/ KnoWhys

KnoWhy #425

¿Qué nos enseña el Libro de Mormón acerca del ministerio de ángeles?

septiembre 12, 2018
KnoWhy #425
I Saw Another Angel Fly (Vi a otro ángel volar) por Jorge Cocco
I Saw Another Angel Fly (Vi a otro ángel volar) por Jorge Cocco
“Y porque ha hecho esto, ¿han cesado los milagros, mis queridos hermanos? He aquí, os digo que no; ni han cesado los ángeles de ministrar a los hijos de los hombres”.
Moroni 7:29

El conocimiento

Durante su discurso magistral en Moroni 7, Mormón hizo un aparente desvío en su discurso sobre la función de la fe, la esperanza y la caridad en la vida de sus hermanos y hermanas de la iglesia. Él les recordó de la función que los ángeles tienen en el ministerio del evangelio.1 Esta parte puede parecer fuera de lugar al principio. Sin embargo, una lectura detallada muestra que Mormón estaba usando el ministerio de ángeles como un ejemplo; para demostrar a su propio rebaño cómo deben ministrar a quienes los rodean.

“Porque he aquí, sabiendo Dios todas las cosas, dado que existe de eternidad en eternidad, he aquí, él envió ángeles para ministrar a los hijos de los hombres, para manifestar concerniente a la venida de Cristo; y que en Cristo habría de venir todo lo bueno” (Moroni 7:22).


“De modo que por la ministración de ángeles, y por toda palabra que salía de la boca de Dios, empezaron los hombres a ejercitar la fe en Cristo; y así, por medio de la fe, se aferraron a todo lo bueno; y así fue hasta la venida de Cristo” (Moroni 7:25).

El compendio de Mormón del registro de su pueblo rebosa de relatos y testimonios de ángeles del Señor.2 Por medio de las Escrituras, los ángeles han servido para traer “conocimiento, sacerdocio, consuelo y seguridad de Dios para los mortales”.3 Mormón sabía esto, no solamente de sus propias experiencias personales, sino también por los registros de los grandes milagros de fe en la vida de sus antepasados quienes testificaron que Dios obra de la misma manera “de eternidad en eternidad” al testificar de Cristo.

Con esto en mente, sin embargo, es importante notar que su antigua audiencia vivía en un tiempo de gran iniquidad; un tiempo de guerra y rumores de guerra. Ser un santo en esos días no era fácil, pero el verdadero discipulado nunca fue destinado a serlo. Tomándolo sobre sí mismo para proveer consuelo, Mormón solo les aseguró que “[c]uanto le pidáis al Padre en mi nombre, que sea bueno, con fe creyendo que recibiréis, he aquí os será concedido” (Moroni 7:26). Pero ¿podría tal promesa realmente ser verdad en tiempos tan peligrosos e inestables?

Cualquier conjetura en cuanto a sus pensamientos es especulación, pero nos da una idea potencial de la mente de Mormón cuando dice en algunos versículos más adelante: “¿[H]an cesado los milagros, mis queridos hermanos? He aquí, os digo que no; ni han cesado los ángeles de ministrar a los hijos de los hombres” (Moroni 7:29).

Mormón testificó que aún en su día, la presencia de milagros no era diferente.

Los milagros todavía ocurren y ángeles continúan ministrando.4 Se presentan a sí mismos “a los que tienen una fe fuerte y una mente firme en toda forma de santidad” (Moroni 7:30). No solo a los profetas, sino a cualquiera que posea una fe fuerte.5 Y su oficio, él continuó, era “llamar a los hombres al arrepentimiento” para que “el resto de los hombres tengan fe en Cristo, a fin de que el Espíritu Santo tenga cabida en sus corazones” (Moroni 7:31-32).

El porqué

Si bien este mensaje seguramente tuvo un profundo impacto personal sobre Mormón y sus santos en tiempo de dificultad, ¿qué significa para nosotros el día de hoy? La respuesta puede ser más personal de lo que se piensa.

En el Libro de Mormón, el rey lamanita anti-nefi-lehita convertido habló a su pueblo mientras enfrentaban una destrucción segura:

“Y el gran Dios ha tenido misericordia de nosotros, …por consiguiente, en su misericordia nos visita por medio de sus ángeles, para que el plan de salvación nos sea dado a conocer, tanto a nosotros como a las generaciones futuras” (Alma 24:14).

Solo unos pocos capítulos después, Mormón nos dice que los lamanitas trataban a Ammón y a los otros hijos de Mosíah “como si fuesen ángeles enviados de Dios para salvarlos de una eterna destrucción” (Alma 27:4).

Como estos hermanos enseñaron el arrepentimiento, fueron vistos como ángeles enviados por el Señor. Es importante mencionar aquí que la palabra hebrea malakh, a menudo se traduce como ángel en la Biblia, también se puede traducir como “mensajero”, lo cual encaja con el uso de la palabra de los anti-nefi-lehitas.6

La lección de Mormón en estos pocos versículos cortos no era una tangente. De manera más significativa, era un ejemplo de cómo ellos podrían ejercer la fe, esperanza y la caridad. Él sostuvo a los ángeles del Señor como un modelo de lo que podrían llegar a ser y lo que podrían hacer. Tal como los hijos de Mosíah fueron ángeles para el pueblo de Ammón, los santos en los días de Mormón podrían ser ángeles para su propio pueblo.

En estos últimos días, el élder Jeffrey R. Holland nos ha enseñado profundamente sobre los ángeles, visibles e invisibles, que provienen de ambos lados del velo:

“He hablado de la ayuda celestial, de ángeles enviados a bendecirnos en tiempos de necesidad; pero cuando hablamos de aquellos que son instrumentos en la mano de Dios, se nos recuerda que no todos los ángeles provienen del otro lado del velo; con algunos de ellos caminamos y hablamos… aquí, ahora y todos los días. Algunos de ellos residen en nuestro propio vecindario; algunos de ellos nos dieron la vida y, en mi caso, uno de ellos consintió en casarse conmigo. De hecho, los cielos nunca parecen estar más cerca que cuando vemos el amor de Dios manifestado en la bondad y la devoción de personas tan buenas y puras, que la palabra ‘angélico’ es la única que acude a mi mente”.7

Ahora en día, vivimos en tiempos difíciles tal como Mormón y su pueblo lo hicieron. Muchos de nosotros dudamos. Muchos otros buscan al Señor en oración, buscando respuestas, incluso milagros, para que lleguen de una manera grandiosa y gloriosa. Algunas veces fallamos en detenernos y considerar las pequeñas y simples maneras en que el Señor pone a la gente en nuestro camino. Otras veces pasamos por alto los momentos que inconscientemente servimos como Sus mensajeros y Sus ángeles, al seguir un impulso silencioso. Las maneras en que susurra: “[N]o te preocupes. Sigue adelante. Todavía estoy aquí. Arrepiéntete”.

¿Qué aprendemos de los ángeles por Mormón? Aprendemos la gloriosa realidad de que los días de los milagros no han cesado y ángeles—mortales e inmortales—todavía ministran a los hijos de los hombres.

Otras lecturas

Jeffrey R. Holland, “El ministerio de ángeles“, Liahona, noviembre 2008, 29–31.

Sydney S. Reynolds, “Un Dios de milagros“, Liahona, julio 2001.

Oscar W. McConkie, “Angels“, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York: Macmillan, 1992), 1:40-42.

Larry Evans Dahl, “Angels, Ministry of”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 59–60.

 

1. Véase también Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué afirma Mormón que ‘se aparecieron ángeles… a hombres sabios’? (Helamán 16:14)“, KnoWhy 187, (21 de agosto de 2017).
2. Visitas angelicales ocurrieron a menudo en el Libro de Mormón, algunas veces en múltiples ocasiones. El texto nos dice de visitas a Nefi (hijo de Lehi), Sam, Lamán y Lemuel, Jacob, el rey Benjamín, Alma hijo, los hijos de Mosíah, Amulek, Nefi (hijo de Helamán), Samuel el lamanita, los nefitas reunidos en el templo de la tierra de Abundancia, Mormón y Moroni.
3. Oscar W. McConkie, “Angels”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York: Macmillan, 1992), 1:41.
4. Para un estudio más profundo sobre la función de los ángeles, véase Donald W. Parry, Angels: Agents of Light, Love, and Power (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2013).
5. Larry Evans Dahl, “Angels, Ministry of”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 60.
6. Francis Brown, S. R. Driver y Charles Briggs, A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (Oxford, UK: Clarendon Press, 1951), 521.
7. Jeffrey R. Holland, “El ministerio de ángelesLiahona, noviembre 2008, en línea en lds.org.

Otros formatos

Compartir

Pinterest
Facebook
Twitter

Etiquetas de este KnoWhy

Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón