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KnoWhy #411

¿Por qué era tan importante la espada de Labán para los líderes nefitas?

agosto 20, 2018
KnoWhy #411
Detail of Battle in the Sidon (Detalles de la batalla de Sidón) por James Fullmer
Detail of Battle in the Sidon (Detalles de la batalla de Sidón) por James Fullmer
“Mas he aquí, el rey Benjamín reunió a sus ejércitos y les hizo frente; y luchó con la fuerza de su propio brazo, con la espada de Labán”.
Palabras de Mormón 1:13

El conocimiento

Desde el tiempo en que Nefi sacó la espada de Labán de su vaina y lo mató con ella,1 el arma tuvo un significado especial para la nación nefita. El Libro de Mormón hace referencia a la espada de Labán en varias ocasiones. Por ejemplo, Nefi dijo que con el propósito de proteger a su pueblo, él “tom[ó] la espada de Labán, y conforme a ella hi[zo] muchas espadas” (2 Nefi 5:14). Jacob señaló que Nefi “había empuñado la espada de Labán en su defensa” (Jacob 1:10). Mormón mencionó que el rey Benjamín “luchó con la fuerza de su propio brazo, con la espada de Labán” (P. de Morm. 1:13). Y en Mosíah 1:16 aprendemos que Mosíah recibió la espada de Labán del rey Benjamín.

Al conocer estos pasajes, algunos se podrían preguntar qué tenía de especial la espada de Labán.2 En el mundo antiguo, incluyendo el antiguo Israel, las espadas eran vistas como un símbolo de autoridad, reinado o favor divino.3 Parece ser que esto es precisamente el simbolismo que Nefi intentó hacer cuando describió las circunstancias bajo las cuales obtuvo la espada de Labán.

David and Goliath (David y Goliat) por Guillaume Courtois a través de Wikimedia Commons
David and Goliath (David y Goliat) por Guillaume Courtois a través de Wikimedia Commons

Varios estudios han demostrado que Nefi intencionalmente conectó la muerte de Labán con la muerte de Goliat por David y que en ambos casos, el evento significó la realeza preordenada del joven rey (véase el apéndice).4 También, en cada historia, la misma espada llegó a ser una herencia nacional, así como también un símbolo perdurable de la liberación divina y legitimidad real.5 Brett Holbrook ha señalado seis puntos similares entre la espada de Labán y la espada de Goliat:

  1. Primero, cada espada fue empuñada originalmente por un hombre de poder.
  2. Segundo: A cada propietario de la espada se le cortó la cabeza con su propia espada por un joven fiel.
  3. Tercero: Cada espada fue finamente diseñada para su época y fue única.
  4. Cuarto: Cada espada fue reverenciada por el pueblo.
  5. Quinto: Cada espada fue utilizada para liderar a un pueblo.
  6. Cada espada era un símbolo de autoridad y realeza.6

 

Se podría agregar que ambas espadas fueron incluidas en sus respectivos tesoros nacionales.7 La espada de Goliat se guardó envuelta con el efod del sumo sacerdocio el cual estaba asociado con el Urim y Tumim (1 Samuel 21:9). Entre los nefitas, la espada de Labán fue preservada con las planchas de bronce, los intérpretes, el pectoral, la Liahona y el mismo Libro de Mormón (Mosíah 1:16; DyC 17:1).8

The Sword of Laban (La espada de Labán) por Jody Livingston
The Sword of Laban (La espada de Labán) por Jody Livingston

Noel B. Reynolds ha argumentado que “Nefi cuidadosamente elaboró lo que escribió para convencer a los suyos y futuras generaciones que el Señor lo había escogido sobre sus hermanos mayores para ser el sucesor de Lehi. Por lo tanto, una manera interesante de leer el registro es como un tratado político producido para demostrar que su reinado era fidedigno”.9 La manera en que los reyes nefitas reverenciaban la espada de Labán apoya de manera significativa la tesis de Reynold. En la narrativa de Nefi, la espada de Labán tuvo un papel importante en presagiar su futuro reinado y legitimar su llamado divino como “gobernante y maestro sobre [sus] hermanos” (1 Nefi 2:22).10 La historia sobre cómo obtuvieron las espadas está cargada de significado político, así como también de simbolismo espiritual.

El porqué

Comprender por qué los nefitas reverenciaban la espada de Labán también da más conocimiento sobre el por qué fue incluida entre las reliquias nefitas que se mostraron a los tres testigos por el ángel Moroni.11 En su testimonio antes de morir, Martin Harris declaró: “Tan seguro como vez el sol brillar, tan seguro estoy que estuve en la presencia de un ángel de Dios con José Smith y lo vi sostener las planchas de oro en sus manos. También vi el Urim y Tumim, el pectoral y la espada de Labán“.12 David Whitmer dijo que un “personaje glorioso apareció ante ellos y les mostró las planchas, la espada de Labán, los directores que fueron dados a Lehi (llamado Liahona), el Urim y Tumim y otros registros”.13

La espada de Labán simbolizaba la mano de Dios en la fundación de la nación nefita y en liberarlos de sus enemigos. En nuestros días, de manera similar ayuda a legitimar el llamamiento de José Smith como profeta y demuestra la mano de Dios en la restauración. Su realidad física, como lo testifican los tres testigos, respalda la realidad histórica de los profetas nefitas que escribieron el Libro de Mormón, así como también las afirmaciones de José Smith sobre su traducción divina.

Replicas (Réplicas) por David A. Baird. Fotografía de Daniel Smith
Replicas (Réplicas) por David A. Baird. Fotografía de Daniel Smith

La espada también simbolizaba la importancia de buenos líderes. Nefi dijo que “tom[ó] la espada de Labán, y conforme a ella hice muchas espadas” (2 Nefi 5:14). Y Jacob, justo después de mencionar el uso de Nefi de la espada de Labán, dijo que “quienquiera que gobernara en su lugar, lo llamarían Nefi segundo, Nefi tercero, etcétera, según los reinados de los reyes” (Jacob 1:11). Así como la espada de Labán fue un modelo para otras espadas, Nefi fue un modelo para reyes justos. Tanto el nombre de Nefi como su espada llegaron a estar inseparablemente conectados a los primeros monarcas nefitas, cada uno sirviendo como modelos de alta calidad para que otros los siguieran.

Quizás lo más importante, la espada de Labán puede ayudarnos a recordar que debemos seguir los mandamientos del Señor y los susurros del Espíritu (1 Nefi 4:6). Nefi conquistó a sus enemigos y presagió su condición real al colocar su confianza en el Señor y seguir diligentemente Sus mandamientos, incluso cuando otros se den por vencidos y regresen con las manos vacías (1 Nefi 3:14). De la misma manera, la espada de Labán es un símbolo perdurable de la voluntad de Dios para “prepararles una vía” para que las personas “[cumplan] lo que les ha mandado” (v. 7).

Otras lecturas

Ben McGuire, “Nephi and Goliath: A Case Study of Literary Allusion in the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 1 (2009): 16–31.

Alan Goff, “How Should We Then Read? Reading Mormon Scripture after the Fall“, FARMS Review 21, no. 1 (2009): 137–178.

Val Larsen, “Killing Laban: The Birth of Sovereignty in the Nephite Constitutional Order“, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 26–41, 84–85.

Brett L. Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, Journal of Book of Mormon Studies 2, no. 1 (1993): 39–72.

Apéndice14

 

Nefi y Labán David y Goliat
Nefi fue escogido por Dios como gobernador antes de su conflicto con Labán (1 Nefi 2:1; 3:29). David fue ungido como rey de Israel antes de su conflicto con Goliat (1 Samuel 16:3).
Nefi era “muy joven” cuando mató a Labán (1 Nefi 2:16). David era “un muchacho” cuando mató a Goliat (1 Samuel 17:33).
A pesar de su juventud, Nefi era “grande de estatura” y recibió “mucha fuerza del Señor” (1 Nefi 2:16; 4:31). A pesar de su juventud, David fue “valiente y vigoroso” (1 Samuel 16) y había matado a un león y un oso (1 Samuel 17:34-37).
Nefi fue enviado por su padre para obtener las planchas de bronce, lo que condujo a su confrontación con Labán (1 Nefi 3:3–4). David fue enviado al frente de batalla por su padre, lo cual llevó a su confrontación con Goliat (1 Samuel 17:17–18).
Nefi obedeció los mandamientos de su padre: “Y sucedió que yo, Nefi, dije a mi padre: Iré y haré lo que el Señor ha mandado” (1 Nefi 3:7). David obedeció los mandamientos de su padre: “Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga, como Isaí le había mandado” (1 Samuel 17:20).
Nefi recibió una bendición del favor divino de su padre: “Por lo tanto, ve tú, hijo mío, y el Señor te favorecerá porque no has murmurado” (1 Nefi 3:6). David recibió la bendición por parte de Saúl de que Jehová estaría con él: “Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová sea contigo” (1 Samuel 17:37).
Nefi declaró: “[S]eamos fieles” (1 Nefi 3:16; 4:1) y “seamos fuertes” (1 Nefi 4:2). David declaró a Saúl: “No se desaliente el corazón de ninguno a causa de [Goliat]” (1 Samuel 17:32).
Nefi declaró a su padre: “Iré y haré lo que el Señor ha mandado (1 Nefi 3:7; énfasis añadido). David declaró a Saúl, que el “irá y peleará con este filisteo” (1 Samuel 17:32; énfasis añadido).
Lamán le dijo a Nefi; “¿Cómo es posible que el Señor entregue a Labán en nuestras manos? He aquí, es un hombre poderoso, y puede mandar a cincuenta, sí, y aun puede matar a cincuenta; luego, ¿por qué no a nosotros?” (1 Nefi 3:31). Saúl dijo a David: “No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él, porque tú eres un muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud” (1 Samuel 17:33).
En respuesta a las dudas de sus hermanos, Nefi citó dos milagros relacionados con la separación del mar Rojo, la liberación de los israelitas y la destrucción del ejército egipcio (1 Nefi 4:2). Los israelitas fueron salvados y los egipcios murieron. En respuesta a las dudas de Saúl, David menciona dos veces cuando estaba cuidando ovejas y fue milagrosamente liberado por Jehová, una vez por un león y otra por un oso (1 Samuel 17:34–37). Las ovejas fueron salvadas y los depredadores fueron muertos.
Nefi entonces aplica las dos liberaciones milagrosas que acababa de citar a su propia situación: “Subamos hasta allá; el Señor puede librarnos como a nuestros padres, y destruir a Labán como a los egipcios” (1 Nefi 4:3). David entonces aplicó las dos liberaciones milagrosas que había citado a su actual situación: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de manos de este filisteo” (1 Samuel 17:37).
Los hermanos mayores de Nefi (especialmente su hermano mayor Lamán) estaban enojados con él y “hablaron muchas palabras ásperas” (1 Nefi 3:28). El hermano mayor de David, Eliab estaba enojado con él y lo reprendió por su confianza audaz de que Goliat podía ser vencido (1 Samuel 17:28).
Nefi era el hijo menor de su familia y dejó a sus hermanos mayores atrás cuando fue por sí mismo a confrontar a Labán (Introducción de 1 Nefi; 4:5). David era el hijo menor en su familia y dejó a los “tres mayores” atrás cuando fue por sí mismo a enfrentar a Goliat. (1 Samuel 17:14).
Labán era un “hombre poderoso” que mandaba a muchos soldados (1 Nefi 3:31). Goliat era un soldado “paladín” (1 Samuel 17:4, 23, 51).
Un ángel profetizó la muerte de Labán antes de que Nefi lo matara: “He aquí, subiréis de nuevo a Jerusalén y el Señor entregará a Labán en vuestras manos” (1 Nefi 3:29). Nefi entonces predijo más directamente que Labán moriría: “[E]l Señor puede librarnos… y destruir a Labán” (1 Nefi 4:3). Cuando enfrentaba a Goliat, David profetizó su muerte antes de matarlo: “Jehová te entregará hoy en mis manos” (1 Samuel 17:46) y porque “de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (v. 47).
Nefi proclamó con confianza que podrían conquistar a Labán aunque tuviera “decenas de millares” de soldados (1 Nefi 4:1), que eran más de “cincuenta” soldados por lo que Lamán estaba preocupado (1 Nefi 3:31). David fue especialmente conocido por matar a “diez miles” de soldados enemigos, mientras que Saúl solo mató a “miles” (1 Samuel 18:7–8).
Nefi nunca había matado a una persona antes de matar a Labán: “Y aconteció que el Espíritu me constriñó a que matara a Labán; pero dije en mi corazón: Yo nunca he derramado sangre humana” (1 Nefi 4:10). Debido a que David solo mencionó que mató a un león y un oso, se sugiere que nunca había matado a un hombre o peleado en batalla antes de matar a Goliat (1 Samuel 17:33–37).
A diferencia de sus hermanos mayores, Nefi no tenía miedo de Labán (1 Nefi 3:31– 4:3). A diferencia de sus hermanos mayores y el resto de los israelitas, David no tenía miedo de Goliat (1 Samuel 17:26).
Nefi fue a enfrentar a Labán sin usar una armadura o una espada (1 Nefi 4:18–19). David fue a enfrentar a Goliat sin usar una armadura o una espada (1 Samuel 17:38–39, 50).
Labán insultó a uno de los hijos de Lehi, dio falso testimonio en contra de él e hizo un juramento precipitado de que lo mataría: “Por tanto, le dijo: He aquí, tú eres un ladrón, y te voy a matar” (1 Nefi 3:13). Goliat insultó a David, lo maldijo por dioses falsos e hizo un juramento de que lo mataría: “Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo un perro para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo” (1 Samuel 17:43–44).
Nefi enfrentó a Labán en el nombre del Señor (1 Nefi 3:15; 4:12). David vino en contra de Goliat en el nombre de Jehová: “[Y]o vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel (1 Samuel 17:45).
Antes de que Nefi degollara a Labán, este “había caído al suelo” en su embriaguez (1 Nefi 4:7). Antes de que David degollara de Goliat, este “cayó a tierra sobre su rostro” (1 Samuel 17:49).
Cuando Nefi se acercó al cuerpo caído de Labán, él “percibiendo su espada, la [sacó] de la vaina” y “le cort[ó] la cabeza con su propia espada” (1 Nefi 4:9, 18). Cuando David se acercó al cuerpo caído de Goliat, “y tomando la espada de él, la sacó de su vaina, y lo mató y le cortó con ella la cabeza” (1 Samuel 17:51).
El Espíritu del Señor hizo mención especial al significado de la muerte de un hombre: “Es mejor que muera un hombre a dejar que una nación degenere y perezca en la incredulidad” (1 Nefi 4:13). El desafío de Goliat puso el destino de sus respectivas naciones en el resultado de la muerte de un hombre: “Si él [un guerrero israelita] puede pelear conmigo y me mata, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él y lo mato, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis” (1 Samuel 17:8–9). Jonatán más tarde dijo que David “mató al filisteo, y Jehová hizo una gran salvación a todo Israel” (1 Samuel 19:5).
El Señor entregó a Labán en las manos de Nefi: “Y además, sabía que el Señor había puesto a Labán en mis manos para este fin: que yo obtuviese los anales, de acuerdo con sus mandamientos” (1 Nefi 4:17). Jehová entregó a Goliat en las manos de David: “Jehová te entregará hoy en mis manos, y yo te mataré y te cortaré la cabeza” (1 Samuel 17:46).
Nefi hizo una mención especial de la buena calidad de la espada de Labán: “[E]l puño era de oro puro, labrado de una manera admirable, y vi que la hoja era de un acero finísimo” (1 Nefi 4:9). La espada de Goliat también se menciona como una espada única y sin precedentes. Hablando de la espada, David dijo: “Ninguna como ella” (1 Samuel 21:9).
Nefi guardó la espada de Labán, y con el tiempo fue guardada con las reliquias sagradas nefitas, incluyendo las planchas de bronce, los intérpretes, el pectoral, la Liahona y el mismo Libro de Mormón (Mosíah 1:16; DyC 17:1). David obtuvo la espada de Goliat, la cual aparentemente se guardó con las reliquias sagradas israelitas “envuelta en un paño detrás del efod [del sumo sacerdote]” (2 Samuel 21:9).
Cuando Nefi se puso la ropa de Labán, se acercó a sus hermanos y ellos estaban “[asustados] en extremo” y “huyeron de [su] presencia, porque creían que era Labán” (1 Nefi 4:28). Cuando Goliat confrontó a los israelitas “todos los hombres de Israel que veían a aquel hombre huían de su presencia y tenían gran temor” (1 Samuel 17:23–24).
Después de que Zoram descubriera que Nefi se había disfrazado con las ropas de Labán, pudo haber asumido correctamente que había sido asesinado. En respuesta a este descubrimiento, él “empezó a temblar, y estaba a punto de huir” (1 Nefi 4:30). Podemos aprender en 1 Samuel 17:51 que “cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron”.
La explicación de Nefi de que Zoram sería “libre” en lugar de que retuviera su posición como “siervo” sugiere que Zoram habría esperado tener que servir a Nefi y su familia (1 Nefi 4:33–38). Los términos de combate que Goliat estipulaban que si un israelita “puede pelear conmigo y me mata, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él y lo mato, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis” (1 Samuel 17:9).
Nefi mató a Labán y tomó las planchas para que su nación no “degenere y perezca en la incredulidad” (1 Nefi 4:13). Lehi profetizó que las planchas de bronce finalmente “irían a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos que fueran de su simiente” (1 Nefi 5:18). David mató a Goliat para que conozca “toda la tierra que hay Dios en Israel” (1 Samuel 17:46).
Después de matar a Labán, Nefi dijo: “[T]omé las ropas de Labán y me vestí con ellas, poniéndomelas todas, y me ceñí los lomos con su armadura” (1 Nefi 4:19). Después de matar a Goliat, David tomó la armadura de este y la puso en su propia tienda (1 Samuel 17:54). También, Jonatán, heredero de Saúl al trono, inmediatamente “se quitó el manto que tenía sobre sí y se lo dio a David, y otras ropas suyas, y aun su espada, y su arco y su cinturón” (1 Samuel 18:4).
Después de matar a Labán, Nefi tomó las planchas de bronce del tesoro de este (1 Nefi 4:20–24). Después de matar a Goliat, los israelitas “saquearon [el] campamento [filisteo]” (1 Samuel 17:53).
Después de matar a Labán, Nefi hizo un solemne juramento a Zoram de que si se unía a ellos, Zoram podría ser “libre como nosotros” (1 Nefi 4:33). Más tarde, Lehi declaró que Zoram había sido “un amigo fiel de mi hijo Nefi para siempre. Por lo tanto, porque [había] sido fiel,[su] posteridad [sería] bendecida con su posteridad” (2 Nefi 1:30–31). Después de matar a Goliat, “hicieron un pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo” (1 Samuel 18:3). Después Jonatán declaró: “[A]mbos hemos jurado en el nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre mi descendencia y tu descendencia, para siempre” (1 Samuel 20:42).
Después de matar a Labán, Nefi regresó a la tienda de su padre y le mostró las planchas de bronce (1 Nefi 5:10). Después de matar a Goliat “David volvió de matar al filisteo” y lo llevaron “delante de Saúl. Y David llevaba la cabeza del filisteo en su mano” (1 Samuel 17:57).
Después de matar a Labán, Nefi regresó a la tienda de su padre y sus padres “se llenaron de gozo” (1 Nefi 5:7). En particular su madre, Saríah “se regocijó en extremo” (v. 1), y alababa al Señor por haber librado a sus hijos (vv. 7-8). Después de matar a Goliat, David se convirtió inmediatamente en un líder militar en el ejército de Saúl. Al regresar de su primer campaña, “salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando… y con cantos de júbilo” y también alababan verbalmente a David (1 Samuel 18:6–7).
Jacob relató que su pueblo “amaba a Nefi en extremo, porque había sido para ellos un gran protector, pues había empuñado la espada de Labán en su defensa” (Jacob 1:10). En 1 Samuel 18:16–17 aprendemos que “todo Israel y Judá amaban a David, porque él salía y entraba delante de ellos” en su camino para “pele[ar] las guerras de Jehová”.
Lamán era el primogénito, y se puso celoso de Nefi por su éxito y repetidamente intentó matarlo (2 Nefi 5:3). Nefi había sido escogido por el Señor para gobernar sobre Lamán y finalmente fue hecho rey por su pueblo (2 Nefi 5:18). Saúl era el actual rey de Israel, y llegó a estar celoso del éxito de David y repetidamente intentó matarlo. David fue escogido por el Señor para reemplazar a Saúl y finalmente fue señalado para ser rey por su pueblo (2 Samuel 2:4; 5:3).

 

1. Para conocer la justificación legal de las acciones de Nefi, véase Book of Mormon Central en Español, “Fue legal la muerte de Labán realizada por Nefi? (1 Nefi 4:18)“, KnoWhy 256 (24 de noviembre de 2017); John W. Welch, “Legal Perspectives on the Slaying of Laban“, Journal of Book of Mormon Studies 1, no. 1 (1992): 119–141; John W. Welch y Heidi Harkness Parker, “Better That One Man Perish“, en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, Utah: FARMS, 1999), 17–18.
2. Una de los cosas que hace de la espada de Labán valiosa es que fue hecha de “un acero finísimo” (1 Nefi 4:9). Para conocer la evidencia de que se forjaba acero de alta calidad en los días de Nefi, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo era la espada de Labán? (1 Nefi 4:9)“, KnoWhy 401 (31 de julio de 2018).
3. Véase Brett L. Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, Journal of Book of Mormon Studies 2, no. 1 (1993): 39–72; Brett L. Holbrook, “Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority“, en Pressing Forward with the Book of Mormon: The FARMS Updates of the 1990s, ed. John W. Welch y Melvin J. Thorne (Provo, UT: FARMS, 1999), 93–96.
4. Véase Ben McGuire, “Nephi and Goliath: A Case Study of Literary Allusion in the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 1 (2009): 16–31; Val Larsen, “Killing Laban: The Birth of Sovereignty in the Nephite Constitutional Order“, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 26–41, 84–85; Alan Goff, “How Should We Then Read? Reading Mormon Scripture after the Fall“, FARMS Review 21, no. 1 (2009): 137–178; Ben McGuire, “Nephi and Goliath: A Reappraisal of the Use of the Old Testament in First Nephi“, presentación en FairMormon, 2001, en línea en archive.bookofmormoncentral.org.
5. Para conocer la posibilidad de que la espada de Labán fuera una reliquia importante entre los Israelitas, véase Daniel N. Rolph, “Prophets, Kings, and Swords: The Sword of Laban and Its Possible Pre-Laban Origin“, Journal of Book of Mormon Studies 2, no. 1 (1993): 73–79.
6. Estos puntos están adaptados del artículo de Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, 48–53.
7. Para conocer la relación entre las reliquias nefitas y aquellas asociadas con el arca del convenio israelita, véase Don Bradley, “Piercing the Veil: Temple Worship in the Lost 116 Pages“, presentación en FairMormon, 2012, en línea en archive.bookofmormoncentral.org.
8. Es posible que la calidad del acero de la espada de Labán la haya hecho más reflectiva o brillante que otras espadas. Tal vez la espada fue guardada en el templo nefita y, si fue así, su lustre podría haber representado simbólicamente la “espada encendida que daba vueltas por todos lados, para guardar el árbol de la vida” (Alma 42:2-3). Sabemos que el brillo de las espadas era un concepto importante para los nefitas porque cuando los anti-nefi-lehitas enterraron sus espadas, lo hicieron “para que se conserven lustrosas, como testimonio en el último día” (Alma 24:16; énfasis añadido).
9. Noel B. Reynolds, “Nephi’s Political Testament“, en Rediscovering the Book of Mormon: Insights You May Have Missed Before, ed. John L. Sorenson y Melvin J. Thorne (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1991), 221. Véase también, Noel B. Reynolds, “The Political Dimension in Nephi’s Small Plates“, BYU Studies Quarterly 27, no. 4 (1987): 15–37.
10. En el mundo antiguo, la armadura y las armas eran caras y los armamentos de alta calidad a menudo estaban disponibles solo para los soldados de élite. Cuando un soldado mataba a otro en combate, a menudo tenía el privilegio de tomar para sí la armadura y las armas de su enemigo. Esto no solo le daba más riqueza, sino que si el armamento de su enemigo era superior a la propia, le permitiría llegar a ser un guerrero más poderoso. En la mente antigua, esta transferencia de armadura y armas también podría ser vista como una transferencia simbólica de poder. Por lo que, el armamento de combatientes caídos a menudo eran más que simples trofeos. Pablo utilizó una analogía relevante cuando habló de la necesidad de ponerse “toda la armadura de Dios” en Efesios 6:13. Al tomar sobre nosotros la armadura espiritual de Dios, también obtenemos simbólicamente Su poder. Para conocer más acerca de los temas de la armadura de Dios en el Libro de Mormón, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué dice el Libro de Mormón sobre la armadura de Dios? (2 Nefi 1:23)“, KnoWhy 378 (13 de junio de 2018).
11. El Señor dio a estos testigos la seguridad de que podrían ver la espada de Labán junto con los otros artefactos nefitas en Doctrina y Convenios 17:1: “He aquí, os digo que tenéis que confiar en mi palabra, y si lo hacéis con íntegro propósito de corazón, veréis las planchas, y también el pectoral, la espada de Labán, el Urim y Tumim que le fue dado al hermano de Jared en el monte, cuando habló cara a cara con el Señor, así como los directores milagrosos que recibió Lehi mientras se hallaba en el desierto, en las inmediaciones del mar Rojo”. Énfasis añadido.
12. William Pilkington a Vern C. Poulter, 28 de febrero de 1930, Special Collections, Harold B. Lee Library, Brigham Young University, Provo, Utah (énfasis añadido); como se cita en Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, 62.
13. George Q. Cannon, “Church History”, The Juvenile Instructor 19 (1 de abril de 1884): 107 (énfasis añadido); como se cita en Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, 62–63.
14. Muchos de estas similitudes textuales fueron derivados o adaptados de los siguientes artículos: Ben McGuire, “Nephi and Goliath: A Case Study of Literary Allusion in the Book of Mormon“, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 1 (2009): 16–31; Alan Goff, “How Should We Then Read? Reading Mormon Scripture after the Fall“, FARMS Review 21, no. 1 (2009): 137–178; Val Larsen, “Killing Laban: The Birth of Sovereignty in the Nephite Constitutional Order“, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 1 (2007): 26–41, 84–85; Brett L. Holbrook, “The Sword of Laban as a Symbol of Divine Authority and Kingship“, Journal of Book of Mormon Studies 2, no. 1 (1993): 39–72; Taylor Halverson, “Nephi is David and Laban is Goliath”, manuscrito no publicado, 3 de julio de 2007.

Traducido por Central del Libro de Mormón