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KnoWhy #547

¿Por qué profetizó Nefi de Cristóbal Colón?

enero 29, 2020
KnoWhy #547
Imagen de Book of Mormon Central. Contiene: retrato de un hombre, se dice que es Cristóbal Colón por Sebastiano del Piombo, ca.1519 a través de Wikimedia Commons; Mapa mundial ca.1689 a través de Wikimedia Commons; Fotografía del Libro de Mormón
Imagen de Book of Mormon Central. Contiene: retrato de un hombre, se dice que es Cristóbal Colón por Sebastiano del Piombo, ca.1519 a través de Wikimedia Commons; Mapa mundial ca.1689 a través de Wikimedia Commons; Fotografía del Libro de Mormón
“Y miré, y vi entre los gentiles a un hombre que estaba separado de la posteridad de mis hermanos por las muchas aguas; y vi que el Espíritu de Dios descendió y obró sobre él; y el hombre partió sobre las muchas aguas, sí, hasta donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida”
1 Nefi 13:12

El Conocimiento

Cuando Nefi presenció los eventos futuros que llevarían al cumplimiento de todos los convenios que Dios había hecho con su posteridad, vio una visión donde “muchas aguas… separaban a los gentiles de la posteridad de mis hermanos”. Luego vio “entre los gentiles a un hombre” que, inspirado por el “Espíritu de Dios”, cruzó “las muchas aguas, sí, hasta donde estaban los descendientes de mis hermanos que se encontraban en la tierra prometida”. El improbable éxito de este gentil abrió el camino para que “otros gentiles” cruzaran “las muchas aguas”. En poco tiempo, hubo “muchas multitudes de gentiles sobre la tierra de promisión” y la simiente de los hermanos de Nefi “fueron dispersados delante de los gentiles, y afligidos” (1 Nefi 13:10–14).

Los Santos de los Últimos Días han identificado a este “hombre” que inició la venida de “muchas multitudes de gentiles” como Cristóbal Colón, quien viajó a través del Atlántico a las islas del Caribe (aunque él pensó que había llegado a la India) en 1492.1 De acuerdo con Laurence Bergreen, “los viajes de Colón al Nuevo Mundo difieren de todos los eventos anteriores al alcance de un drama humano y su impacto ecológico. Antes de él, el Viejo y el Nuevo Mundo seguían siendo continentes, ecosistemas y sociedades separados y distintos; desde entonces, sus destinos se han unido, para bien o para mal”.2

Colón realizó cuatro viajes al Nuevo Mundo entre 1492 y 1504 en los que se encontró con los pueblos nativos de las Bahamas y las islas del Caribe, incluidas Cuba, La Española y Jamaica. No fue hasta su tercer viaje que llegó a la costa de Venezuela y comenzó a darse cuenta de que no había descubierto simplemente islas, sino un continente enorme y previamente desconocido. Finalmente, en su cuarto viaje exploró las costas de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, conociendo e interactuando con nativos en todas estas tierras.3

Aquellos que han estudiado el primer viaje de Colón, en particular, se han impresionado por la manera en la que Colón navegó perfectamente, a pesar de navegar en aguas desconocidas y al tener solo medios rudimentarios para determinar dónde estaba. Samuel Eliot Morison comentó que “ningún hombre que ha vivido, limitado con los instrumentos y los medios a disposición de Colón, podría haber obtenido algo cercano con la precisión de sus resultados”.4 Mientras que muchos hoy en día podrían atribuir esto a la brillantez o habilidad de Colón, o incluso a la pura suerte, el mismo Colón lo atribuyó a la guía del Señor.5 “¿Quién podría dudar”, escribió después, “que este ímpetu no era meramente mío, sino también del Espíritu Santo… instándome a seguir adelante?”6

Los motivos de Colón para intentar su travesía transatlántica eran muchos y complejos y en años recientes justamente se ha criticado que llegó a causar controversia cuando él y sus hombres a menudo daban un trato duro y violento a los nativos.7 Sin embargo, a lo largo de su vida, Colón afirmó que sus motivos principales para cruzar el Atlántico fueron religiosos y creía que estaba cumpliendo las declaraciones y las profecías bíblicas acerca del final de los tiempos que se encontraban en Isaías que mencionan “las islas del mar” en Juan 10:16 acerca de las “otras ovejas”.8

Si bien los escritos que describen las convicciones religiosas de Colón se conocen desde hace mucho tiempo, solo recientemente se han comenzado a tomar en serio. En el siglo XIX y a principios del siglo XX, los eruditos prefirieron representar a Colón como un científico racional y explorador.9 A medida que ha llegado a ser más controversial, las interpretaciones de sus motivos han llegado a ser más cínicas, a finales del siglo XX y a principios del siglo XXI los historiadores han tendido a verlo más como un oportunista codicioso, cuyas pretensiones piadosas fueron meramente una máscara utilizada en sus esfuerzos por convencer a Fernando e Isabel para que apoyaran sus esfuerzos.10

