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KnoWhy #534

¿Qué aprendemos sobre ministrar de la historia de Sherem?

noviembre 5, 2019
KnoWhy #534
Imagen de Historias del Libro de Mormón: Jacob y Sherem a través de Recursos del Evangelio
Imagen de Historias del Libro de Mormón: Jacob y Sherem a través de Recursos del Evangelio
“Y sucedió que fue alimentado por el espacio de muchos días”.
Jacob 7:15

El Conocimiento

En el Libro de Mormón, muchos individuos y grupos se rebelaron contra el Señor y Su Iglesia. Hoy, etiquetamos a algunos de ellos como “anticristos”.1 El primero de estos “anticristos” encontrados entre los nefitas fue un hombre conocido como Sherem.2 Sherem era tradicionalista, alguien que seguía su propia interpretación de la Ley de Moisés.3 Al privilegiar la ley de la manera en que la entendía, él negaba el don y la función de la profecía, menospreciaba las Escrituras para causar dudas sobre la venida del Mesías y demandaba señales de aquellos que afirmaban hablar con Dios (Jacob 7:7–9). Tal como lo señaló Jacob, él “podía emplear mucha lisonja y mucha elocuencia” que podría “derribar la doctrina de Cristo” (Jacob 7:2–4).

Sherem buscó sacudir la fe de Jacob. Acusó a Jacob de no entender la Ley de Moisés y de cometer los crímenes de blasfemia, falsa profecía y desviar al pueblo (Jacob 7:7). Su “ministerio” entre los nefitas, sin embargo, se acortaría. En su último enfrentamiento con el profeta Jacob en la ciudad de Nefi, Sherem negó la divinidad de Cristo y exigió una señal por el “poder del Espíritu Santo, por medio del cual [sabía] tanto” (Jacob 7:13). Jacob respondió poderosamente:

“Y le dije: ¿Quién soy yo para que tiente a Dios para que te muestre una señal en esto que tú sabes que es verdad? Sin embargo, la negarás, porque eres del diablo. No obstante, no sea hecha mi voluntad; mas si Dios te hiriere, séate por señal de que él tiene poder tanto en el cielo como en la tierra; y también de que Cristo vendrá. ¡Y sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la mía!” (Jacob 7:14)

Y tal como lo registró Jacob, el “poder del Señor vino sobre [Sherem], de tal modo que cayó a tierra” (Jacob 7:15). Después de un periodo de ser alimentado por las personas de la ciudad de Nefi, y probablemente junto con una sincera reflexión, pidió que las personas se reunieran de nuevo alrededor de él, y “negó las cosas que les había enseñado, y confesó al Cristo y el poder del Espíritu Santo y la ministración de ángeles” (Jacob 7:17). Admitió que había sido engañado por el poder de Satanás, el adversario y “[temía] que haya cometido el pecado imperdonable” (Jacob 7:19). Y con eso, “entregó el espíritu” (Jacob 7:20). Así fue como terminó Sherem.

El por qué

Pareciera que después que Jacob había concluido sus comentarios sobre la alegoría de Zenós en Jacob 6, él no había tenido la intención de escribir más. Tal como Robert L. Millet señaló, el profeta terminó Jacob 6 con una despedida a sus lectores: “Por último, me despido de vosotros, hasta que os vuelva a ver ante el placentero tribunal de Dios…” (Jacob 6:13). Esto parecía el final de su registro. Pero Jacob de inmediato sintió que su experiencia posterior con Sherem necesitaba ser preservada y añadida.4 Bien pudo haber varias razones legales y doctrinales para esta inclusión,5 y pudo haber habido otras razones también.

Por ejemplo, hay muchos “Sherems” entre nosotros.6 En una Conferencia General de octubre de 1981, el élder Carlos E. Asay habló acerca de los anticristos del Libro de Mormón:

Cuando leemos acerca de los anticristos de épocas pasadas… nos preguntamos cómo podía la gente ser tan crédula, tan fácil de descarriar. Y… nos inclinamos a relegar a los anticristos a un rincón de la historia y seguimos ingenuos nuestro camino. Esto puede ser muy peligroso. … Muchos están aún entre nosotros y han esparcido nuevas mentiras y falsas acusaciones. Estos asesinos de la fe y ladrones de testimonios se valen de contactos personales, así como de la radio, la televisión y otros medios de comunicación para sembrar dudas y perturbar la paz de los creyentes fieles.7

Es verdad que el Libro de Mormón provee un antídoto para estas sofisterías. Jacob recordó a los lectores la defensa más importante que los santos tienen en contra de aquellos que los pueden sacudir. Cuando Sherem buscó destruir su fe, Jacob recordó sus propias experiencias. “[H]abía oído la voz del Señor hablándome con sus propias palabras de cuando en cuando; por tanto, yo no podía ser descarriado” (Jacob 7:5). Además, después de la muerte de Sherem, fue que “la paz y el amor de Dios nuevamente se restablecieron entre el pueblo” al buscarlo en las Escrituras (Jacob 7:23).

El relato de Jacob demuestra cómo la revelación personal y un sólido conocimiento de las Escrituras, al buscarlo diligentemente, puede nutrirnos y prepararnos para tiempos inesperados de dudas y adversidad. Nos ayudan a reconocer los engaños del adversario. Tal como el testimonio de Jacob lo fundamentó, así nuestro testimonio personal del Salvador, nutrido por el estudio de las Escrituras y complementado por los “mejores libros” (DyC 88:118), nos mantienen firmes ahora en día.

Jacob menciona que después de que Sherem “cayó a tierra… fue alimentado por el espacio de muchos días” (Jacob 7:15). Podemos preguntarnos quién lo cuidó durante ese tiempo. ¿Fue Jacob u otros entre los nefitas? Además de alimentarlo y atender sus necesidades físicas, uno podría preguntarse si también nutrieron su espiritualidad, enseñándole las Escrituras y las doctrinas que no había comprendido (Jacob 7:10). Después de muchos días, Sherem se dio cuenta que no se estaba recuperando. Él pidió al pueblo que se reunieran para que pudiera hablarles antes de que muriera (Jacob 7:16) y allí fue donde confesó públicamente el error de sus caminos. La confesión de Sherem fue “completa” y “sincera”.8

Nunca debemos renunciar a nuestros amigos o seres queridos que puedan haber sido atrapados por la falsa doctrina y la sofistería. El Salvador consoló a los nefitas con respecto a aquellos que se han extraviado: “No obstante, no lo[s] echaréis de vuestras sinagogas ni de vuestros lugares donde adoráis, porque debéis continuar ministrando por estos; pues no sabéis si tal vez vuelvan, y se arrepientan, y vengan a mí con íntegro propósito de corazón, y yo los sane; y vosotros seréis el medio de traerles la salvación” (3 Nefi 18:32).

A menudo podemos encontrar que todavía podemos ministrar a aquellos que tienen dificultades para llegar a comprender la verdad. Así como el pueblo de Nefi alimentó a Sherem, nosotros podemos rescatar a las personas a nuestro alrededor al ministrarles. Nuestro amor, servicio desinteresado y el ejemplo puede hacer la diferencia en ayudar a restaurar la paz y el amor de Dios entre nuestras comunidades.

 

Este KnoWhy fue posible gracias a las generosas contribuciones de Arlo y Jackie Luke

Otras lecturas

Élder Carlos E. Asay, “La oposición a la obra de Dios”, Liahona, noviembre de 1981, en línea en churchofjesuschrist.org.

Russell M. Frandsen, “Antichrists”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 1:44–45.

Robert L. Millet, “Sherem the Anti-Christ”, en Jacob through Words of Mormon, To Learn with Joy, Book of Mormon Symposium Series, Volume 4, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1990), 175–191.

John W. Welch y Greg Welch, “Three Diverse Opponents of the Nephites,” Charting the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 1999), 122.

 

1. Se debe señalar que solamente se hace referencia de Korihor específicamente como un “anticristo” en el Libro de Mormón (Alma 30:6). La definición de “anticristo” para los santos de los últimos días es alguien que a sabiendas “niega la divinidad de Jesucristo o las partes esenciales de Su evangelio”. Tales personas “se oponen activamente a los seguidores de Cristo” y “buscan destruir su fe”. Para alabar al mundo y obtener ganancias, reúnen seguidores que los apoyen en sus maldades, tanto financiera como ideológicamente. Véase Russell M. Frandsen, “Antichrists”, en Encyclopedia of Mormonism, 4 vols., ed. Daniel H. Ludlow (New York, NY: Macmillan, 1992), 1:44–45.
2. Algunos eruditos han argumentado que Sherem probablemente no era un lehita por la manera en que Jacob lo introduce: “[V]ino entre el pueblo de Nefi un hombre [que] tenía un conocimiento perfecto de la lengua del pueblo” (Jacob 7:1-3). El que mencione la habilidad de Sherem con la lengua del pueblo, solo una generación después de que llegaron a la tierra prometida, sería desconcertante si fuera descendiente de Lehi. Además, parece que Sherem no conocía personalmente a Jacob, uno de los progenitores del pueblo nefita (Jacob 7:6), otra irregularidad si fuera descendiente de Lehi. Independientemente de sus orígenes, los métodos de Sherem eran similares a los otros que lo seguirían. Véase John L. Sorenson, “When Lehi’s Party Arrived in the Land, Did they Find Others There?Journal of Book of Mormon Studies 1, no.1 (1992): 4; Kevin Christensen, “The Deuteronomist De-Christianizing of Old Testament”, FARMS Review 16, no. 2 (2004): 86–88.
3. John W. Welch y Greg Welch, “Three Diverse Opponents of the Nephites”, Charting the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 1999), 122.
4. Robert L. Millet, “Sherem the Anti-Christ”, en Jacob through Words of Mormon, To Learn with Joy, Book of Mormon Symposium Series, Volume 4, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate, Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1990), 175–176.
5. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué murió Sherem? (Jacob 7:7)”, KnoWhy 73 (31 de marzo de 2017). Véase también John W. Welch, “The Case of Sherem”, en The Legal Cases in the Book of Mormon (Provo, UT: Brigham Young University Press, 2008), 107–137, y John W. Welch, “Sherem’s Accusations against Jacob”, en Pressing Forward with the Book of Mormon, ed. John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1999), 84–87.
6. De ellos, el profeta José Smith dijo: “[E]l hombre que se levante para condenar a los demás, criticando a la Iglesia, diciendo que se han desviado, mientras que él es justo, sepan sin duda alguna que ese hombre va por el camino que conduce a la apostasía; y si no se arrepiente, así como Dios vive, apostatará”. Véase ENSEÑANZAS DE LOS PRESIDENTES DE LA IGLESIA JOSÉ SMITH, 156–157, 193, en Millet, “Sherem the Anti-Christ”, 178.
7. Élder Carlos E. Asay, “La oposición a la obra de Dios”, Liahona, noviembre de 1981.
8. John W. Welch y Greg Welch, “Three Diverse Opponents of the Nephites”, Charting the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 1999), 122.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón