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KnoWhy #235

¿Por qué el libro de Éter empieza con una genealogía tan larga?

octubre 26, 2017
KnoWhy #235
Cabezas Olmecas, por Book of Mormon Central
“Y Aarón era descendiente de Het, que era hijo de Heartom”
Éter 1:16

El Conocimiento

Al principio en el registro de los jareditas, Moroni incluyó una genealogía que desciende en un orden cronológico inverso desde Éter, el último guardián del registro, hasta Jared, uno de los fundadores de la civilización jaredita (Éter 1:6-32).1 Tal genealogía parece inusualmente extensa para el Libro de Mormón, en comparación con las genealogías mucho más cortas típicamente encontradas en otras partes del texto nefita.2 La aparición repentina de una genealogía tan larga, en orden inverso, puede ser importante para entender el libro de Éter.

Grant Hardy ha propuesto que “la lista genealógica en el primer capítulo proporciona el marco de referencia” para el resto del libro de Éter.3 De Éter 1:33 a Éter 1:23 cada rey es mencionado en orden inverso al de la forma en que aparecen en la lista.4 Por ejemplo, Jared es la última persona que aparece en la lista (v. 32), y el primero mencionado en la narrativa (v. 33), como era de esperarse. Este patrón continúa a lo largo de todo el libro de Éter, sin escapársele ningún nombre o poniéndolos fuera de orden, a pesar de todos los nombres adicionales de personas y entre lugares (véase la gráfica).

La lista en Éter 1 es similar a las listas de reyes documentadas en el antiguo Cercano Oriente e historias de dinastías similares en la Mesoamérica precolombina. Comparado con la larga lista en Éter 1, la lista de los reyes Hititas tiene 30 nombres.5 Un ejemplar maya tiene 33 nombres.6 Las genealogías en la Biblia por lo general comienzan al principio y documentan descendientes hasta llegar al presente.7 Sin embargo, las listas de reyes en orden cronológico inverso, llamadas listas retrógradas de reyes, se encuentran a menudo en el Cercano Oriente antiguo y pueden haber sido el estilo de la lista de reyes adoptada por los jareditas.8 Las historias de las dinastías mesoamericanas también suelen comenzar con el gobernante más reciente y luego trazan el linaje hacia atrás a través de sus antepasados.9 Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, el propósito de estas listas de linaje era establecer la autoridad.10

El Porqué

Con esta información en mente como antecedente, los lectores de hoy en día pueden apreciar por qué Moroni comenzó el registro jaredita presentando el linaje real del profeta Éter, el autor original de la obra. Esto estableció la autoridad de Éter y la naturaleza autoritaria de su registro. Al hacer de esa lista de reyes el principio organizador de la historia jaredita, Moroni autoritariamente enlazó los orígenes de la civilización jaredita de vuelta a la guía divina dada al hermano de Jared en Éter 1:35 y Éter 3:8-16.

Por otra parte, Moroni empleó hábilmente la lista del rey como un sutil principio organizador para el libro de Éter. La aparición de los nombres en la lista en Éter 1:6-32 el perfecto orden inverso en Éter 6-11:23, además de muchos detalles y nombres adicionales de personas y ciudades que fueron agregados. Esta es una impresionante evidencia de que el libro de Éter fue cuidadosamente elaborado por Moroni, basado en una narración jaredita subyacente bien organizada. El escribir este libro era ciertamente algo que requería de mucho tiempo y atención para hacerse detalladamente. Como Grant Hardy ha señalado: “Si [José Smith] hubiera inventado lo que escribía a medida que avanzaba”, acomodar esta lista de reyes en su orden contrario habría sido “toda una hazaña de memorización”.11

Estudiar detalles como estos permite a los lectores comprender e identificar mejor a los antiguos autores del Libro de Mormón. Puede ser fácil pensar en los autores del Libro de Mormón tan distantes de los lectores de hoy. Son personas de un pasado lejano, que pueden parecer difíciles de identificarse a los tiempos modernos. Sin embargo, en ocasiones, la cortina se retira y el lector moderno casi puede sentarse con los autores y compiladores y observar sus costumbres y métodos a medida que trabajan. El libro de Éter es una de esas ocasiones. Casi se puede ver a Éter refiriéndose a la lista de reyes mientras elaboraba su registro de 24 planchas de oro de los jareditas. También se puede observar a Moroni mientras incluía sus propios comentarios editoriales (Éter 1:1-6; 3:17-20; 4-6:1; 8:18-26; 12:6-41) en la historia jaredita mientras se desarrollaba.

Experiencias como estas permiten al lector conectarse con estos antiguos autores de maneras nuevas y únicas. Ver cómo trabajaban bajo circunstancias adversas puede ser un recordatorio de que eran personas comunes que Dios fortaleció al tomar decisiones sobre qué incluir y cómo incluirlo.

Uno solo puede imaginar cómo se sintió José Smith cuando leyó Éter por primera vez y vio lo complejo que era el trabajo. Sin embargo, hoy uno puede leer el libro con el mismo asombro. Craig C. Christensen lo expresó bien:

Para muchos de nosotros, el testimonio del profeta José Smith nace a medida que leemos el Libro de Mormón. Yo leí el Libro de Mormón de principio a fin por primera vez cuando asistía a seminario matutino. Con mi vívida imaginación de muchacho, decidí leerlo como si fuera José Smith, descubriendo las verdades del Libro de Mormón por primera vez. Tuvo tal impacto en mi vida, que aún leo el Libro de Mormón de esa manera. A menudo me doy cuenta que eso aumenta mi agradecimiento por el profeta José y por las verdades que se restauraron en este preciado libro.12

Otras lecturas

John L. Sorenson, Mormon’s Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 198–218.

Véase John W. Welch and J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), chart 31.

John L. Sorenson, “The Book of Mormon as a Mesoamerican Record,” en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 418–429.

John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book, 1985), 50–56.

Gráfico de la genealogía de Jared a Éter

Orden de aparición en la Lista Inicial del Rey de Éter hasta Jared Orden de la Primera aparición en la Historia Narrativa de Jared hasta Éter
Éter 1. (1:6) 30. (11:23)
Coriantor 2. (1:6) 29. (11:18)
Morón 3. (1:7) 28. (11:14)
Etem 4. (1: 8) 27. (11:11)
Ahah 5. (1:9) 26. (11:10)
Set 6. (1:10) 25. (11:9)
Shiblón 7. (1:11) 24. (11:4)
Com 8. (1:12) 23. (10:31)
Coriántum 9. (1:13) 22. (10:31)
Amnigadda 10. (1:14) 21. (10:31)
Aarón 11. (1:15) 20. (10:31)
Het 12. (1:16) 19. (10:31)
Heartom 13. (1:16) 18. (10:29)
Lib 14. (1:17) 17. (10:18)
Kish 15. (1:18) 16. (10:17)
Corom 16. (1:19) 15. (10:16)
Leví 17. (1:20) 14. (10:14)
Kim 18. (1:21) 13. (10:13)
Moriantón 19. (1:22) 12. (10: 9)
Riplákish 20. (1:23) 11. (10: 4)
Shez 21. (1:24) 10. (10:1)
Het 22. (1:25) 9. (9:25)
Com 23. (1:26) 8. (9:25)
Coriántum 24. (1:27) 7. (9:21)
Emer 25. (1:28) 6. (9:14)
Omer 26. (1:29) 5. (8: 1)
Shule 27. (1:30) 4. (7:7)
Kib 28. (1:31) 3. (7: 3)
Oríah 29. (1:32) 2. (6:14)
Jared 30. (1:32) 1. (1:33)

 

