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KnoWhy #366

¿Se necesitaban las planchas para traducir el Libro de Mormón?

mayo 23, 2018
KnoWhy #366
Moroni Hides the Plates in the Hill Cumorah (Moroni Burying the Plates), (Moroni esconde las planchas en el cerro de Cumorah [Moroni enterrando las planchas]) por Tom Lovell
Moroni Hides the Plates in the Hill Cumorah (Moroni Burying the Plates), (Moroni esconde las planchas en el cerro de Cumorah [Moroni enterrando las planchas]) por Tom Lovell
“¡Oh hijos míos, quisiera que recordaseis que estas palabras son verdaderas, y también que estos anales son verdaderos!… y podemos saber de su certeza porque las tenemos ante nuestros ojos”.
Mosíah 1:6

El conocimiento

Las personas en ocasiones se sorprenden al descubrir que las planchas del Libro de Mormón regularmente no se utilizaban durante el proceso de traducción.1 Mientras traducía, José Smith comúnmente colocaba su cara en un sombrero para impedir la luz ambiental.2 Entonces, de acuerdo con testigos, él leía en voz alta las palabras las cuales aparecían milagrosamente en la piedra vidente o en los intérpretes y un escriba las registraba.3

En cuanto a las mismas planchas, Emma Smith reportó que estas “a menudo se colocaban en la mesa sin ninguna intención de ocultarse, envuelta en un pequeño cuadro de tela de lino”.4 Otros testigos recordaron que en varias ocasiones se mantenían “en una caja cercana debajo de la cama o incluso escondidos en el granero de Whitmer durante la traducción”.5 Esto ha causado que algunos se pregunten por qué las planchas eran necesarias después de todo. Si José Smith no las estaba consultando activamente durante la traducción, entonces ¿por qué fueron ocultadas con una tela y colocadas en algún lugar cercano y usualmente visible?

Inicialmente, las planchas sirvieron para un propósito práctico. José Smith copió algunos de sus caracteres grabados, y Martin Harris los llevó a varios eruditos distinguidos al este para verificar su autenticidad, así como la capacidad de José para traducirlas.6 Martin, quien finalmente hipotecó su granja para financiar la publicación del Libro de Mormón, salió de este viaje más convencido que nunca de que las planchas eran tanto reales como auténticas.7

También hay algunas indicaciones de que José Smith al menos ocasionalmente estaba al tanto de la relación entre las planchas y las palabras que estaba dictando. En una ocasión explicó que “la portada del Libro de Mormón es una traducción literal, tomada de la última lámina, en el lado izquierdo de la colección o el libro de planchas”.8 David Whitmer declaró en una ocasión mientras José Smith miraba en la piedra vidente, veía un “pergamino, en donde aparecerían los caracteres de las planchas en una línea de la parte superior, e inmediatamente debajo aparecería la traducción en inglés”.9 Sin embargo, es incierto saber qué tan bien comprendía José Smith la correlación entre el texto en inglés y los caracteres de las planchas.

Otra consideración importante es que la presencia de las planchas ayudó a confirmar las afirmaciones reveladoras de José Smith.10 Anthony Sweat declaró de manera detallada: “El texto del Libro de Mormón no solo pasó a través de la mente inducida en trance de José; sus reliquias palpables pasaron a través de una ropa, un tronco hueco, una tienda de cobre, una servilleta de lino, un cofre de madera, el corazón de una chimenea y un barril de frijoles”.11 De acuerdo con Michael MacKay y Gerrit Dirkmaat, las planchas eran “en esencia el cuerpo para las palabras espirituales que caían a los labios de José Smith mientras él traducía”, y le ayudaban a infundir “confianza en las mentes de José y su familia y amigos” de que sus palabras procedían de un antiguo registro real.12

Aunque a los participantes y observadores involucrados en proteger y traducir las planchas no les fue permitido verlas directamente, a menudo las detectaban por medio de otros sentidos además de la vista. Basándose en diferentes registros históricos, Neal Rappleye explicó: “Ellos sintieron, levantaron, y movieron este objeto (mientras estaba cubierto). Podían sentir el peso, el contorno y la forma del objeto lo suficiente para discernir que no eran bloques de madera o piedras. Ellos podían levantar cada página (o placa), escucharlas hacer un ruido metálico mientras las movían, y sentir que estaban unidas por tres anillos”.13

A pesar de que siempre estaban cubiertas y sin usarse en la mesa, proveyeron un constante recordatorio visual de la realidad tangible del Libro de Mormón.14 Tal como el rey Benjamín enseñó: “¡Oh hijos míos, quisiera que recordaseis que estas palabras son verdaderas, y también que estos anales son verdaderos!… y podemos saber de su certeza porque las tenemos ante nuestros ojos” (Mosíah 1:6).15

El porqué

Además de estas prácticas consideraciones, las planchas representaban significativamente la presencia del Señor y Su participación en el proceso de traducción. Este simbolismo espiritual se puede extraer de varios registros de las escrituras, donde el Señor se mostraba abiertamente a un profeta escogido, pero luego oscurecía Su identidad con algún tipo de velo cuando otros seguidores estaban presentes.

Cuando guió a los israelitas a través del desierto, el Señor habló en privado con Moisés “cara a cara” (Éxodo 33:11). Pero cuando daba a conocer Su presencia a todo el campamento, se cubría a sí mismo “de día en una columna de nube… y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos” (Éxodo 13:21). De manera similar, cuando los jareditas viajaron hacia su tierra prometida “el Señor fue delante de ellos, y les habló mientras estaba en una nube, y les dio instrucciones por dónde habían de viajar” (Éter 2:5). Solo el hermano de Jared, su líder profético, pudo ver más allá del velo y entrar en la presencia del Señor (Éter 3:6-20).

Tal como Moisés y el hermano de Jared fueron los únicos que se les permitió entrar completamente a la presencia del Señor, José Smith fue el único a quien inicialmente se le permitió ver completamente las planchas. Para todos los demás, las planchas, como el mismo Señor, estaban presentes y aun encubiertos —fuera de la vista, pero nunca completamente fuera de la mente. En las historias de éxodo de los israelitas y los jareditas, el Señor ocultó su presencia proveyendo un recordatorio visible de que verdaderamente era el mismo Dios, y no solo el profeta, quien los estaba guiando hacia la tierra prometida. De la misma manera, las planchas encubiertas eran un recordatorio constante de que las palabras que el profeta José Smith estaba dictando no eran suyas, fueron dadas a él por Jesucristo (2 Nefi 27:20).

No solamente este paralelismo revela la relación simbólica entre Jesucristo y el Libro de Mormón, sino que también se pueden aplicar a nosotros como individuos. Nosotros, como los testigos involucrados en la traducción, primero debemos confiar en los testimonios de los profetas como Moisés y José Smith.16 Aunque no podemos ver directamente al Señor por nosotros mismos, experiencias sagradas, como el participar de la Santa Cena,17 nos permiten indirectamente sentir Su presencia en nuestras vidas.

Finalmente, a algunos de los participantes y testigos de la traducción se les dio acceso a las planchas y fueron privilegiados de “mir[ar] y contempl[ar] estas cosas tal como son” y aún sostener las mismas planchas (DyC 5:13).18

De manera similar, el Señor quiere que cada uno de nosotros se prepare para entrar en Su presencia. En 1831, el Señor declaró a Sus santos: “Estoy en medio de vosotros y no me podéis ver; pero pronto vendrá el día en que me veréis, y sabréis que yo soy” (DyC 38:7-8). En el debido tiempo del Señor, algún día nosotros también podremos ver el cuerpo resucitado, y sentir las marcas de las heridas en sus manos, pies y el costado de aquel a quien primero vimos con el ojo de la fe (DyC 88:68; 93:1).19

Estas ideas, tanto prácticas como espirituales, sugieren que, en lugar de ser innecesarias, la presencia de las planchas debió haber sido esencial para el proceso de traducción. Los caracteres grabados copiados de sus páginas ayudaron a fortalecer la fe de Martin Harris y la de otros. Su realidad tangible fue un recordatorio constante de que las palabras de José Smith procedían de un registro real de profetas antiguos. Y su presencia encubierta simbolizaba la completa participación de Jesucristo en la traducción.

Como testificó el élder Jeffery R. Holland, “la realidad de esas planchas, la esencia de ellas si así lo desean, y la evidencia que viene a nosotros de ellas en la forma del Libro de Mormón está en el corazón, en el mismo centro, de la esperanza y testimonio y convicción de que esta obra es inconmovible dentro de mí por siempre”.20

Otras lecturas

Neal Rappleye, “‘Idle and Slothful Strange Stories’: Book of Mormon Origins and the Historical Record“, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 21–37.

Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, From Darkness unto Light: Joseph Smith’s Translation and Publication of the Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 86–89.

Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Firsthand Witness Accounts of the Translation Process”, en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 61–79.

Anthony Sweat, “Hefted and Handled: Tangible Interactions with Book of Mormon Objects”, en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 43–59.

Daniel C. Peterson, “Tangible Restoration: The Witnesses and What They Experienced“, 2006 presentación en la conferencia FairMormon, 31–33, en línea en fairmormon.org.

 

1. Hay algunos reportes de que José Smith usaba las planchas durante el proceso de traducción, pero esto parece venir principalmente de fuentes secundarias. Véase Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, From Darkness unto Light: Joseph Smith’s Translation and Publication of the Book of Mormon (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 86–87; John W. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation of the Book of Mormon”, en Opening the Heavens: Accounts of Divine Manifestations, 1820–1844, ed. John W. Welch, 2nd edition (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y BYU Press, 2017), 135, 161, 172, documentos primarios núm. 23, 77, y 95.
2. Véase Michael Hubbard MacKay y Gerrit J. Dirkmaat, “Firsthand Witness Accounts of the Translation Process”, en The Coming Forth of the Book of Mormon: A Marvelous Work and a Wonder, ed. Dennis L. Largey, Andrew H. Hedges, John Hilton III, y Kerry Hull (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 68–70.
3. Véase MacKay y Dirkmaat, “Firsthand Witness Accounts”, 65–68, 70–71.
4.Last Testimony of Sister Emma“, The Saint’s Herald 26, no. 19 (1 de octubre de 1879): 290. Para conocer los registros históricos que concuerdan con la descripción de Emma, véase Welch, “The Miraculous Timing of the Translation”, 145, 153, 166, 184, documentos primarios núm. 43, 59, 86, 110, 111.
5. MacKay y Dirkmaat, “Firsthand Witness Accounts”, 71.
6. Véase Richard E. Bennett, “Martin Harris’s 1828 Visit to Luther Bradish, Charles Anthon, and Samuel Mitchill”, en The Coming Forth of the Book of Mormon, 103–115; Richard E. Bennett, “Martin Harris and Three Wise Men“, BYU Speeches, 29 de junio de 2010, en línea en speeches.byu.org; Richard E. Bennett, “‘Read This I Pray Thee’: Martin Harris and the Three Wise Men of the East“, Journal of Mormon History 36, no. 1 (Winter 2010): 178–216; Richard E. Bennett, “‘A Nation Now Extinct,’ American Indian Origin Theories as of 1820: Samuel L. Mitchill, Martin Harris, y the New York Theory“, Journal of Book of Mormon Studies and Other Restoration Scripture 20, no. 2 (2011): 30–51; Richard E. Bennett, “‘A Very Particular Friend’: Luther Bradish”, en Approaching Antiquity: Joseph Smith and the Ancient World, ed. Lincoln Blumell, Matthew J. Grey, y Andrew H. Hedges (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2015), 63–82; Michael Hubbard MacKay, “‘Git Them Translated’: Translating the Characters on the Gold Plates”, en Approaching Antiquity, 83–116; MacKay y Dirkmaat, From Darkness unto Light, 39–59.
7. Véase Bennett, “Martin Harris’s 1828 Visit”, 105. Véase también Susan Easton Black y Larry C. Porter, “‘For the Sum of Three Thousand Dollars’“, Journal of Book of Mormon Studies 14, no. 2 (2005): 4–11, 66–67; Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo ayudó Martin Harris a sacar a la luz el Libro de Mormón? (2 Nefi 27:15)“, KnoWhy 291 (16 de enero de 2018).
8. History, 1838–1856, volume A-1, p. 34, The Joseph Smith Papers, accedido el 21 de julio de 2017, en línea en josephsmithpapers.org.
9. Este reporte viene de una entrevista con el periódico de Kansas City Journal en 1881, como se cita en Welch, “The Miraculous Timing of the Translation”, 166, documento primarios núm. 86.
10. Daniel C. Peterson, “Editor’s Introduction: Not So Easily Dismissed: Some Facts for Which Counter explanations of the Book of Mormon Will Need to Account“, FARMS Review 17, no. 2 (2005): xxiv argumenta que la presencia de las planchas hace difícil de “afirmar que no había nefitas pero que José Smith era, sin embargo, un profeta inspirado. Si las planchas realmente existieron, alguien las hizo. Y si no existieron los nefitas que las hicieron, entonces José Smith, o Dios, o alguien más parece haber participado en un simple fraude. El testimonio de los testigos existe, yo pienso, para forzar una elección dicotómica: ¿verdadero o falso?”
11. Anthony Sweat, “Hefted and Handled: Tangible Interactions with Book of Mormon Objects”, en The Coming Forth of the Book of Mormon, 44.
12. MacKay y Dirkmaat, From Darkness unto Light, 87.
13. Neal Rappleye, “‘Idle and Slothful Strange Stories’: Book of Mormon Origins and the Historical Record”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 26.
14. Para conocer más sobre la tangibilidad de las planchas y los artefactos que las acompañaron, véase Daniel C. Peterson, “Tangible Restoration: The Witnesses and What They Experienced“, FairMormon Conference, 2006, en línea en fairmormon.org.
15. Véase David A. Bednar, “Porque las tenemos ante nuestros ojos“, Liahona, Abril 2006, en línea en lds.org.
16. En Doctrina y Convenios 28:2, el mismo Señor comparó a José Smith a Moisés.
17. Tal como el cuerpo de Cristo en Su tumba, y así como las planchas cubiertas con tela en la mesa a plena vista durante la traducción, así también los emblemas de la Santa Cena, cuando son administradas por el sacerdocio, están cubiertas sobre una mesa durante las reuniones sacramentales SUD.
18. En un encuentro con Theodore Turley, John Whitmer, uno de los ochos testigos declaró: “Ahora digo, yo sostuve esas planchas; estaban finamente grabadas en ambos lados. Yo las sostuve”. Welch, “The Miraculous Timing of the Translation”, 178, documento primario núm. 102. Estos grabados corresponden de manera significativa al cuerpo herido de Cristo y las huellas de los clavos en Sus manos y pies. Tal como los profetas del Libro de Mormón tuvieron gran cuidado y esfuerzo al grabar cada carácter de manera individual en las planchas (Jacob 4:1-2), Cristo nos ha grabado “en las palmas de [sus] manos” (Isaías 49:16). Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué significa realmente tener caridad? (Moroni 7:45)”, KnoWhy 361 (Mayo 15, 2018).
19. Véase DyC 84:19–25. Véase también Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Jesucristo ministró al pueblo uno por uno? (3 Nefi 17:21)“, KnoWhy 209 (20 de septiembre de 2017).
20. Jeffrey R. Holland, “The Greatness of the Evidence“, Chiasmus Jubilee, 16 de agosto de 2017, en línea en bookofmormoncentral.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón