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KnoWhy #274

¿Por qué el pueblo de Ammón fue eximido del deber militar?

diciembre 20, 2017
KnoWhy #274
Batalla del Río Sidón, por Jorge Cocco
“[Y] los protegeremos de sus enemigos con nuestros ejércitos, con la condición de que nos den una parte de sus bienes para ayudarnos, a fin de sostener nuestros ejércitos”
Alma 27:24

El Conocimiento

El Libro de Mormón condena absolutamente el asesinato, el derramamiento de sangre y la guerra agresiva siempre que sea posible. Una de las relatos más notables de la objeción consciente es la de los anti-nefi-lehitas, también llamados ammonitas. Fueron tan profundamente convertidos al evangelio de paz que le prometieron a Dios, como parte de su convenio de arrepentimiento, que nunca “volverían a usar armas para derramar sangre humana” (Alma 24:18).1

Después de que muchos ammonitas fueron asesinados, en lugar de romper su promesa, los nefitas tomaron a estos refugiados de guerra y les dieron la tierra de Jersón como un refugio de sus enemigos. El profeta nefita Alma incluso les concedió una exención del requisito normal de que todos los hombres sanos debían servir en el ejército, y los nefitas como pueblo “[colocaron] a [sus] ejércitos entre la tierra de Jersón y la tierra de Nefi para proteger a nuestros hermanos en la tierra de Jersón” (Alma 27:23).2

El erudito legal John W. Welch ha sugerido que los términos específicos de esta notable exención del deber militar pudieron haberse basado en la antigua ley israelita y su interpretación tradicional. Tenía varias razones para esta afirmación:

1. El deber militar absoluto solo se aplica a los enemigos que luchan

El requisito legal en Deuteronomio 20:1-2 habla solamente de ir a la batalla “contra tus enemigos”. Más tarde, los rabinos judíos interpretaron que los enemigos eran de una tribu o pueblo completamente diferente, y declararon explícitamente que las tribus de Israel no debían luchar contra sus hermanos, por ejemplo, “ni Judá contra Simeón ni Simeón contra Benjamín”.3 Como observó Welch, “un entendimiento similar puede reflejarse en la negativa de los amonitas de ‘tomar las armas contra sus hermanos‘”, los lamanitas (Alma 24:6, 18; 27:23).4

2. Las graves transgresiones podrían hacer que los soldados no fueran aptos para la batalla

Deuteronomio 20:8 proporcionó una exención militar para el hombre que es “medroso y de corazón apocado”. Como Welch ha explicado: “[D]ado que todos los que iban a la batalla eran probablemente ‘temerosos y débiles de corazón’, la exención indudablemente tenía un significado más restringido en la práctica real; de lo contrario, casi todos estarían exentos. De hecho, como aclara el Talmud, esta expresión en Deuteronomio ‘alude a alguien que tiene miedo por las transgresiones que cometió‘”.5

Esto es sorprendentemente similar a la razón por la cual el pueblo de Ammón tenía miedo de tomar las armas. El Libro de Mormón informa que “no veían la muerte con ningún grado de terror” (Alma 27:28), sino que temían “empuñar las armas en contra de sus hermanos, no sea que cometan pecado” (v. 23) .6 Hicieron esto, en gran parte, porque sabían que habiendo sido perdonados una vez de sus serios pecados pasados, sería aún más difícil para ellos ser perdonados por repetir esas transgresiones (véase Alma 24:10).

3. Las excepciones a veces se eliminaban en circunstancias difíciles

Welch también señaló que los rabinos judíos “limitaban la exención para los medrosos y apocados a las hazañas voluntarias del rey”. Sin embargo, en una guerra de defensa nacional obligatoria, incluso los medrosos estaban obligados a ir a la batalla”.7 Con esto en mente, es notable que el pueblo de Ammón contemplaba romper su juramento cuando sus protectores, los nefitas, estaban a punto de perder un importante conflicto militar defensivo (véase Alma 53:13).

Este dilema moral, y tal vez la incertidumbre sobre la opción legal de pelear, finalmente se resolvió cuando el profeta y sumo sacerdote Helamán persuadió a los hombres ammonitas para que mantuvieran “el juramento que habían hecho” (Alma 53:14), aunque voluntariamente permitieron a sus hijos pequeños servir, quienes no habían hecho ese juramento varios años antes.

4. Los soldados exentos aún tenían que proporcionar provisiones a las tropas activas

Además, los escritos rabínicos sugirieron que aquellos que habían sido eximidos de la lucha real todavía tenían la obligación legal de “proporcionar agua y comida y reparar los caminos”.8 En otras palabras, debían apoyar y proveer para necesidades en la retaguardia.9 Esto es notable, considerando que los nefitas eximieron al pueblo de Ammón del deber militar de combate en la “condición de que nos den [a los nefitas] una parte de sus bienes para ayudarnos, a fin de sostener nuestros ejércitos” (Alma 27:24).

Después de desarrollar estos puntos, Welch concluyó: “La rara exención concedida a los ammonitas era lógica, motivada por motivos religiosos y coherente con la antigua ley israelita, incluida en el Deuteronomio y en otros lugares, que imponía una gran obligación cívica a todos los ciudadanos de contribuir, según correspondiera, a la defensa de su país, su Dios, su religión y su pueblo”.10

El Porqué

El reconocer que esta notable exención militar es consistente con varios aspectos de los antiguos estatutos y prácticas legales israelitas, puede enriquecer profundamente la comprensión del lector de esta importante narrativa.

En varios casos en el Antiguo Testamento, los soldados de Israel estaban divinamente protegidos cuando enfrentaban fuerzas enemigas mucho más grandes o más experimentadas.11 Por ejemplo,  Jehová hizo que Gedeón tomara medidas para reducir deliberadamente la fuerza de combate de Israel a un pequeño contingente de valientes soldados. Sin embargo, con esta pequeña fuerza pudieron conquistar fácilmente a un ejército madianita mucho más grande (véase Jueces 7). Parece que las disposiciones legales para exenciones militares que se encuentran en Deuteronomio fueron diseñadas para enseñar un principio universal: en última instancia, el éxito militar no depende de la cantidad de soldados o municiones, sino de cuán justa y valientemente las personas siguen la voluntad de Dios y guardan sus convenios.

El dilema moral que enfrentan los padres ammonitas también es instructivo. Si una exención del deber militar podría ser invalidada legalmente por una amenaza terrible a la seguridad de su nueva nación, como se demostró en el tercer punto de Welch, entonces el pueblo de Ammón pudo haber estado inseguro de qué obligación moral tenía la más alta prioridad. ¿Debían mantener su antiguo juramento de no tomar las armas? ¿O podrá ser la creciente obligación legal de defender a su nación en circunstancias extremas reemplazara su anterior juramento?12 El élder Richard G. Scott llamó a esto “un momento crítico de su vida espiritual”.13 Y lo eligieron sabiamente, en circunstancias muy difíciles.

El mundo de hoy está lleno de dilemas morales de naturaleza similar. El mensaje del Libro de Mormón es que seguir al profeta y guardar los convenios que uno hace con el Señor siempre trasciende los imperativos morales. El élder Scott enseñó: “Helamán, su prudente líder del sacerdocio, sabía que no hay justificación para quebrantar un convenio con el Señor”.14 Esto es cierto, incluso si dicha conducta en otras circunstancias estaría legalmente justificada o sería moralmente correcta.15

Debido a que el pueblo de Ammón hizo caso a Helamán y fielmente guardó su convenio, el Señor proporcionó una solución inspirada, aunque inesperada, a su dilema. Más de dos mil hijos ammonitas pelearían en lugar de sus padres, a pesar de que estos hijos “nunca habían combatido” (Alma 56:47) y eran “muy jóvenes” (v. 46).16

El élder Scott explicó:

[A] pesar de que pelearon en fieras batallas donde todos resultaron heridos de alguna manera, ninguno pereció. Esos jóvenes fueron una fuente esencial de fortaleza para el debilitado ejército nefita y cuando regresaron eran más fieles y más fuertes espiritualmente. Sus familias fueron bendecidas, protegidas y fortalecidas. En la actualidad, un sinnúmero de estudiantes del Libro de Mormón han sido fortalecidos gracias al ejemplo de esos hijos puros y justos.17

Este relato inspirador de las Escrituras demuestra muchas cosas. Primero, muestra que los profetas tienen una capacidad divina y un llamamiento para comprender y definir las obligaciones de un convenio. También muestra cómo la fe, el sacrificio y la obediencia a los convenios son claves para resolver verdaderamente los dilemas de la vida, especialmente cuando parece que no hay buenas opciones o cuando uno enfrenta dos presiones éticas que compiten entre sí. El Libro de Mormón puede ayudarlo a “despertar… el sentido de vuestro deber para con Dios” (Alma 7:22), y como el presidente Thomas S. Monson lo ha enseñado: “Este viejo adagio es una gran verdad: ‘Haz tu deber, eso es lo mejor; y deja el resto en manos del Señor’”.18

Otras Lecturas

Duane Boyce, “The Ammonites Were Not Pacifists,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 293–313.

Richard G. Scott, “La fortaleza personal mediante la expiación de Jesucristo”, Liahona, octubre 2013, 82–84, en línea en lds.org.

John W. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” en Echoes and Evidences of the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 2002), 357–361.

John W. Welch, “Exemption from Military Duty,” en Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), 189–192.

 

1. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cuál es el simbolismo de las espadas manchadas de los anti-nefi-lehitas? (Alma 24:12)”, KnoWhy 132 (Junio 10, 2017).
2. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué fue llamado Jersón una tierra de herencia? (Alma 27:22)” KnoWhy 134 (Junio 13, 2017).
3. Babylonian Talmud, Sotah VIII, 1, 42a; como se cita en John W. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” en Echoes and Evidences of the Book of Mormon, ed. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 2002), 359.
4. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” 359.
5. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” 360.
6. Para una explicación más detallada de por qué la gente de Ammón pudo haber estado preocupada por sus pecados anteriores, vea a Richard G. Scott, ” La fortaleza personal mediante la expiación de Jesucristo“, Liahona, octubre 2013, 82-84, en línea en lds.org.
7. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” 360.
8. Babylonian Talmud, Sotah VIII, 2, 43a; como se cita en Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” 360.
9. Para una discusión más completa sobre el suministro de ejércitos en la antigua América, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo fue posible que el ejército de Helamán mantuviera la fe mientras se les privó de provisiones? (Alma 58:37)”, KnoWhy 167 (julio 24, 2017); las notas 2–7 son particularmente relevantes para este tema. Para el suministro de los ejércitos en el antiguo Cercano Oriente, véase Stephanie Dalley, “Erra and Ishum” en The Context of Scripture, 3 vols., ed. William W. Halo (Leiden: Brill, 2003), 1:411.
10. Welch, “A Steady Stream of Significant Recognitions,” 361.
11. Véase Éxodo 14; Éxodo 17:8-16; 1 Samuel 17; 2 Reyes 6:8-23.
12. Para más información acerca de este dilema y el por qué los ammonitas se negaron ir a la guerra, véase Duane Boyce, “The Ammonites Were Not Pacifists,” Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 20 (2016): 293–313. Véase también, Duane Boyce, “Were the Ammonites Pacifists?Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture 18, no. 1 (2009): 32–47. Duane Boyce, Even unto Bloodshed: An LDS Perspective on War (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2015), 49–71.
13. Scott, “La fortaleza personal mediante la expiación de Jesucristo,” 82.
14. Scott, “La fortaleza personal mediante la expiación de Jesucristo,” 82.
15. José Smith enseñó: “Lo que está mal bajo una circunstancia, puede ser, y a menudo es, justo debajo de otra. Dios dijo: ‘No matarás’; en otro momento dijo, ‘Destruiréis enteramente’. Este es el principio sobre el cual se conduce el gobierno del cielo, por medio de una revelación adaptada a las circunstancias en que se ubican los hijos del Reino. Todo lo que Dios requiere es correcto, no importa de qué se trate, aunque es posible que no veamos su razón hasta mucho después de que los acontecimientos ocurran”. History, 1838–1856, volume D-1, p. 3, en línea en josephsmithpapers.org.
16. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Qué edad tenían los soldados anti-nefi-lehitas? (Alma 53:20)”, KnoWhy 161 (Julio 15, 2017).
17. Scott, “La fortaleza personal mediante la expiación de Jesucristo,” 84.
18. Thomas S. Monson, “Aprendamos, hagamos, seamos“, Liahona, octubre 2008, pág. 60, en línea en lds.org.

Traducido por Central del Libro de Mormón