1. Para más información sobre las genealogías, vea Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué las genealogías eran importantes para los pueblos del Libro de Mormón? (Jarom 1: 1), ” KnoWhy 76 (Abril 6, 2017).
2. Véase por ejemplo, Mosíah 7:9; Alma 10: 2-3, y el encabezado de 3 Nefi. Omni 1 se puede ver también como genealogía, pero no está en el mismo estilo.
3. Grant Hardy, Understanding the Book of Mormon: A Reader’s Guide (New York: Oxford University Press, 2010), 223.
4. Esto fue publicado por primera vez por Grant Hardy, ed., The Book of Mormon: A Reader’s Edition (Urbana and Chicago, IL: University of Illinois Press, 2003), xiii, aunque sólo mencionó 27, mientras que en realidad hay 30. Véase John W. Welch and J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), chart 31.
5. Bernard Goldman, The Ancient Arts of Western and Central Asia: A Guide to the Literature (Ames, IA: Iowa State University Press, 1991), 249.
6. Ruth J. Krochock, “Written Evidence,” en Lynn V. Foster, Handbook to Life in the Ancient Maya World (New York, NY: Oxford University Press, 2002), 286. La evidencia de tales historias ni siquiera se remonta a los tiempos jareditas, pero esto puede deberse a la cantidad limitada de escritos recuperados de los tiempos jareditas. Hay evidencia de que la escritura se extendió a través de Mesoamérica entre 900 y 500 a. C, por lo que no hay razón para que dicha lista no pudiera haber sido escrita en los últimos tiempos jareditas. Véase Stephen D. Houston, “Writing in Early Mesoamerica,” en The First Writing: Script Invention as History and Process, ed. Stephen D. Houston (New York, NY: Cambridge University Press, 2004), 284. Véase también John Justeson, “Early Mesoamerican Writing Systems,” en The Oxford Handbook of Mesoamerican Archaeology, ed. Deborah L. Nichols y Christopher A. Pool (Nueva York, NY: Oxford University Press, 2012), 830-831; Javier Urcid, “Scribal Traditions from Highland Mesoamerica (300-1000 dC),” en The Oxford Handbook of Mesoamerican Archaeology, 855. También es importante indicar que Moroni vivió a finales del siglo IV (período clásico temprano) y que él pudo haber sido el que impuso esta estructura en el registro.
7. Véase Génesis 5:3-32 o 1 Crónicas 1-9 para ejemplos clásicos de este estilo. Mateo 1 muestra un estilo similar.
8. K. Lawson Younger Jr., “Ugaritic King List (1.104)”, en The Context of Scripture, 3 vols., ed. William W. Halo (Leiden: Brill, 2003), 1: 356 n.1.
9. Brant Gardner, Second Witness: Analytical and Contextual Commentary on the Book of Mormon, 6 vols. (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2007), 6:164. Para numerosos ejemplos, véase Simon Martin and Nikolai Grube, Chronicle of the Maya Kings and Queens, 2nd edition (London, UK: Thames and Hudson, 2008), 26–27, 32–4, 37–40, 48, 52, 70–72, 162, 172–173, and otros varios.
10. Para más información sobre historias de dinastías, véase Urcid, “Scribal Traditions from Highland Mesoamerica (300-1000 AD),” 863-865; Krochock, “Written Evidence”, 286-291. Para una discusión exhaustiva de las historias de dinastías o de linaje y el Libro de Mormón, véase John L. Sorenson, Mormon Codex: An Ancient American Book (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2013), 198–218; John L. Sorenson, “The Book of Mormon as a Mesoamerican Record,” en Book of Mormon Authorship Revisited: The Evidence for Ancient Origins, ed. Noel B. Reynolds (Provo, UT: FARMS, 1997), 418–429. Véase también Nehemías 7:64.
11. Hardy, Readers Edition, xiii.
12. Élder Craig C. Christensen, “Levantaré a un vidente escogido ” Liahona, octubre de 2016, en línea en lds.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón