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KnoWhy #277

¿Por qué Jacob describe a Dios como un guerrero divino?

diciembre 26, 2017
KnoWhy #277
La destrucción del Leviatán, por Gustave Doré
“[P]orque el Dios Fuerte librará a su pueblo del convenio. Pues así dice el Señor: Yo contenderé con aquellos que contiendan contigo”.
2 Nefi 6:17

El Conocimiento

El poderoso discurso de Jacob registrado en 2 Nefi 6-10 usa algunas imágenes intensas donde representa a Dios como si estuviera listo para defender a su pueblo fiel del convenio y pelear batallas en su nombre. La audiencia nefita de Jacob había sido llevada de su tierra ancestral de la promesa en Jerusalén y estaban preocupados de que ahora hubieran sido separados de las promesas del convenio del Señor de prosperidad y seguridad. Jacob buscó tranquilizar a su pueblo de que el Señor no los había olvidado al utilizar la representación bíblica tradicional de Dios como un Guerrero Divino que tenía el poder de intervenir y cumplir las promesas de su convenio.

Jacob inició su discurso al leer a su audiencia de las palabras de Isaías y al proveer algunos de sus propios comentarios como una manera de “comparar” las palabras de Isaías a ellos (2 Nefi 6:4-5). Él explicó cómo, después de haber sido perseguido y crucificado en manos de los judíos, el Mesías vendría una segunda vez “con poder y gran gloria, hasta la destrucción de sus enemigos, y no será destruido ninguno que crea en él” (v. 14).

Jacob buscó dar esperanza a su pueblo de que el Señor vendría para pelear sus batallas, porque habían hecho convenios con Él. Él les aseguró, citando a Isaías: “[P]orque el Dios Fuerte librará a su pueblo del convenio. Pues así dice el Señor: Yo contenderé con aquellos que contiendan contigo” (2 Nefi 6:17, Isaías 49:25).

Este tipo de lenguaje, que atribuye a Jehová las características de un “guerrero divino” que viene del cielo para pelear batallas en nombre de su pueblo del convenio, se encuentra en todo el Antiguo Testamento y es común en las tradiciones con respecto a muchas deidades en todo el mundo antiguo.1 Cuando los antiguos israelitas celebraban la historia de la intervención de Dios para salvar o redimir a Sus hijos, a menudo usaban imágenes dramáticas de Dios viniendo como un héroe conquistador venciendo a la oposición.2

El profesor de escritura antigua de BYU, Daniel Belnap, explicó que a lo largo del antiguo Cercano Oriente, la historia de la creación del cosmos de Dios a menudo se describía como la Deidad que vencía al Caos. En estas tradiciones, el Caos a menudo se equiparaba con el “océano precósmico”, que se caracterizaba como una serpiente o un monstruo. El proceso de creación consistió en una batalla entre el dios guerrero y el monstruo del caos, donde Dios mata al monstruo, luego toma su cadáver y lo transforma en el cosmos, “imponiendo de ese modo ‘orden’ al caos”.3

Aunque esta no es la historia de la creación que vemos en Génesis, estos temas de conquista aparecen muchas veces en todo el Antiguo Testamento. Por ejemplo, después del relato de los hijos de Israel que pasan por el Mar Rojo en tierra seca, el libro de Éxodo registra una canción de acción de gracias que Moisés ofreció, elogiando a Dios por actuar en nombre de Israel en su papel de Guerrero Divino.

Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación… Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en fortaleza; tu diestra, oh Jehová, ha destrozado al enemigo. (Éxodo 15:2-3, 6)

En el Salmo 106:9, es aparente que el enemigo vencido del Éxodo era, una vez más, el mar: “Y reprendió al mar Rojo, y se secó; y los hizo ir por el abismo como por un desierto”.

Cuando Jacob compartió sus propios pensamientos sobre las lecturas de Isaías, utilizó el concepto de un monstruo para describir el caos inherente en nuestra vida mortal, del cual solo Dios puede salvar. En 2 Nefi 9:10-11, declaró:

¡Oh cuán grande es la bondad de nuestro Dios, que prepara un medio para que escapemos de las garras de este terrible monstruo; sí, ese monstruo, muerte e infierno,4 …Y a causa del medio de la liberación de nuestro Dios, el Santo de Israel, esta muerte… entregará sus muertos; y esta muerte es la tumba”.

Jacob enseñó que el Santo de Israel librará a sus santos “de ese terrible monstruo, el diablo y muerte e infierno, y de ese lago de fuego y azufre” (2 Nefi 9:19). Continuó proclamando que es a través de “la expiación” que Dios puede librar de este monstruo (vv. 25-26).

El Porqué

Uno de los propósitos principales del discurso de Jacob en 2 Nefi 6-10 fue enseñarle a su pueblo “de los convenios del Señor que ha concertado con toda la casa de Israel” (2 Nefi 9:1), de modo que “[puedan regocijarse] y levant[ar sus] cabezas para siempre” (v. 3).5 Los lectores modernos pueden preguntarse cómo representar a Dios como un guerrero conquistador habría dado a los creyentes antiguos la esperanza y la fe de que Dios cumpliría esos convenios.

Jehová le había prometido a Israel en el libro de Deuteronomio, un libro con el cual la familia de Lehi probablemente estaba muy familiarizada,6 que si eran obedientes a los convenios que habían hecho con Él, Dios los libraría de sus enemigos y luego los “quebrantará [a ellos] con gran destrozo hasta que sean destruidas” (Deuteronomio 7:23). El Señor declaró de manera similar en Deuteronomio 32:41-43: “Si afilo mi reluciente espada, y mi mano empuña el juicio, yo tomaré venganza de mis enemigos… porque él vengará la sangre de sus siervos”.

Al pueblo del convenio se le enseñó que si cumplían con sus convenios, podían invocar al Señor para que cumpliera su promesa de defenderlos de todo daño y mal. Por ejemplo, en el Salmo 74:20-22, cuando Israel se enfrentó a enemigos “rugientes”, ellos le suplicaron a Dios que: “Considera el convenio… Levántate… …acuérdate”.

Este salmo afirma la confianza de que Dios puede hacer esto porque, en el pasado, trabajó la “salvación en medio de la tierra”. Él “dividi[ó] el mar con [su] poder” y “quebrant[ó las] cabezas de monstruos en las aguas” y “abri[ó] la fuente y el río” (Salmo 74:12-13, 15). El pensamiento devoto aquí es que si el Señor hubiera hecho estas cosas maravillosas en el pasado, seguramente podría venir ahora para liberar a Sus fieles santos, como lo ha prometido hacer.

Especialmente por motivo de que la familia de Lehi había sido dispersada o llevada de su antigua tierra de herencia y se sentía aislada de las bendiciones de su convenio, Jacob buscó ayudarlos a comprender que el Señor podía cumplir sus promesas con todos los que guardaban sus convenios, donde fuera que estuvieren. Jacob terminó su discurso asegurándoles que a su posteridad se le dará “el verdadero conocimiento de su Redentor” y exhortando a su audiencia a recordar la capacidad de salvación del Guerrero Divino: “Ahora bien, amados hermanos míos… acordémonos de él, y dejemos a un lado nuestros pecados, y no inclinemos la cabeza, porque no somos desechados” (2 Nefi 10:2, 20).

Para los lectores modernos, el uso de la tradición del Guerrero Divino en las Escrituras nos puede asegurar que Dios nos ayudará a luchar en nuestras batallas y que vendrá en nuestra ayuda, particularmente para vencer las fuerzas del Maligno que nos rodena. La batalla puede ser contra el pecado y la tentación, o contra la duda y la desconfianza, o contra las pruebas y las aflicciones. En su poderoso discurso del convenio, Jacob ilustra cómo las Escrituras presentan al Santo de Israel como el prometido Guerrero Divino para asegurar a todos los hijos de Dios que nos ayudará a luchar y prevalecer sobre todos y cada uno de los desafíos que enfrentamos.

Otras Lecturas

Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué habrá escogido Jacob el símbolo de un “monstruo” para describir la muerte y el infierno? (2 Nefi 9:10)”, KnoWhy 34 (Febrero 11, 2017).

Daniel Belnap, “’I Will Contend with Them That Contendeth with Thee’: The Divine Warrior in Jacob’s Speech of 2 Nephi 6–10,” Journal of the Book of Mormon and Restoration Scripture 17, no. 1–2 (2008): 20–39.

John S. Thompson, “Isaiah 50–51, the Israelite Autumn Festivals, and the Covenant Speech of Jacob in 2 Nephi 6–10,” en Isaiah in the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 123–150.

 

1. Para estudios más extensos de este tema, véase Frank Moore Cross, Canaanite Myth and Hebrew Epic: Essays in the History of the Religion of Israel (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1973); Patrick D. Miller Jr., The Divine Warrior in Early Israel (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1973); John Day, God’s Conflict with the Dragon and the Sea: Echoes of a Canaanite Myth in the Old Testament (Cambridge, MA: Cambridge University Press, 1985); Bernard F. Batto, Slaying the Dragon: Mythmaking in the Biblical Tradition (Louisville, KY: Westminster, 1992); Nicholas Wyatt, Myths of Power: A Study of Royal Myth and Ideology in Ugaritic and Biblical Tradition (Munster: Ugarit-Verlag, 1996); Martin Klingbeil, Yahweh Fighting from Heaven: God as Warrior and as God of Heaven in the Hebrew Psalter and Ancient Near Eastern Iconography (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1999); Michael A. Fishbane, Biblical Myth and Rabbinic Mythmaking (Oxford, UK: Oxford University Press, 2003).
2. Un excelente ejemplo de esto es el Salmo 18:16, en el cual el siervo del Señor llama al Señor, quien lo escucha y viene volando sobre un querubín para salvarlo de sus enemigos y de “caudalosas aguas”. Los versículos 13-15 anuncian: “Jehová tronó en los cielos, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego. Y envió sus saetas y los dispersó; y lanzó relámpagos y los confundió. Entonces aparecieron los abismos de las aguas, y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, a tu reprensión, oh Jehová, al soplo del aliento de tu nariz”.
3. Daniel Belnap, “’I Will Contend with Them That Contendeth with Thee’: The Divine Warrior in Jacob’s Speech of 2 Nephi 6–10,” Journal of the Book of Mormon and Restoration Scripture 17, no. 1–2 (2008): 23.
4. Para más información sobre “monstruo… muerte e infierno”, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué habrá escogido Jacob el símbolo de un ‘monstruo’ para describir la muerte y el infierno? (2 Nefi 9:10)”, KnoWhy 34 (Febrero 11, 2017).
5. Belnap explicó que “el acto de levantar la cabeza se asoció con la liberación del cautiverio y la liberación”. Belnap, “I Will Contend,” 32; cf. 2 Nefi 10:20; Mosíah 7:18–19; 24:13; Salmos 3:1, 3, 7.
6. El libro de Deuteronomio era probablemente el “libro de la ley” que había sido redescubierto en el Templo de Jerusalén por los sacerdotes del rey Josías, unas dos décadas antes de que Lehi saliera de Jerusalén. Noel B. Reynolds, “The Israelite Background of Moses Typology in the Book of Mormon,” BYU Studies 44, no. 2 (2005): 10; véase también, Neal Rappleye, “The Deuteronomist Reforms and Lehi’s Family Dynamics: A Social Context for the Rebellions of Laman and Lemuel,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 16 (2015): 87–99.

Traducido por Central del Libro de Mormón