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KnoWhy #412

¿Cómo el sacrificio de Isaac ayuda a comprender la expiación?

agosto 21, 2018
KnoWhy #412
Abraham Taking Isaac to be Sacrificed (Abraham tomando a Isaac para ser sacrificado) por Del Parson
Abraham Taking Isaac to be Sacrificed (Abraham tomando a Isaac para ser sacrificado) por Del Parson
“[Y] por esta razón se nos santifica como obra justa, así como le fue contado a Abraham en el desierto el ser obediente a los mandamientos de Dios al ofrecer a su hijo Isaac, que es una semejanza de Dios y de su Hijo Unigénito”.
Jacob 4:5

El conocimiento

Cuando Jacob estaba hablando a su pueblo, les dijo: “[Y] por esta razón se nos santifica como obra justa, así como le fue contado a Abraham en el desierto el ser obediente a los mandamientos de Dios al ofrecer a su hijo Isaac, que es una semejanza de Dios y de su Hijo Unigénito” (Jacob 4:5).1

La declaración de Jacob sobre cuando casi sacrificaban a Isaac que era “una semejanza” de la expiación de Cristo, es clave para abrir un profundo significado espiritual detrás de esta historia. Al comprender esto, podemos ir al Antiguo Testamento con una nueva perspectiva.2 Observar las similitudes entre la narrativa de Abraham e Isaac y la expiación de Cristo, demuestra lo perspicaz que el comentario de Jacob realmente fue.

Si la ofrenda de Abraham es un simbolismo de la ofrenda de Dios con Cristo, entonces debemos esperar encontrar ciertas similitudes entre Dios y Abraham.3 Génesis 17:4–5 sugiere tal similitud: “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchas naciones”. Por medio de Isaac e Ismael, Abraham fue seguramente el “padre de muchas naciones” tal como Dios es padre de todas las naciones. Además, el nombre Abraham literalmente significa “padre exaltado” lo cual es una buena descripción de quién es el Padre.4 Otra similitud es que Dios se refiere a Isaac como el hijo “único” de Abraham (Génesis 22:2). De manera similar, Cristo es el “Hijo Unigénito” de Dios el Padre (Juan 3:16).5

Abraham’s Sacrifice (El sacrificio de Abraham) por Rembrandt a través de Wikicommons
Abraham’s Sacrifice (El sacrificio de Abraham) por Rembrandt a través de Wikicommons

Isaac también era como Cristo en muchas otras maneras. Tanto Isaac como Cristo nacieron de dos mujeres que no podían haber tenido hijos: Sara, la madre de Isaac, era muy vieja para tener hijos (Génesis 18:11) y María, la madre de Jesús, era virgen (Lucas 1:34).6 Tanto Isaac como Cristo llevaron madera con ellos cuando iban a ser sacrificados: Isaac llevó leña para el holocausto (Génesis 22:6) y Cristo llevó la cruz de madera sobre la cual sería sacrificado (Juan 19:17).7 Tanto Isaac y Cristo fueron atados antes de ser sacrificados.8 Abraham ató a Isaac antes de colocarlo sobre la leña (Génesis 22:9) y Cristo fue atado antes de ser liberado de Pilatos y ser colocado en la cruz de madera (Mateo 27:2). Tanto Isaac como Jesús se fueron por tres días después de ser ofrendados.9

Tanto Isaac como Jesús se fueron por tres días después de ser sacrificados. Abraham e Isaac habrían llegado a casa “[a]l tercer día” (Génesis 22:4) después de que Isaac casi fuera sacrificado y Cristo se levantara de la tumba en “el tercer día” (Lucas 24:21).10 Tanto Cristo como Isaac pudieron haber sido ofrendados en la misma área (en o alrededor de Jerusalén), aunque es imposible saber con seguridad.11 El lugar que Abraham ofreció a Isaac fue llamado Moriah (Génesis 22:2) y el templo en Jerusalén fue construido sobre el monte llamado Moriah (2 Crónicas 3:1).

Tanto Isaac como Cristo se ofrecieron voluntariamente. Si Isaac era lo suficientemente fuerte para llevar la leña para el holocausto en su espalda, probablemente era lo suficientemente fuerte para superar a su anciano padre si él no hubiera querido ser sacrificado.12 De la misma manera, Cristo también permitió que fuera sacrificado en lugar de ofrecer alguna resistencia (véase Mateo 26:53-54).13

Abraham and Isaac (Abraham e Isaac) por William Hole
Abraham and Isaac (Abraham e Isaac) por William Hole

Finalmente, en algunas tradiciones, tanto Isaac como Cristo fueron resucitados. Hebreos 11:17, 9 declara: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac;… considerando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”. Aunque este versículo es ambiguo, se puede entender que Abraham realmente mató a Isaac y que Dios lo trajo a la vida, una tradición que uno ve en unos textos judíos.14 Por lo tanto, Isaac siendo muerto y resucitado a la vida se puede ver como un presagio de la resurrección de Cristo o “en sentido figurado” como lo dice en Hebreos.15

El porqué

El Nuevo Testamento provee muy pocos detalles acerca de cómo Dios reaccionó cuando Él tuvo que dar a Su hijo unigénito. Sin embargo, la historia de Abraham nos permite ver, de alguna manera pequeña, como habría sido para Dios cuando tuvo que dar a Su único hijo. Uno de los detalles más conmovedores acerca del sacrificio de Isaac por parte de Abraham es lo poco que habla a lo largo de la historia. Cuando Dios le dijo a Abraham que sacrificara a su hijo, no dijo nada en absoluto para quejarse contra Él. Mientras que iban a hacer su obra en un silencio atónito, él simplemente hizo los preparativos para hacer lo que Dios le había mandado hacer (Génesis 22:1-3).

El lector puede casi sentir el dolor de Abraham mientras viajaba a Moriah, edificaba el altar y ponía la leña sobre este. La Biblia parece insistir en este detalle, enfatizando la agonía mental de Abraham al atar a su propio hijo y ponerlo sobre la leña y levantar el cuchillo para matarlo (Génesis 22:9-10). Uno solo puede imaginar que Dios se sintió de la misma manera mientras miraba a Su hijo ser levantado y clavado en la madera de la cruz, con los soldados romanos levantando sus martillos para clavarlo.

La crucifixión de Jesucristo, imagen a través de lds.org
La crucifixión de Jesucristo, imagen a través de lds.org

El élder Jeffrey R. Holland afirmó que “posiblemente el Padre nunca haya estado más cerca de Su Hijo que en esos últimos momentos de angustioso sufrimiento”. No obstante, a fin de que el sacrificio supremo de Su Hijo fuera igualmente completo como lo fue voluntario y solitario, el Padre retiró brevemente de Jesús el consuelo de Su Espíritu, el apoyo de Su presencia personal”.16

Como lo expresó Melvin J. Ballard, Dios vio a su Hijo ser condenado, “[l]o vio arrastrar la cruz por las calles de Jerusalén y desmayar bajo su carga. Finalmente vio a Su hijo sobre el Calvario; vio Su cuerpo estirado sobre la cruz de madera; vio los crueles clavos atravesar sus manos y pies y los azotes que quebrantaron la piel, desgarraron la carne y dejaron salir la sangre de vida de Su hijo”.17 Dios debió haberlo mirado en agonía “hasta que parece haber llegado un momento cuando nuestro Salvador gritó de desesperación: ‘¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?’”.18

Pero para Cristo, no había un carnero trabado en un zarzal, no había un sustituto de último minuto. El ser más poderoso en el universo permitiría que Su hijo fuera torturado hasta la muerte para salvar el resto de Sus hijos.19 Elder Ballard explicó: “En esa hora pienso que puedo ver a nuestro Padre detrás del velo viendo esta agonizante lucha,… Su gran corazón casi quebrándose de amor por el amor que tenía por Su hijo. Oh, en ese momento cuando Él pudo haber salvado a Su hijo, le agradezco y lo alabo que Él no nos haya fallado”.20

Todos deberíamos regocijarnos “que Él no interfirió y que su amor por nosotros hizo posible que Él pudiera soportar contemplar el sufrimiento de Su [hijo unigénito] y finalmente lo entregara a nosotros, nuestro Salvador y Redentor. Sin Él, sin Su sacrificio, habríamos permanecido y nunca llegaríamos a ser glorificados en Su presencia”.21 Por último, “[e]sto fue lo que costó, en parte, para nuestro Padre Celestial dar el don de Su hijo a los hombres”.22

Otras lecturas

Hugh Nibley, “The Sacrifice of Isaac“, Nibley on the Timely and the Timeless: Classic Essays of Hugh W. Nibley (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2004), 143–161.

Élder Jeffrey R. Holland, Cristo y el Nuevo Convenio (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2002), 5–7.

Melvin J. Ballard, Crusader for Righteousness (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1966), 136–138.

 

1. Esta es la única mención directa de Isaac en el Libro de Mormón fuera de varias menciones de “el Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, además de las pocas menciones de Abraham, Isaac y Jacob sentados en el cielo (Alma 5:24; Alma 7:25; Helamán 3:30), y una mención del convenio con los tres patriarcas (1 Nefi 17:40).
2. La explicación que Jacob da del significado sobre cuando casi fue sacrificado Isaac no se encuentra en el Antiguo Testamento, pero hay una noción algo similar expresada en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el título “unigénito” en Hebreos 11:17 se refiere a Isaac (tal vez, con una referencia sesgada a Cristo): “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su unigénito”. Mientras que en Jacob 4:5, el título se usó para referirse directamente a Jesucristo.
3. De acuerdo con el antiguo escritor cristiano Cesáreo de Arlés (ca. 468/70 – 542 A.D.), en su sermón 84.2, Isaac prefiguró a Cristo y Abraham prefiguró a Dios el Padre: “Cuando Abraham ofreció a su hijo Isaac, él era como Dios el Padre, mientras que Isaac prefiguró a nuestro Señor y Salvador”. Véase Mark Sheridan, Old Testament II: Genesis 12–50, Ancient Christian Commentary on Scripture 2 (Downer’s Grove, IL: InterVarsity Press, 2002), 102.
4. E. A. Speiser, Genesis: Introduction, Translation, and Notes, Anchor Bible 1 (Garden City, NY: Doubleday, 1964), 124.
5. Otra posible similitud se demuestra en la escena cuando Abraham le dijo a sus siervos que se iría con Isaac y regresaría con él, aun cuando sabía que lo iba a sacrificar. Cesáreo de Arlés, en el sermón 84.4, dijo que Abraham pudo haber pensado: “Estoy ofreciendo a mi hijo y regresaré a vosotros con él. Tan grande es mi fe que creo que el que se dignó a dármelo de una madre estéril podrá resucitarlo de los muertos”. Esto le permitiría regresar con Isaac y técnicamente no mentirle a sus siervos. Por lo tanto, tanto Dios el padre como Abraham sabían que sus hijos serían levantados de los muertos (véase Hebreos 11:19). Véase Sheridan, Old Testament II, 104.
6. Cesáreo de Arlés, en el sermón 84.4 dijo que Abraham sí podía decirles a sus siervos que se iba a ir con Isaac y regresaría con él. Porque Abraham pensó: “Estoy ofreciendo a mi hijo y regresaré a vosotros con él. Tan grande es mi fe que creo que el que se dignó a dármelo de una madre estéril podrá resucitarlo de los muertos”, permitiéndole regresar con Isaac. Véase Sheridan, Old Testament II, 104.
7. En el Sermón 84:4 Cesáreo de Arlés declaró: “Cuando Isaac llevó leña para su propio sacrificio, en esto también el prefiguró a Cristo nuestro Señor, quien llevó su propia cruz”. Véase Sheridan, Old Testament II, 104.
8. Melitón de Sardes (murió alrededor del año 180 d. C.), quinto fragmento, se refiere a esto. Véase B. P. Pratten, “Remains of the Second and Third Centuries”, en The Ante-Nicene Fathers: Translations of the Writings of the Fathers down to A.D. 325, ed. Alexander Roberts y James Donaldson, 10 vols. (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1951), 8:759–760.
9. Cesáreo de Arlés comentó sobre esto en su Sermón 84:2. Véase Sheridan, Old Testament II, 103.
10. Otra posible similitud son las otras dos personas presentes en ambos casos. Los dos siervos de Abraham estaban presentes cuando se llevó a Isaac para ser sacrificado (Génesis 22:3), tal como Cristo fue crucificado entre dos ladrones (Marcos 15:27).
11. Es interesante notar que a quien finalmente se sacrificó, el carnero, estaba atorado en un zarzal por sus cuernos (Génesis 22:13), lo cual es similar a Cristo siendo coronado con espinas antes de ser llevado para ser crucificado (Mateo 27:29).
12. Véase James L. Kugel, How to Read the Bible: A Guide to Scripture, Then and Now (New York, NY: Free Press, 2007), 126–128.
13. Melitón de Sardes, fragmento cinco, se refiere a esto. Véase Pratten, “Remains of the Second and Third Centuries”, 8:759–760.
14. Véase Pirke Eliezer, 31:11.
15. Véase Caroll Stuhlmueller y John J. Collins, eds., The Catholic Study Bible: New American Bible (New York, NY: Oxford University Press, 1990), 364.
16. Élder Jeffrey R. Holland, “Nadie estuvo con Él“, Liahona, Mayo 2009, 87–88, en línea en lds.org.
17. Melvin J. Ballard, Crusader for Righteousness (Salt Lake City, UT: Bookcraft, 1966), 136–137.
18. Ballard, Crusader for Righteousness, 136–137.
19. Véase Hugh Nibley, “The Sacrifice of Isaac“, Nibley on the Timely and the Timeless: Classic Essays of Hugh W. Nibley (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2004), 149.
20. Ballard, Crusader for Righteousness, 137.
21. Ballard, Crusader for Righteousness, 137–138.
22. Ballard, Crusader for Righteousness, 138.

Traducido por Central del Libro de Mormón