Sin embargo, otros historiadores han desafiado este punto de vista, insistiendo que mientras los motivos de gloria, oro y codicia sin duda jugaron un papel importante en el viaje de Colón, sus convicciones religiosas fueron reales y sinceras. Pauline Moffitt Watts, Leonard I. Sweet y más recientemente Carol Delaney han argumentado persuasivamente que Colón fue impulsado por un punto de vista religioso en donde él mismo se vio desempeñando un papel crucial como un instrumento de Dios en el desarrollo de los eventos de los últimos tiempos.11

El por qué

Si Colón es, de hecho, el “hombre” entre los gentiles visto por Nefi en su visión, eso confirmaría que él verdaderamente tuvo una función importante en desarrollar el drama apocalíptico del final de los tiempos, pero no la función que él pensó que tenía.12 De hecho, el Espíritu Santo “obró sobre él”, pero no para que descubriera el paso a las Indias y llevar a cabo la conquista cristiana de Jerusalén. Era para encontrar a “los descendientes de [los hermanos de Nefi] que se encontraban en la tierra prometida” (1 Nefi 13:12).

Es importante reconocer que no todo lo que hizo Colón fue inspirado por Dios. Nefi solo dice que el Espíritu lo inspiraría a cruzar las muchas aguas. No dice nada que respalde las acciones de Colón después de llegar a la tierra prometida. Colón no fue tan cruel con los nativos como muchos otros, pero fue un hombre de su época que explotó y esclavizó a los nativos con los que tuvo contacto y abrió las puertas para la conquista europea.13 De hecho, tal como Nefi profetizó, la llegada de “hombre” entre los gentiles, llevó a la trágica dispersión y destrucción de los lamanitas en todo el Nuevo Mundo (1 Nefi 13:14).

Pero los viajes de Colón también pusieron en marcha una serie de eventos que llevaron a la restauración del evangelio de Jesucristo, incluyendo la publicación del Libro de Mormón y su uso para restaurar a los hijos de Lehi al conocimiento de su estado privilegiado como el pueblo del convenio del Señor (1 Nefi 13:33-42; 1 Nefi 15:14).14 Hoy, las promesas del Señor a los hijos de Lehi se están cumpliendo (véase DyC 3:18–19).

Reconocer a Colón también tiene implicaciones sobre cómo entendemos la identidad lamanita y la importancia que tiene la tierra prometida para la posteridad de Lehi. Nefi dice específicamente que este hombre llegaría a la tierra de promisión e interactuaría con la semilla de los lamanitas. Si bien esto no significa necesariamente que los eventos del Libro de Mormón tuvieron lugar en las islas del Caribe o algún otro lugar que Colón haya visitado, sugiere que estas islas, junto con la costa norte de Sudamérica y al sur de Centroamérica, son parte de la tierra de promisión de la posteridad de Lehi.15 Además sugiere que Lehi es un antepasado de los pueblos nativos en esas tierras y que tienen derecho a todas las bendiciones que el Señor tiene reservadas para ese linaje elegido.16

Otras lecturas

Clark B. Hinckley, Christopher Columbus: “A Man Among the Gentiles” (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2014).

Arnold K. Garr, Christopher Columbus: A Latter-day Saint Perspective (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 1992).

Grant R. Hardy, “Columbus: By Faith or Reason?” en Reexploring the Book of Mormon, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 32–36.

 

1. Véase, por ejemplo, Hugh Nibley, The Prophetic Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1989), 49–53; Grant Hardy, “Columbus: By Faith or Reason?” en John W. Welch, ed., Reexploring the Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 32–36; Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 vols. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987–1992), 1:91–92; Arnold K. Garr, Christopher Columbus: A Latter-day Saint Perspective (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 1992), 1–5; De Lamar Jensen, “Columbus and the Hand of God”, Ensign, octubre de 1992, en línea en churchofjesuschrist.org; Daniel C. Peterson, “Christ-Bearer”, FARMS Review of Books 8, no. 1 (1996): 107–108; Monte S. Nyman, Book of Mormon Commentary, 6 vols. (Orem, UT: Granite Publishing, 2003), 1:172–173; Arnold K. Garr, “Columbus, Christopher”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2003), 210–211; Brant A. Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2007), 1:232–233; Clark B. Hinkley, Christopher Columbus: “A Man Among the Gentiles”, (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2014), 15–18. Varios profetas y apóstoles han afirmado esta interpretación. Por ejemplo, Gordon B. Hinckley, “La edificación de nuestro propio tabernáculo”, Liahona (noviembre de 1992):52. Varios ejemplos son citados por McConkie y Millet, Garr y Gardner. Se pueden ver más ejemplos en citas de 1 Nefi 13:12 que se encuentran en el Índice de citas de las Escrituras en scriptures.byu.edu. Véase también Ven, sígueme —Para uso individual y familiar Libro de Mormón 2020 (Salt Lake City, UT: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 2019), 15.
2. Laurence Bergreen, Columbus: The Four Voyages, 1492–1504 (New York, NY: Penguin Books, 2012), 7.
3. Para conocer más detalles de estos cuatro viajes, véase J. M. Cohen, trans., Christopher Columbus: The Four Voyages (New York, NY: Penguin Books, 1969); William Lemos, “Voyages of Columbus”, en The Christopher Columbus Encyclopedia, ed. Silvio A. Bedini (Basingstoke, Macmillan Publishers, 1992), 693–728.
4. Samuel Eliot Morison, Admiral of the Ocean Sea: A Life of Christopher Columbus, 2 vols. (Boston, MA: Little, Brown & Co., 1942), 1:252. Morison fue parte de una expedición a finales de la década de 1930 para recapitular los cuatro viajes de Colón, y por lo tanto, habló de su propia experiencia de navegación.
5. Christopher Columbus, Letter from the Admiral to the King and Queen, en Libro de las profecías, 105: “Con una mano que se podía sentir”, él escribió, “el Señor abrió mi mente al hecho de que sería posible navegar de allí a las Indias”.
6. Christopher Columbus, Letter from the Admiral to the King and Queen, en Libro de las profecías, 105.
7. Para conocer los antecedentes sobre el trato duro a los nativos caribeños por Colón y los españoles, véase William F. Keegan, “Pacification, Conquest, and Genocide”, en Columbus Encyclopedia, 532–535; Bergreen,  Columbus, 119–219.
8. Véase Delno C. West and August Kling, trans., The Libro de las profecías of Christopher Columbus (Gainesville, FL: University of Florida Press, 1991).
9. Véase, por ejemplo, Samuel Eliot Morison, Admiral of the Ocean Sea: A Life of Christopher Columbus, 2 vols. (Boston, MA: Little, Brown & Co., 1942). Escritores del siglo XIX como Washington Irving y Alexander von Humbolt, de la misma manera representaron a Colón como si estuviera motivado principalmente por razones científicas. Véase la discusión en “Columbus: By Faith or Reason?” en Reexploring the Book of Mormon, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 32–35. Para conocer más información sobre Colón en la literatura americana, véase Terence Martin, “Columbus in American Literature”, en Columbus Encyclopedia, 433–435.
10. Véase, por ejemplo, Felipe Fernandez-Armesto 1492: The Year the World Began (New York, NY: HarperOne, 2009), 177–204; Bergreen, Columbus. Sus convicciones posteriores se toman algo más en serio, y se cree que son sinceras pero delirantes por Fernández-Armesto y otros.
11. Pauline Moffitt Watts, “Prophecy and Discovery: On the Spiritual Origins of Christopher Columbus’s ‘Enterprise of the Indies’”, American Historical Review 90, no. 1 (1985): 73–102; Leonard I. Sweet, “Christopher Columbus and the Millennial Vision of the New World”, Catholic Historical Review 72, no. 3 (1986): 369–382; Carol Delaney, “Columbus’s Ultimate Goal: Jerusalem”, Society for Comparative Study of Society and History 48, no. 2 (2006): 260–292. Véase también Carol Delaney, Columbus and the Quest for Jerusalem (London: Duckworth Overlook, 2012); Delno C. West and August Kling, “The Piety and Faith of Christopher Columbus”, en Libro de las profecías, 41–77.
12. Para conocer la perspectiva los Santos de los Últimos Días sobre la participación de Colón en la historia providencial, véase Arnold K. Garr, “Christopher Columbus: Man of Destiny”, en Window of Faith: Latter-day Saint Perspectives on World History, ed. Roy A. Prete (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 2005), 291–310.
13. Mientras que la visión heroica de Colón sobrepasa o minimiza los defectos y el maltrato a los nativos, el punto de vista cada vez más común de Colón como el villano culpable de crímenes atroces, es responsable de simplificar demasiado la historia. Véase Carla Rahn Phillips, “Myth of Columbus”, en Columbus Encyclopedia, 494–497; Delaney, Columbus and the Quest, 238.
14. Véase élder Larry Echo Hawk, “Venid a mí, oh casa de Israel”, Liahona, noviembre de 2012.
15. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Dónde se encuentra la tierra de promisión?  (2 Nefi 1:5) “, KnoWhy 497 (6 de febrero de 2019).
16. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Quiénes son los lamanitas?  (2 Nefi 5:14) “, KnoWhy 486 (14 de enero de 2019).

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón