto, debe tener cuidado en definir este y otros conceptos.

Es comprensible porque algunos, sin esta comprensión matizada, podrían leer el Libro de Mormón como un texto que representa a los nefitas como si tuvieran lo que hoy consideramos actitudes “racistas”, o más propiamente dicho, actitudes etnocéntricas hacia los no nefitas. “¿Podrían los nefitas haber sido racistas en su manera de ver a los lamanitas?” preguntó John A. Tvedtnes. “Quizás, en el mismo sentido en que los patriarcas bíblicos eran racistas cuando se trataba de sus vecinos paganos–los hititas, los cananeos, los amorreos–y no querían que sus hijos se casaran con estos incrédulos”.5

Brant A. Gardner comentó que “el Libro de Mormón es, de hecho, racista”, pero rápidamente agregó que “no es en absoluto [‘racista’] en el sentido habitual del término”.6 En lugar de ser una forma de racismo moderno que basa la antipatía en la diferencia del color de la piel, Gardner entiende el “racismo” nefita como un etnocentrismo “en términos de quien es y no es de un grupo, no en términos de blanco/obscuro”.7 Gardner llegó a la conclusión de que la intención de la descripción de “la ‘piel oscura’ fue, sin duda, de ser un término peyorativo, pero no era una descripción física”.8

No se debe pasar por alto que el Libro de Mormón condena este etnocentrismo nefita. Jacob habló en contra del orgullo étnico entre los nefitas cuando declaró: “He aquí que los lamanitas, vuestros hermanos, a quienes aborrecéis por su inmundicia y la maldición que les ha venido sobre la piel, son más justos que vosotros… Por tanto, os doy un mandamiento, el cual es la palabra de Dios, que no los injuriéis más a causa del color obscuro de su piel” (Jacob 3:5, 9). Al final de la historia nefita, el tribalismo y etnocentrismo se evitaron, y se dio a entender que estas ideas llevaban al odio, maldades, orgullo, vanidad y el rechazo del evangelio de Jesucristo (4 Nefi 1:38-43). Cualesquiera que hayan sido las actitudes etnocéntricas que los nefitas pudieron haber manifestado, fueron condenados por los profetas del Libro de Mormón.

El porqué

¿Por qué pudo haber hecho José Smith este cambio textual en 2 Nefi 30? Skousen explicó que “el cambio de editar la palabra pura puede representar un intento consciente de evitar lo que se percibía como un mensaje difícil (se suponía que los nefitas eran de piel clara), por lo tanto, explica por qué se hizo el cambio de blanca a pura aquí–y solo aquí–en 2 Nefi 30:6″.9 En otras palabras, José Smith pudo haber reconocido los posibles matices raciales en este pasaje, si se interpretaba de esa manera, y en última instancia deseaba evitarlo.

Aunque ciertamente es posible que este cambio refleje las actitudes raciales de los primeros miembros de la Iglesia, que asumieron muchas de las ideas de su entorno en el siglo XIX, 10 Tvedtnes argumentó convincentemente que el cambio puede haber ocurrido para enfatizar que el texto habla de una condición espiritual, y no biológica. “¿Es el cambio que hizo el profeta de ‘blanca’ a ‘pura’ justificado en el contexto de las escrituras? La respuesta es que sí. Los términos de blanco y puro son utilizados como sinónimos en Daniel 7:9, Apocalipsis 15:6, y Doctrina y Convenios 110:3. También se encuentran juntos en una serie de pasajes en los que claramente se refieren a los que son purificados y redimidos por Cristo (Alma 5:24; 13:12; 32:42; Mormón 9:6; D. y C. 20:6)”.11

Skousen asimismo escribió que “cuando lo blanco se asimila con lo puro, nos encontramos que los pasajes describen un estado de perfección (ya sean los justos en el día del juicio, a las prendas de los justos en ese día, o al fruto del árbol de la vida). En la mayoría de estos pasajes puro y blanco se asimilan con las palabras sin mancha; todos estos adjetivos hacen hincapié en la pureza y limpieza [espiritual]”.12 Ser la gente “blanca” (o “pura”) y “deleitable” a los ojos de Dios, por tanto, no tiene nada que ver con la pigmentación de la piel o el origen étnico, sino más bien con la rectitud moral y espiritual o la santidad personal y colectiva.

Alma, hijo, por ejemplo, testificó que todos aquellos cuyos “vestidos hayan sido lavados hasta quedar blancos; sí [cuyos] vestidos [están] purificados hasta quedar limpios de toda mancha, mediante la sangre de aquel… [que] habrá de venir para redimir a su pueblo de sus pecados”, deberá “tener un lugar donde sentarse en el reino de Dios, con Abraham, con Isaac, y con Jacob, y también todos los santos profetas, cuyos vestidos están limpios y se hallan sin mancha, puros y blancos” (Alma 5:21, 24).

Sin importar cómo los miembros y líderes de la Iglesia en el pasado o los profetas antiguos pudieron haber interpretado el color de la piel, una cosa es clara: “Actualmente, la Iglesia rechaza las teorías formuladas en el pasado de que la piel negra es una señal de desaprobación o maldición divina, o que refleja las acciones en la vida preterrenal; que los matrimonios de raza mixta son un pecado; y que las personas negras o de otra raza u origen son de alguna manera inferiores a cualquier otra persona. Hoy en día, los líderes de la Iglesia condenan en forma inequívoca todo racismo, pasado y presente, en cualquiera de sus formas”.13

El Libro de Mormón afirma que la salvación por medio de Cristo está disponible para todo el mundo. El color de piel (así como sexo, origen étnico, situación económica, o cualquier otro tipo de condición) no impide que nadie pueda encontrar la plenitud de las bendiciones de nuestro Padre Celestial en esta vida y la salvación en la vida venidera por observar las leyes, ordenanzas y preceptos del evangelio de Jesucristo. Como afirmó Nefi, el Señor invita a todos “los hijos de los hombres… a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres”. Él recuerda a todos los que alguna vez han venido o podrán venir a él, “tanto a los judíos como a los gentiles”, porque “todos son iguales ante Dios” (2 Nefi 26:33).

Otras lecturas

John A. Tvedtnes, “The Charge of ‘Racism’ in the Book of Mormon,” FARMS Review 15, no. 2 (2003): 183–97.

Brant Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, six volumes (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007), 2:114–122. La sección relevante está disponible en línea en FAIR Mormon aquí.

Ethan Sproat, “Skins as Garments in the Book of Mormon: A Textual Exegesis,” Journal of Book of Mormon Studies 24 (2015): 138–65.

“La raza y el Sacerdocio”, en línea en lds.org.

 

1. The Book of Mormon: An Account Written by the Hand of Mormon, upon Plates Taken from the Plates of Nephi (Palmyra, NY: Joseph Smith Jr., 1830), 117 (2 Nephi 30:6).
2. Royal Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon: Part Two, 2 Nephi 11–Mosiah 16 (Provo, UT: FARMS, 2005), 895.
3. Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, 895. John A. Tvedntes ha tratado el tema de la historia textual de este versiculo y su significado. Véase John A. Tvedtnes, “The Charge of ‘Racism’ in the Book of Mormon,” FARMS Review 15/2 (2003): 193–96.
4. Véase de manera general Ian F. Haney-López, “Social Construction of Race: Some Observations on Illusion, Fabrication, and Choice,” Harvard Civil Rights-Civil Liberties Law Review 29 (1994): 1–62, esp. 11–16; Evelyn Nakano Glenn, “The Social Construction and Institutionalization of Gender and Race: An Integrative Framework,” in Revisioning Gender, ed. Myra Marx Ferree, Judith Lorber, and Beth B. Hess (Walnut Creek, CA.: Rowman & Littlefield, 2000), 6–11; Mia Bay, The White Image in the Black Mind: African America Ideas About White People, 1830-1925 (New York, N. Y.: Oxford University Press, 2000); Audrey Smedley and Brian D. Smedley, “Race as Biology is Fiction, Racism as a Social Problem is Real,” American Psychologist 60, no. 1 (January 2005): 16–26; J. Kameron Carter, Race: A Theological Account (New York, N. Y.: Oxford University Press, 2008); Michael Yudell et al., “Taking race out of human genetics,” Science 351, iss. 6273 (5 February 2016): 564–65.
5. Tvedtnes, “The Charge of ‘Racism’ in the Book of Mormon,” FARMS Review 15, no.2 (2003): 185. Al buscar un etnocentrismo antiguo, los antiguos griegos vienen inmediatamente a la mente, quienes estereotiparon a los habitantes no citadinos y los que no hablaban el griego como bestias lanudas que hablaban un lenguaje incoherente. De allí nuestra palabra, “bárbaro”, de la onomatopeya griega para el habla incomprensible de extranjeros. Véase Anthony Pagden, The Fall of Natural Man: The American Indian and the Origins of Comparative Ethnology (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), 15–26.
6. Brant Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007), 2:114.
7. Gardner, Second Witness, 2:115.
8. Gardner, Second Witness, 2:122; cf. Gardner, Second Witness, 2:119–121; Tvedtnes, “The Charge of ‘Racism’ in the Book of Mormon,” 189–190. Otro erudito argumentó que la “piel” oscura de los lamanitas y la “piel” blanca de los nefitas no tiene nada que ver con la pigmentación de la carne, y en cambio se refiere a las prendas de ropa o vestimenta. Véase Ethan Sproat, “Skins as Garments in the Book of Mormon: A Textual Exegesis,” Journal of Book of Mormon Studies 24 (2015): 138–165.
9. Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, 897.
10. Sobre esto, véase Russell W. Stevenson, For the Cause of Righteousness: A Global History of Blacks and Mormonism, 1830–2013 (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2014), 3–36; W. Paul Reeve, Religion of a Different Color: Race and the Mormon Struggle for Whiteness (New York: Oxford University Press, 2015).
11. Tvedtnes, “The Charge of ‘Racism’ in the Book of Mormon,” 195. Véase también Génesis 24:16; 1 Reyes 20:3; Éster 2:7; Salmos 51:7; Eclesiastés 9:8; Lamentaciones 4:7–8; Apocalipsis 7:13; 19:14.
12. Skousen, Analysis of Textual Variants of the Book of Mormon, 898.
13. Véase “La raza y el Sacerdocio”, en línea en lds.org. El Presidente Gordon B. Hinckley del mismo modo amonestó: “[N]adie que haga comentarios ofensivos en cuanto a las personas de otra raza se puede considerar un verdadero discípulo de Cristo. Ni tampoco puede considerar que esté en armonía con las enseñanzas de la Iglesia de Cristo”. Véase Gordon B. Hinckley, “La necesidad de más bondad,” en línea en lds.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón