/ KnoWhys

KnoWhy #225

¿Por qué la paz duró tanto tiempo en 4 Nefi?

octubre 12, 2017
KnoWhy #225
Love Story Mural (Mural de historia de amor) por Minerva Teichert
“[Y] ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios”.
4 Nefi 1:16

El Conocimiento

La etapa histórica registrada en 4 Nefi ha sido descrita como el “tiempo más glorioso, feliz, progresista e iluminado en todas las civilizaciones jareditas, nefitas y lamanitas combinadas”.1 Mormón registró: “[C]iertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios” (4 Nefi 1:16). Andrew C. Skinner explicó: “En cuarenta y nueve versículos cortos se nos muestra el funcionamiento práctico de la ley del reino celestial, el verdadero orden del cielo en la tierra y el patrón ideal de servicio de bienestar”.2

No obstante, a pesar del escaso resumen de Mormón, puede causar que los lectores se pregunten cómo es que los nefitas sostuvieron casi dos siglos de paz ininterrumpida.3 Mientras que Mormón dio una breve descripción de los rasgos sociales los cuales sustentan y dieron como resultado tal paz, 4 Robert A. Rees ha sugerido que esta estabilidad duradera se debió al menos a los acontecimientos dramáticos y conmovedores que rodearon la visita de Cristo. Rees dijo:

Si hubieras sido un niño durante ese momento tan importante, imagina cómo sería tu vida por el resto de tus días; imagina las historias que contarías a los demás acerca de la oscuridad que te rodeaba toda la noche y cómo, en ese momento de profunda desesperación, la luz llegó primero como una voz y luego como un rayo que se transformó en una persona tan brillante como el sol, y cómo su luz fluyó en tus ojos y en tu corazón, haciendo que tu cuerpo entero se iluminara con la luz del sol.5

Tales experiencias sin duda debieron haber dejado impresiones duraderas y son un indicador de que “amar, bendecir y enseñar a los niños debe haber sido una parte integral de la misión [de Cristo]”.6 Aquellos que eran niños en el tiempo de la visita de Cristo habían crecido para ser los padres y los abuelos de las nuevas generaciones. Rees propuso que “estos grandes acontecimientos, estas poderosas narrativas personales de la luz dominando la oscuridad, debieron haber sido contados y narrados” entre el pueblo.7

Por otra parte, es posible que estas historias sagradas hayan sido transmitidas a las nuevas generaciones tal como santos fieles “perseverando en el ayuno y en la oración, y reuniéndose a menudo, tanto para orar como para escuchar la palabra del Señor” (4 Nefi 1:12).8

Como hijos y nietos participaban del sacramento y adoraban junto con aquellos que habían participado en los grandes acontecimientos del ministerio de Cristo, ellos también habrían sentido el poder del amor y la misericordia de Cristo.9 Ellos habrían escuchado las historias de sus sublimes oraciones y sanaciones milagrosas.10 Ellos habrían escuchado los testimonios de aquellos que habían visto, oído y sentido personalmente al Salvador resucitado.11 En este espíritu de unidad, habrían obtenido sus propios testimonios de la bondad de Cristo.

El Porqué

Mientras que las sociedades de todas las épocas han buscado la clave para una paz y felicidad duraderas, pocas lo han conseguido.12 Algunos se han dedicado exclusivamente a reformas sociales a gran escala o a medidas legislativas amplias. Sin embargo, aunque tales esfuerzos a veces logran mucho bien, tienden a carecer del cuidado personalizado y del amor transformador que emana de Jesucristo y su expiación.

El élder Dale G. Renlund ha enfatizado que “[c]uanta más distancia hay entre el que da y el que recibe, mayor derecho cree tener el que recibe”.13 Notablemente, cada siguiente generación en 4 Nefi se alejó de aquellos que tuvieron contacto personal con el Salvador, también se alejaron de Su paz, amor y alegría.14 Después, Mormón registró que los del pueblo “degeneraron en la incredulidad e iniquidad de año en año” (4 Nefi 1:34).15

Sin embargo, en cuanto a los que se mantuvieron justos, Nefi hijo de Lehi profetizó que “el Hijo de Justicia se les aparecerá; y él los sanará, y tendrán paz con él hasta que hayan transcurrido tres generaciones” (2 Nefi 26:9). La frase “tendrán paz con él” propone que las tres primeras generaciones estuvieron de alguna manera acompañadas por Jesús. Mientras que la declaración de Nefi ciertamente se relaciona con la unidad espiritual, Mormón confirmó su cumplimiento literal al informar que después de la visita de Cristo de tres días, Él “se les manifestaba con frecuencia, y partía pan a menudo, y lo bendecía, y se lo daba” (3 Nefi 26:13).

Mientras que las instituciones mundanas tienden a distanciar cada vez más a los receptores de sus emisores, la institución divina del sacramento tiene la intención de eliminar la brecha entre los receptores individuales y su verdadero emisor, Jesucristo. Permitió a las nuevas generaciones en 4 Nefi sentir en sus corazones lo que sus antepasados sintieron y, quizás en ocasiones, experimentar la visita personal de Cristo para sí mismos.

De hecho, la única explicación clara de Mormón sobre cómo la gente obtuvo tal paz y felicidad fue “a causa del amor de Dios que moraba en el corazón del pueblo” (4 Nefi 1:15).16 Este amor—que Moroni llamaba “el amor puro de Cristo” (Moroni 7:47)—fue ciertamente otorgado a creyentes fieles de acuerdo con la promesa sacramental de Cristo: “[T]endréis mi Espíritu para que esté con vosotros” (3 Nefi 18:11).

Afortunadamente, el Señor en Su gran misericordia ha restaurado las bendiciones de la santa cena en los últimos días (véase DyC 20:75-79). El élder Dallin H. Oaks ha enseñado: “La ordenanza de la Santa Cena hace que la reunión sacramental sea la más sagrada e importante de la Iglesia. Es la única reunión del día de reposo a la que toda la familia puede asistir junta”.17 Esta ordenanza unificadora permite que cada individuo digno y cada familia justa se acerquen a Jesús, de modo que, al igual que las benditas generaciones en 4 Nefi, ellos también “tendrán paz con él” (2 Nefi 26:9, énfasis añadido) “a causa del amor de Dios” (4 Nefi 1:15).

Otras Lecturas

Robert A. Rees, “Children of Light: How the Nephites Sustained Two Centuries of Peace “, en Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner y Gaye Strathearn (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 309-328.

M. Gawain Wells, “The Savior and the Children in 3 Nephi,” Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 62–73, 129.

Lindon J. Robinson, “‘No Poor Among Them“, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 86–97, 130.

Byron R. Merrill, “There Was No Contention“, en Fourth Nephi, From Zion to Destruction, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1995), 167–183.

 

 

1. D. Kelly Ogden y Andrew C. Skinner, Verse by Verse: The Book of Mormon, 2 vols. (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2011), 2:228.
2. Andrew C. Skinner, “The Course of Peace and Apostasy: 4 Nephi–Mormon 2,” en Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson, Studies in Scripture: Volume 8 (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 218.
3. Para una posible explicación de la falta de información de Mormón en 4 Nefi, véase Brant A. Gardner, “Mormon’s Editorial Method and Meta-Message,” FARMS Review 21, no. 1 (2009): 99–105.
4. Mormón informó que el pueblo “tenía en común todas las cosas” (4 Nefi 1:3). Los discípulos obraban toda clase de milagros “en el nombre de Jesús” (v. 5).  El pueblo “se multiplicó con gran rapidez” y “se casaban y se daban en matrimonio” (vv. 10-11). No hubo “envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni ninguna clase de lascivia… [ni] ladrones, ni asesinos, ni lamanitas, ni ninguna especie de -itas” (vv. 16-17). La imagen que esta descripción proyecta es de una igualdad económica, de los dones espirituales completamente activos, de los matrimonios y familias amorosas, y de la eliminación del crimen, del pecado, y de las distinciones sociales malsanas. Para más análisis y aplicación de estas benditas condiciones, véase Marlin K. Jensen, “Living after the Manner of Happiness“, Ensign, December 2002, en línea lds.org; Lindon J. Robinson, ” ‘No Poor Among Them “, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 86–97, 130.
5. Robert A. Rees, “Children of Light: How the Nephites Sustained Two Centuries of Peace,” en Third Nephi: An Incomparable Scripture, ed. Andrew C. Skinner y Gaye Strathearn (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book y Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2012), 320-321.
6. M. Gawain Wells, “The Savior and the Children in 3 Nephi,” Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 1 (2005): 66.
7. Rees, “Children of Light,” 321.
8. Que estas reuniones fueran de naturaleza sagrada se evidencia parcialmente por la declaración inicial de Mormón de que “ya no se guiaban por las prácticas y ordenanzas de la ley de Moisés” (4 Nefi 1:12). El sacrificio expiatorio de Cristo señaló el cumplimiento de estas ordenanzas mosaicas y condujo a una ley superior acompañada por la ordenanza del sacramento. Por otra parte, el uso que hizo Mormón de la frase “reuniéndose a menudo” en 4 Nefi 1:12 refleja el mandamiento de Cristo de que “os reuniréis con frecuencia” que se encuentra en el contexto sacramental de 3 Nefi 18:22. Es evidente que estas reuniones cumplían el mandato de Cristo cuando dijo, “hacéis siempre estas cosas”; que se refería a las reuniones y ordenanzas sacramentales (3 Nefi 18:12).
9. Véase Richard Lloyd Anderson, “Religious Validity: The Sacrament Covenant in Third Nephi,” in By Study and Also By Faith: Studies in Honor of Hugh Nibley, 2 vols., ed. John M. Lundquist y Stephen D. Ricks (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1990), 2:1-51; Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué el Salvador enfatizó su cuerpo resucitado durante la administración de la Santa Cena entre los nefitas? (3 Nefi 18:7)“, KnoWhy 211 (22 de Septiembre 2017).
10. Por ejemplo, los que presenciaron a Jesús orando por ellos registraron que “no hay lengua que pueda hablar, ni hombre alguno que pueda escribir, ni corazón de hombre que pueda concebir tan grandes y maravillosas cosas como las que vimos y oímos a Jesús hablar; y nadie puede conceptuar el gozo que llenó nuestras almas cuando lo oímos rogar por nosotros al Padre” (3 Nefi 17:17).
11. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesucristo ministró al pueblo uno por uno?(3 Nefi 18:7)“, KnoWhy 209 (20 de Septiembre 2017).
12. Véase Byron R. Merrill, “There Was No Contention,” en Fourth Nephi, From Zion to Destruction, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1995), 169: “Con períodos de paz tan poco comunes en la narración, tener un tiempo sin disputas debe haber parecido a Mormón una condición prácticamente inalcanzable. Considerando las circunstancias de sus días en comparación con toda la historia que había revisado, Mormón menciona la ausencia de contención cuatro veces en 17 versículos como para convencerse de tal asombro, para disipar la creencia de que esto es solo una meta celestial, y para reforzar la posibilidad de un pueblo que no contiende”.
13. Dale G. Renlund, “[Para que] pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres”, Liahona , abril 2016, 39, en línea en lds.org.
14. Para Mormón el primer indicio de decadencia social fue que una “pequeña parte del pueblo… se había rebelado contra la iglesia” (4 Nefi 1:20). Al alejarse a si mismo de los convenios y ordenanzas de Cristo, empezaron a “[enzalzarse] en el orgullo”, llenándose de codicia y a “dividirse en clases” (vv. 24-26). Después de “doscientos diez años, ya había en la tierra un gran número de iglesias… que profesaban conocer al Cristo, y sin embargo, negaban la mayor parte de su evangelio” (v. 27).
15. Resumiendo las declaraciones de Hugh Nibley de la caída nefita, John Welch explicó que “primero empezaron aislarse. Después surgió su etnia – y enseñaron a sus niños a odiar a los nefitas o a los lamanitas. Luego se nacionalizaron, se militarizaron, marcaron territorio, se regionalizaron, formaron tribus, se separaron, se dividieron, se polarizaron, se pulverizaron, y por fin se evaporaron”. Véase John W. Welch, “Understanding the Sermon at the Temple: Zion Society,” en Hugh Nibley, Teachings of the Book of Mormon, 4 vols. (American Fork y Provo, UT: Covenant Communications and FARMS, 2004), 4:172. Para un estudio más extenso de este tema, véase Hugh Nibley, The Prophetic Book of Mormon, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 8 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 530–531.
16. Véase John H. Groberg, “El poder del amor de Dios“, Liahona, octubre 2004, en línea en lds.org: “Si tenemos el amor de Dios, podemos hacer, ver y comprender cosas que de otro modo no podríamos ver ni comprender. Llenos de Su amor podemos… evitar la contención, renovar la fortaleza y bendecir y ayudar a los demás de maneras que aún a nosotros nos sorprenderían”.
17. Dallin H. Oaks, “La reunión sacramental y la Santa Cena“, Liahona, octubre 2008, 17, en línea en lds.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón