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KnoWhy #670

¿Qué enseña la parábola de los obreros de la viña acerca de la misericordia de Dios?

mayo 17, 2023
KnoWhy #670
Una viña en referencia a la parábola de los obreros de la viña
Una viña. La parábola de los obreros de la viña enseña lecciones sobre la economía del Reino de los Cielos y el amor de Dios por sus hijos.
“Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban sin trabajo y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? … Id también vosotros a la viña y recibiréis lo que sea justo”.
Mateo 20:6-7

El conocimiento

Mientras se dirigía a Jerusalén por última vez, Jesús enseñó “doctrinas muy exigentes y exaltadoras relacionadas con el matrimonio y la consagración” 1. Después, Jesús respondió a las preocupaciones relacionadas con estas doctrinas que tenían algunos de sus discípulos sobre la salvación y quién sería el mayor en el cielo. Jesús con mucha ternura corrigió por medio de una parábola sobre obreros contratados para trabajar en una viña. A través de esta parábola, Jesús demuestra cómo todos los que entran en el camino del convenio y perseveran hasta el fin al seguirle serán bendecidos con la exaltación y la vida eterna como el Señor ha acordado.

En esta parábola, Dios se presenta como un “padre de familia que salió de madrugada a contratar obreros para su viña” (Mateo 20:1). Después de hacer un convenio con algunos obreros para que trabajen en su viña, el hombre vuelve finalmente otras cuatro veces a la plaza, a la tercera, sexta, novena y undécima hora, para contratar a otros obreros. Aunque, como observan John y Jeannie Welch, “esta parábola describe con exactitud las prácticas de contratación de obreros” en tiempos del Nuevo Testamento, es inusual en el sentido de que “un patrón no solía contratar trabajadores por horas o por medias jornadas”2.

La contratación de obreros a última hora del día muestra lo grande y urgente que es el trabajo que el dueño de la casa necesita que se haga. Es probable que el dueño de casa quiera maximizar la cosecha antes de que “esté demasiado madura o demasiado tarde o el tiempo se vuelva malo”3. De manera similar, Dios se preocupa por todos sus hijos y está constantemente trabajando para asegurarse de que todos tengamos la oportunidad de ser reunidos en su granero.

Esta parábola se aparta aún más de las expectativas normales de una mentalidad mortal cuando se paga a todos los trabajadores al final del día. Empezando “desde los postreros hasta los primeros”, a todos los trabajadores se les paga la misma cantidad de dinero, un denario, que era el jornal estándar de la época, sin importar a qué hora fueron contratados y empezaron a trabajar en la viña. Esta aparente injusticia llevó a algunos de los trabajadores contratados más temprano a quejarse de la generosidad del dueño de la casa: “Y tomándolo [su pago], murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día” (Mateo 20:11-12).

Tales comentarios provocaron la amable reprimenda del padre de familia: “Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; mas quiero darle a este postrero como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?, o, ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?” (Mateo 20:13–15).

Mientras que Jesús no dice cual fue la reacción de sus colaboradores después de esta corrección, esta parábola nos obliga como discípulos de Cristo a reevaluar nuestras expectativas con respecto a la naturaleza de las bendiciónes que Dios ofrece y da a todos Sus hijos. Mientras que en el sistema económico en la tierra tendría sentido esperar un pago más alto por más horas de trabajo, ese no es el orden de los cielos. Aquellos que entran en el camino del convenio al inicio del día y trabajan con el Señor, serán bendecidos como aquellos que entran en el camino del convenio más tarde. Por lo tanto, no solamente “los primeros serán postreros y los postreros, primeros” (Mateo 20:16) sino que “el primero será tratado de igual manera que el último y el último será igual que el primero”, tal como John y Jeannie Welch han observado4.

Por causa de la bondad del Señor, aquellos que son contratados al principio del día de ninguna manera deben sentirse despreciados. Tal como se les prometió, ellos recibirán su pago. En cambio, todos podemos regocijarnos por el hecho de que el Señor es tan misericordioso que Él dará las mismas bendiciones a todas las personas que han venido y han trabajado para Él.

Quienes han estudiado esta parábola, “ven esto como si se refiriera alegóricamente a los gentiles quienes rapidamente aceptan y siguen primero las enseñanzas de Jesucristo, mientras que los judíos y la casa de Israel vendrán al último porque serán lentos en reconocerlo5 . Si bien esto puede ser una interpretación, John y Jeannie Welch señalan que en este contexto, Jesús “probablemente estaba pensando en los discípulos que lo han seguido desde el primer día … a diferencia de otros que lo han seguido en su segundo o tercer año de ministerio”6.

Además, también es posible que este significado se pueda expandir para demostrar que los discípulos que se unieron desde la primera hora, se podrían entender como los discípulos de la primera dispensación del Señor, con las siguientes dispensaciones del evangelio que se llevan a cabo a medida que el Señor visita de nuevo y llama a nuevos profetas. En Doctrina y Convenios 88:51–61, el Señor describe cómo trabaja con Sus discípulos en las diferentes horas del día. Cuando el Señor visita a cada siervo, ellos disfrutan “la luz del semblante de su señor” (DyC 88:58).

En este escenario, aquellos que trabajan con el Señor desde la primera hora posiblemente podrían representan el “Edén y la dispensación de Adán”7. La hora undécima, como se evidencia en DyC 33:3, serían los últimos días, que son una preparación para la hora duodécima y la segunda venida del Señor.

El porqué

Finalmente, esta parábola demuestra el amor de Dios, la justicia y misericordia hacia Sus hijos. Él ama a todos Sus hijos y desea que vengan a Él, y siempre está trabajando continuamente en su viñedo, llamando a otros para que se unan a Su obra, especialmente porque se está acabando el tiempo y las necesidades y oportunidades de éxito son cada vez más críticas.

De la misma manera, esta parábola demuestra que “Dios es un dios de convenios”8. De esta manera, Él siempre honrará Sus promesas. Él recompensará justamente a todos los que han hecho convenio con Él y han trabajado para guardar sus convenios. De hecho, los convenios son fundamentales para el evangelio de Jesucristo, y todas las personas son invitadas a hacer estos convenios sagrados a medida que participan en las ordenanzas del evangelio y cumplen la voluntad del Padre (véase Mateo 7:21-23; 3 Nefi 14:21-23).

De la misma manera en que los obreros en esta parábola se unieron a diferentes horas del día y cada uno se le dio la misma recompensa, las personas con el paso de los siglos que se han unido al camino del convenio en diferentes momentos serán igualmente recompensados. De hecho, el Señor sabe que quienes fueron contratados a última hora por la tarde, han estado esperando todo el día pacientemente en la plaza, esperando que alguien les diera la oportunidad que anhelaban para unirse al Señor y meter su hoz con todas sus fuerzas (véase DyC 4:4). Nuestro misericordioso Padre Celestial “está más interesado en lo que lleguemos a ser en esta vida, a medida que progresamos por el camino del convenio del plan de salvación que lleva a la vida eterna. No es problema qué tan rápido, que tan pronto o que tan hábilmente lo hacemos. A Dios no le importa mucho dónde estamos que hacia dónde nos dirigimos (véase Ezequiel 18:21–23)”9.

Considerando todo lo que enseña esta parábola acerca del Señor, el élder Jeffrey R. Holland explicó: “Esta parábola, como todas las parábolas, realmente no trata de obreros ni jornales, así como las otras no tratan de ovejas ni cabritos. Este es un relato sobre la bondad de Dios, Su paciencia y perdón, y sobre la expiación del Señor Jesucristo; es un relato sobre la generosidad y la compasión; es un relato acerca de la gracia, que recalca el concepto que escuché hace muchos años de que ciertamente lo que Dios más disfruta de ser Dios es el gozo de ser misericordioso, especialmente con los que no se lo esperan y que a menudo piensan que no se lo merecen”10.

Otras lecturas

John W. Welch y Jeannie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 156–163.

Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Conferencia general, abril de 2012.

1. John W. Welch y Jeannie S. Welch, The Parables of Jesus: Revealing the Plan of Salvation (American Fork, UT: Covenant Communications, 2019), 157.Estas enseñanzas están registradas en Mateo 19.
2. Welch y Welch, Parables of Jesus, 159–160.
3. Welch and Welch, Parables of Jesus, 160.
4. Welch and Welch, Parables of Jesus, 160.
5. Welch y Welch, Parables of Jesus, 160.
6. Welch y Welch, Parables of Jesus, 160.
7. Welch y Welch, Parables of Jesus, 161.
8. Welch y Welch, Parables of Jesus, 156.
9. Welch y Welch, Parables of Jesus, 156; emphasis added.
10. Jeffrey R. Holland, “Los obreros de la viña”, Conferencia general, abril de 2012.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón