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KnoWhy #446

¿Por qué el Libro de Mormón advierte que el lago de fuego y azufre espera a los pecadores en la vida venidera?

octubre 23, 2018
KnoWhy #446
"Lake of Fire" (Lago de fuego) de Spell 126 del Libro de los Muertos, a través de Universität Heidelberg
"Lake of Fire" (Lago de fuego) de Spell 126 del Libro de los Muertos, a través de Universität Heidelberg
“[E] irán al fuego eterno, preparado para ellos; y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuya llama asciende para siempre jamás, y no tiene fin”
2 Nefi 9:16

El conocimiento

Varios pasajes en el Libro de Mormón hablan del tormento eterno en un “lago de fuego y azufre [sulfuro]” como el destino de los pecadores que murieron sin haberse reconciliado con Dios. El profeta Jacob, hermano de Nefi, por ejemplo, aseguró que “como vive el Señor… los inmundos son el diablo y sus ángeles; e irán al fuego eterno, preparado para ellos; y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuya llama asciende para siempre jamás, y no tiene fin”.1 Esta enseñanza está expresada por otros profetas del Libro de Mormón, incluyendo a Nefi (2 Nefi 28:23), el rey Benjamín (Mosíah 3:27) y Alma y Amulek (Alma 12:17; 14:14-15).2

Tal lenguaje se encuentra en otras partes de las Escrituras. Génesis habla de “azufre y fuego” lloviendo sobre Sodoma y Gomorra (Génesis 19:24; cf. Lucas 17:29), y en otro texto advierte que Dios envía “fuego y azufre” sobre los malos (Salmo 11:6). En el Nuevo Testamento, en el Libro de Apocalipsis (que se basa en gran medida sobre el lenguaje apocalíptico del Antiguo Testamento) utiliza “fuego y azufre” (14:10; 21:8) y “lago de fuego que arde con azufre” (19:20; 20:10) para representar el tormento de Satanás y sus seguidores. Aunque el Libro de Mormón usa esta fraseología similar a la Biblia,3 las enseñanzas principales del texto y las representaciones subyacentes reflejan acertadamente las percepciones del antiguo Cercano Oriente y los precedentes precristianos.

Por ejemplo, los profetas del Antiguo Testamento utilizaron repetidamente la metáfora del fuego consumidor para describir los juicios de Dios sobre las naciones inicuas. Un ejemplo es la descripción vívida que el profeta Isaías da de los juicios inminentes de Jehová sobre el reino de Asiria.

He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos, con ardiente enojo y en densa humareda, sus labios llenos de ira y su lengua como fuego que consume. [Él] hará oír la majestad de su voz y hará ver el descenso de su brazo, con la indignación de su ira y llama de fuego consumidor, con tormenta, con tempestad y piedras de granizo. Porque Asiria, que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es fuego y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende. (Isaías 30:27, 30–31, 33, énfasis añadido)

Este pasaje habla de Tofet, que en hebreo significa esencialmente “lugar de fuego” o lugar de quema.4 En otras palabras, el rey de Asiria, de acuerdo con este oráculo profético, se ordenó que sufriera la aniquilación, esencialmente, en una pila ardiente de madera.5 En otra parte de Isaías se describe a los habitantes inicuos de la tierra siendo “quemados” (hebreo: ḥarah; “estar caliente”, “encendido”,6) por Jehová en retribución divina por quebrantar el convenio (Isaías 24:5-6). Y, por supuesto, los simbolismos del Nuevo Testamento de Gehena (infierno) como un lugar de tormento de fuego7 toma esta inspiración del hebreo gêy ben hinnōm (que es el valle del hijo de Hinom), el valle justo al sur del monte de Sion en Jerusalén el cual fue inmortalizado en el Antiguo Testamento como el lugar infame donde se sacrificaron en fuego a los hijos al dios Moloc (2 Reyes 23:10; 2 Crónicas 28:3; 33:6) y más tarde como un vertedero de basura ardiente.8

También se encuentran convergencias significativas entre las descripciones del infierno del Libro de Mormón y los escritos de los antiguos egipcios. Los llamados libros de tinieblas9 del nuevo mundo egipcio (ca. 1540–1075 a. C.) contienen representaciones impactantes del destino que le espera a aquellos que son aniquilados en la vida venidera por fallar en navegar apropiadamente en el inframundo. Los castigos para los condenados en la vida venidera de los egipcios, incluye ser quemados vivos por serpientes que escupen fuego, siendo rostizados en fosas ardientes y cortados y cocidos en calderos.10 Además, los egipcios se imaginaron un “lago de fuego”11 (egipcio: mw n sḏt; “aguas de fuego”; š n ȝmw; “lago ardiente”) que provee “tortura ardiente… para aquellos que son castigados y destruidos” en la vida venidera.12 En las representaciones iconográficas del inframundo, este lago de fuego se presenta como “un cuerpo rectangular o redondo donde el agua es fuego, coloreada debidamente en rojo o se le da olas rojas”.13

La condenación consumada descrita en los antiguos textos del inframundo egipcio era una total aniquilación y no existencia. “El propósito de estos castigos es infligir no un sufrimiento en sí mismo, sino más bien completar la eliminación”, escribió el egiptólogo Hornung. “Los condenados, por lo tanto, son frecuentemente designados como ‘eliminados’ o ‘sin existencia’ y ‘negados’. No son y no deberían ser: extinguir su existencia es la ‘segunda [muerte]’ o ‘muerte repetida’ [egipcio: mt m wḥm] frecuentemente mencionado con miedo en el Libro de los Muertos”.14 Fueron tan grandes las consecuencias (aniquilación interminable) de la segunda muerte que los egipcios compusieron hechizos funerarios ofreciendo protección en contra de eso.15

El porqué

Como se ve en la evidencia anterior, los simbolismos utilizados por el Libro de Mormón para representar el infierno tienen un amplio paralelo con el mundo antiguo.16 Nefi, con su experiencia como conocedor israelita con entrenamiento en la práctica de escritura egipcia (1 Nefi 1:2), pudo haber tomado ampliamente del contexto cultural del antiguo Cercano Oriente en representación de sus metáforas teológicas. Estos simbolismos fueron tomados y desarrollados por los subsecuentes profetas nefitas ya que las encontraron natural y convincentemente gráficas.17

Más importante que las expresiones lingüísticas que las Escrituras utilizan, sin embargo, es la verdad eterna que enseña el Libro de Mormón que “esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra”. Tal como el profeta Amulek declaró, es de vital importancia que los hombres y las mujeres “no demor[en] el día de [su] arrepentimiento hasta el fin; porque después de este día de vida, que se [les] da para preparar[los] para la eternidad, he aquí que si no mejora[n] [su] tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se puede hacer obra alguna” (Alma 34:32–33).18

Mientras que los simbolismos ásperos y perturbadores de Dios, destruyendo a los pecadores con un tormento de fuego, pueden ser entendiblemente inquietantes para los lectores modernos, los santos de los últimos días son especialmente bendecidos al saber que los simbolismos del infierno como un lugar de tortura ardiente, deben entenderse solo en un sentido figurado. Jacob habló de este tormento que es “como un lago de fuego y azufre” (2 Nefi 9:16, énfasis añadido). El rey Benjamín describió las demandas de la divina justicia como despertar al alma impenitente a “un vivo sentimiento de su propia culpa… que es como un fuego inextinguible, cuya llama asciende para siempre jamás” (Mosíah 2:38-39, énfasis añadido). En 1829, el mismo Salvador explicó que “tormento sin fin” es llamado así porque Dios no tiene fin y por lo tanto sus castigos son llamados “sin fin” (DyC 19:6-7). Quienes se arrepienten pueden escapar de dichos sufrimientos (DyC 19:16). La misericordia que se otorga por medio de la fe y el arrepentimiento es tal que incluso aquellos que mueren sin haber tenido la oportunidad de recibir el evangelio en vida le será otorgado en el mundo de los espíritus.19

Para despertar nuestras mentes y corazones a la urgencia de tener que arrepentirnos, las Escrituras hacen un uso fuerte de metáforas poderosas y palabras e imágenes significativas. Para aquellos que prestan atención y son diligentes, el generoso registro nefita es “otro testamento con respeto a la existencia del infierno y explica cómo uno puede escapar de ‘las cadenas del infierno’ [Alma 5:7, 9-10] en esta vida y en el infierno interminable de la siguiente vida, al aplicar la expiación de Jesucristo”.20

Otras lecturas

Dennis L. Largey, “Hell, Second Death, Lake of Fire and Brimstone, and Outer Darkness”, en The Book of Mormon and the Message of the Four Gospels, ed. Ray L. Huntington y Terry B. Ball (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2001), 77–89.

Larry E. Dahl, “The Concept of Hell”, en A Book of Mormon Treasury: Gospel Insights from General Authorities and Religious Educators, (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2003), 262–79.

Monte S. Nyman, “The State of the Soul between Death and Resurrection”, en The Book of Mormon: Alma, the Testimony of the Word, ed. Monte S. Nyman y Charles D. Tate Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 1992), 173–94.

Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué habrá escogido Jacob el símbolo de un “monstruo” para describir la muerte y el infierno? (2 Nefi 9:10)“, KnoWhy 34, (11 de febrero de 2017).

 

1. 2 Nefi 9:16; cf. vv. 19, 26; Jacob 3:11; 6:10.
2. Para conocer un resumen de estas enseñanzas en el Libro de Mormón, véase Dennis L. Largey, “Hell, Second Death, Lake of Fire and Brimstone, and Outer Darkness“, en The Book of Mormon and the Message of the Four Gospels, ed. Ray L. Huntington y Terry B. Ball (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2001), 77–89.
3. Las escenas similares descritas en el Libro de Apocalipsis y en los escritos de Nefi, se pueden atribuir a que Nefi había visto las cosas que también se mostrarían al apóstol del Cordero y a otros videntes antiguos (1 Nefi 14:24, 25). Para conocer más sobre el tema, véase Brant A. Gardner, The Gift and Power: Translating the Book of Mormon (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2011), 307–308.
4. Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament (Leiden: Brill, 2001), 2:1781.
5. Véase el comentario en Philip C. Schmitz, “Topheth”, en The Anchor Bible Dictionary, ed. David Noel Freedman (New York: Doubleday, 1992), 6:601. Se debe tener en cuenta la observación hecha por Joseph Blenkinsopp, quien escribió que este pasaje “concluye con el ritual de inmolación [quema] de Asiria en el valle de Hinom, más tarde llamado Gehena”. Joseph Blenkinsopp, Isaiah 1–39, The Anchor Bible (New York: Doubleday, 2000), 424.
6. Koehler y Baumgartner, The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, 1:351.
7. Mateo 5:22, 29–30; 10:28; 18:9; Marcos 9:43, 45; Lucas 12:5; Santiago 3:6.
8. Véase Duane F. Watson, “Hinnom Valley”, en The Anchor Bible Dictionary, 3:202–203. Los eruditos bíblicos disputan hasta qué grado estos pasajes realmente describen sacrificios humanos históricos en lugar de actuar como una retórica polémica en contra de reyes impopulares judaítas como Acaz y Manasés. Véase la discusión reciente presentada en Francesca Stavrakopoulou, King Manasseh and Child Sacrifice: Biblical Distortions of Historical Realities (Berlín: de Gruyter, 2012); Heath D. Dewrell, Child Sacrifice in Ancient Israel (Winona Lake, IN: Eisenbrauns, 2017). Cualquiera que sea el caso, el reconocimiento del valle de Hinom como un lugar de muerte por fuego y destrucción en la conciencia religiosa israelita se atestigua en textos contemporáneos a Lehi y Nefi (Jeremías 7:31–32; 19:2–6, 11–14; 32:35).
9. Las creencias antiguas egipcias acerca de la vida venidera se extendieron por milenios. El primer grupo de textos que describen cómo los egipcios concibieron la vida venidera son los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo (ca. 2705–2180 a. C.), seguido por los textos de los sarcófagos en el Reino Medio (ca. 1987–1640 a. C.), seguido por el Libro de los Muertos, el Libro de las Puertas, el Libro de las Cavernas, el Libro de Amduat y otras composiciones similares en el Reino Nuevo (ca. 1540–1075 a. C.), y el Libro de las Respiraciones en el periodo ptolemaico. (ca. 350–30 a. C.). Durante la historia de Egipto, algunas creencias y tradiciones acerca de la naturaleza de la vida venidera disminuyeron con el tiempo, mientras que otras permanecieron populares, con elementos de los Textos de las Pirámides o los Textos de los sarcófagos que algunas veces sobrevivieron por muchos siglos después de su composición inicial y resurgieron en textos del Reino Nuevo, como el Libro de los Muertos. Para conocer una visión general de estos textos, su transmisión y su significado en la religión del antiguo Egipto, véase Erik Hornung, The Ancient Egyptian Books of the Afterlife, trans. David Lorton (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1999).
10. Véase el estudio extendido con amplias citas textuales y ejemplos en J. Zandee, Death as an Enemy According to Ancient Egyptian Conceptions (Leiden: Brill, 1960); Erik Hornung, Altägyptische Höllenvorstellungen (Berlin: Akademie Verlag, 1968); “Black Holes Viewed from Within: Hell in Ancient Egyptian Thought”, Diogenes 165, no. 42/1 (primavera de 1994): 133–156.
11. Así traducido rutinariamente por los egiptólogos, incluyendo a Hornung, Altägyptische Höllenvorstellungen, 22.
12. Hornung, “Black Holes Viewed from Within”, 142. Véase más en Hornung, Altägyptische Höllenvorstellungen, 21–29
13. Hornung, “Black Holes Viewed from Within”, 142. Véase también la discusión en Eltayeb Sayed Abbas, The Lake of Knives and the Lake of Fire: Studies in the Topography of Passage in Ancient Egyptian Religious Literature, BAR International Series 2144 (Oxford: Archaeopress, 2010). El hechizo 149 del Libro de los Muertos contiene esta descripción del lago de fuego: “Su agua es fuego, sus olas son fuego, su aliento es eficiente para quemar, con el propósito de que nadie pueda tomar sus aguas para saciar su sed, eso es lo que hay en ellos, porque su miedo es tan grande y tan imponente es su majestuosidad. Los Dioses y espíritus ven sus aguas desde lejos, pero no pueden saciar su sed y sus deseos están insatisfechos”. Raymond O. Faulkner, The Ancient Egyptian Book of the Dead: 189 Spells, Prayers and Incantations for the Afterlife (Cairo: The American University in Cairo Press, 2010), 144.
14. Hornung, “Black Holes Viewed from Within”, 145. Compare esto con las enseñanzas de los profetas del Libro de Mormón de que una “segunda muerte” (también llamada “muerte espiritual” y una “muerte interminable”) espera a los pecadores que no se arrepintieron (Jacob 3:11; Alma 16, 32; 13:30; Helamán 14:18-20).
15. Véase Zandee, Death as an Enemy, 186–188, donde catalogó varios hechizos funerarios egipcios que ofrecen las siguientes protecciones: “No morir en la segunda vida”, “Quien conoce estos hechizos no morirá por segunda ocasión”; “No morir por segunda ocasión en el reino de los muertos”. Zandee incluso va más allá para comparar esta fraseología con lo que se encuentra en Apocalipsis 2:11; 20:6; 21:8. Comentarios adicionales se pueden encontrar en Jan Assmann, Death and Salvation in Ancient Egypt, trans. David Lorton (Ithaca: Cornell University Press, 2001), 64–86.
16. Zandee, Death as an Enemy, 303–342, estudia cómo los primeros conceptos egipcios “paganos” del infierno y la vida venidera pudieron haber influenciado el cristianismo copto (egipcio). Véase además John Gee, “Some Neglected Aspects of Egypt’s Conversion to Christianity”, en Coptic Culture: Past, Present and Future, ed. Mariam Ayad (Stevenage, UK: The Coptic Orthodox Church Centre, 2012), 43–55. El bloguero Clark Goble ofrece una idea intrigante de que un gran volcán cerca de Jerusalén (Al Safa en la Siria moderna) pudo haber inspirado la metáfora de Nefi del infierno siendo un “lago de fuego y azufre”. Clark Goble, “Hell Part 2: Lake of Fire and Brimstone”, Times and Seasons (23 de febrero de 2018). Alternativamente, cualquiera de los volcanes activos en Mesoamérica pudo haber proporcionado la inspiración de las metáforas de Nefi.
17. Véase también ¿Por qué habrá escogido Jacob el símbolo de un ‘monstruo’ para describir la muerte y el infierno? 2 Nefi 9:10“, KnoWhy #34 (11 de febrero de 2017).
18. Otro paralelo interesante con el Libro de Mormón es la antigua creencia egipcia de que acechando en el inframundo había una obscuridad opresiva y abismal lista para consumir a los maldecidos, quienes en un texto son condenados como “aquellos que no ven los rayos de Ra [el dios del sol] y no escuchan sus palabras. Están en tinieblas y sus almas no dejan la tierra y sus sombras no se alinean en sus cuerpos”. Hornung, “Black Holes Viewed from Within”, 135, 137–138, 142, 150–153, citado en 138.
19. 1 Pedro 3:18-20; DyC 128:15–18; 137:7–10; 138:25–37.
20. Largey, “Hell, Second Death, Lake of Fire and Brimstone, and Outer Darkness”, 88.

Traducido por Central del Libro de Mormón