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KnoWhy #81

¿Por qué las escrituras comparan el infierno a un fuego inextinguible?

abril 12, 2017
KnoWhy #81
Pandemonio, por John Martin, 1841, vía Wikipedia
“De manera que si ese hombre no se arrepiente, y permanece y muere enemigo de Dios, las demandas de la divina justicia despiertan en su alma inmortal un vivo sentimiento de su propia culpa que lo hace retroceder de la presencia del Señor, y le llena el pecho de culpa, dolor y angustia, que es como un fuego inextinguible, cuya llama asciende para siempre jamás”.
Mosíah 2:38

El conocimiento

Aunque el entendimiento preciso del antiguo Israel sobre el “infierno” no es claro en los textos de la Biblia hebrea, la idea de un lugar para los inicuos para soportar la ardiente ira de Dios aparece en varios pasajes:

  • Deuteronomio 32:22 – “Porque se ha encendido el fuego de mi furor, y arderá hasta las profundidades del Seol [lugar de los muertos en hebreo], y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes”.
  • Isaías 26:13-19 – Aunque los inicuos que han muerto son castigados, los justos que han muerto se levantarán y gritarán de regocijo.1
  • Isaías 30:33 – “Porque Tofet (Heb: el lugar de la quema; sinónimo de Gehena)2 ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey (de Asiria), profundo y ancho, cuya pira es fuego y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende”.
  • Isaías 66:24 – “Y saldrán y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá ni su fuego se apagará; y serán abominables a toda la humanidad”.
  • Jeremías 7:31-32; 19 – Así como el pueblo de Jerusalén sacrificaron a sus hijos y quemaron incienso a falsos dioses en Tofet/Gehena, el Señor, de la misma manera, haría que aquel lugar fuera para el castigo de su pueblo.

Es evidente por estos ejemplos que cuando Lehi salió de Jerusalén, y mucho antes, el valle de Hinom (Gehena) estaba asociado con la quema, la destrucción y la ardiente ira de Dios en la mente de los habitantes de Jerusalén.  Esto aún era claramente el caso en los tiempos del Nuevo Testamento.3

Aunque este simbolismo era aparentemente familiar al rey Benjamín, y hace referencia en su uso de las palabras “fuego inextinguible” y “llama”, él o el ángel del Señor quien le había revelado estas doctrinas, escogió hablar metafóricamente del concepto del eterno castigo. El texto afirma que este tormento es “como un fuego inextinguible” (Mosíah 2:38) y “como un lago de fuego y azufre” (Mosíah 3:27).

El discurso de Benjamín amplía ese sentido metafórico al enfatizar que esos sentimientos de ardiente ira no provienen de un pozo de fuego real, o algo similar, sino del despertar del pecador “al horrendo espectáculo de su propia culpa y abominaciones” el cual lo “hará retroceder de la presencia del Señor a un estado de miseria y tormento sin fin” (Mosíah 3:25).  Este sentimiento de culpa, dijo Benjamín, “le llena el pecho de culpa, dolor y angustia, que es como un fuego inextinguible, cuya llama asciende para siempre jamás” (Mosíah 2:38).

Este concepto de experimentar el “infierno” a través del dolor y angustia de una conciencia culpable se puede encontrar también en el Antiguo Testamento. El salmista, por ejemplo, ha lamentado que las “ligaduras del Seol me rodearon” (Salmo 18:5), y que “me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor encontré” (Salmo 116:3). Estos sentimientos son similares a los de Alma hijo, que relató que estaba “atormentado con las penas del infierno” y “atribulaba el recuerdo de mis muchos pecados” cuando recordó su rebelión contra Dios. Él deseaba que fuera “aniquilado en cuerpo y alma, a fin de no ser llevado para comparecer ante la presencia de mi Dios para ser juzgado por mis obras” (Alma 36:12-17).

Esta angustia por causa del pecado y el desesperado deseo por el perdón se expresa de nuevo en el Salmo 51:9-11:

Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo espíritu.

El porqué

Dado que el rey Benjamín enfáticamente advirtió a su pueblo de las penas del infierno en su famoso discurso del convenio, es bueno preguntarse por qué era tan importante para él comunicar ese tema a ellos. ¿Qué método les describe para evitar esa “terrible situación” (Mosíah 2:40)?

El Libro de Mormón enseña que Satanás y el infierno son reales. El rey Benjamín quería que su audiencia entendiera el dolor y la angustia por la culpa que viene de pecar. A través de su discurso, él entonces da instrucciones acerca de cómo se puede evitar ese “fuego inextinguible”.

Por ejemplo, el rey Benjamín estaba preocupado por unir a su pueblo e impedir la rebelión entre ellos. En Mosíah 2:32, él les amonesta que no “surjan contenciones entre vosotros”, advirtiéndoles que de hacerlo, ellos optarían “por obedecer al espíritu malo”. Jesús más adelante advertiría al pueblo nefita del mismo mal (3 Nefi 11:29). Benjamín aconsejó a su pueblo que a quien decidieran obedecer al espíritu malo y permanecer y morir en sus pecados “bebe condenación para su propia alma; porque recibe como salario un castigo eterno, por haber violado la ley de Dios contra su propio conocimiento” (Mosíah 2:33).

La naturaleza de este “castigo”, de acuerdo con el rey Benjamín, sería un tormento mental que nos infligimos a nosotros mismos al estar concientes de nuestra propia culpa. Las palabras usadas para describir esa angustia son de hecho terribles, pero este buen rey también explicó a su pueblo cómo ellos, a través de la expiación de Cristo, podrían escapar de esa terrible situación. Él explicó a su pueblo la clave para seguir a Cristo para que ellos “recibiesen la remisión de sus pecados” (Mosíah 3:13). En Mosíah 3:19, el rey Benjamín explicó:

Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente infligir sobre él, tal como un niño se somete a su padre.

Si ellos no se rebelarían contra Dios, separándose “del Espíritu del Señor” (Mosíah 2:36), entonces podrían mirar hacia un futuro mucho más brillante. Benjamín les proporcionó esa esperanza, animándoles a centrarse en lo bueno, en Mosíah 2:41:

Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad. ¡Oh recordad, recordad que estas cosas son verdaderas!, porque el Señor Dios lo ha declarado.

Otras lecturas

Dahl, Larry E., “The Concept of Hell” in A Book of Mormon Treasury: Gospel Insights from General Authorities and Religious Educators (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2003), 262–79.

 

1. Emile Puech comentó de estos versículos: “[E]l juicio y los castigos de los inicuos se opone a la resurrección de los justos en un contexto de una colectiva escatología, y Dios ha destruido a la muerte para siempre (Isa 25:8)”. Emile Puech, “Jesus and Resurrection Faith in Light of Jewish Texts,” in Jesus and Archaeology, ed. by James H. Charlesworth (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2006), 644.
2. Tofet (o Topheth, Tophteh) era una sección del “valle del hijo de Hinom” (Heb. Gai Ben-Hinnom; luego “Gehinnom” en hebreo o “Gehena” en su traducción al español) que estaba situado justo al sur de Jerusalén. Los israelitas fueron acusados de quemar a sus hijos a Moloc y otros dioses canaanitas en ese lugar, un crimen por el cual se entendía que aquel lugar fue maldecido (Jeremías 7:31; 19:2–6).
3. Véase, e.g., Mateo 5:22, 29; 10:28; 18:9; 23:15, 33; Marcos 9:43–47; Lucas 12:5; Santiago 3:6.

Traducido por Central del Libro de Mormón