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KnoWhy #368

¿Por qué debemos leer el Libro de Mormón diariamente?

mayo 28, 2018
KnoWhy #368
Thomas S. Monson en la conferencia de abril de 2017 a través de lds.org
Thomas S. Monson en la conferencia de abril de 2017 a través de lds.org
“Porque mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita, y las escribo para la instrucción y el beneficio de mis hijos”.
2 Nefi 4:15

El conocimiento

El élder Robert D. Hales ha enseñado: “Las mayores bendiciones de la conferencia general las recibimos después de que la misma ha concluido. Recuerden el patrón registrado con frecuencia en las Escrituras: nos congregamos para escuchar las palabras del Señor y volvemos a nuestros hogares para vivirlas”.1 Este consejo es especialmente importante con respecto a las enseñanzas del profeta viviente, quien es el presidente de la iglesia.

En su discurso del sábado por la mañana en la sesión general de abril de 2017, el presidente Thomas S. Monson declaró: “Si no están leyendo el Libro de Mormón todos los días, por favor háganlo”. Hacia el final de su discurso, hizo referencia a esta misma súplica, alentándonos a no solamente leerlo sino también a que “cada día todos estudiemos y meditemos en el Libro de Mormón con espíritu de oración“.2 Orar, leer, estudiar y meditar—cada uno puede ser visto como un ingrediente esencial que se necesita para realmente “[deleitarnos] en las palabras de Cristo” (2 Nefi 32:3).3

Orar

El profeta Nefi enseñó que “nada debéis hacer ante el Señor, sin que primero oréis al Padre en el nombre de Cristo, para que él os consagre vuestra acción” (2 Nefi 32:9). Al igual que limpiar una película de polvo y la suciedad de unos lentes para leer, el orar antes de leer las Escrituras nos ayuda a remover las preocupaciones del mundo de nuestras mentes y ver más claramente las verdades espirituales.

Al orar, podemos decirle al Señor lo que deseamos aprender u obtener de las Escrituras, así como también por qué lo deseamos. Por ejemplo, en su visión del Árbol de la Vida, el guía angelical de Nefi preguntó: “¿qué es lo que tú deseas?” (1 Nefi 11:2). También podemos explicar al Señor que es lo que estamos dispuestos a hacer para obtener nuestras bendiciones solicitadas. Con deseos justos y un corazón comprometido, estaremos en mejor posición de comprender y recibir la palabra del Señor.

Lectura

En la antigüedad, pocas personas tenían sus propias copias del texto de las sagradas escrituras, y por lo tanto pocas tenían el privilegio de leerlas diariamente. Por esta razón, aquellos que valoraban las Escrituras a menudo se esforzaban por memorizar las palabras sagradas del Señor.4 Para ellos, las Escrituras estaban “escrita[s] no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” (2 Corintios 3:3).5 Ahora en día, muchos de nosotros podemos tener fácilmente el Libro de Mormón e inclusive todas las Escrituras canónicas SUD, en un dispositivo electrónico en nuestro bolsillo. Nuestras escrituras se escriben más a menudo en código de computadora binario que en tinta. Y en lugar de tablas de piedra, tenemos tabletas con pantallas digitales.

Desafortunadamente, a pesar de nuestro acceso ilimitado a los textos sagrados, algunos de nosotros aún no leemos regularmente la palabra del Señor. Como Alma aconsejó a su hijo Helamán: “Oh hijo mío, no seamos perezosos por la facilidad que presenta la senda; porque así sucedió con nuestros padres; pues así les fue dispuesto, para que viviesen si miraban; así también es con nosotros” (Alma 37:46).6 El primer paso para obtener un poder espiritual del Libro de Mormón —un libro que encarna las palabras de Cristo y el cual fue preparado especialmente para nosotros7 —es realmente observar sus palabras.

Estudio

Si bien el ver las palabras sagradas puede ser una experiencia poderosa, también puede ser ineficaz. ¿Cuántos de nosotros leemos oraciones, párrafos o incluso capítulos enteros del texto de las Escrituras mientras estamos en piloto automático mental? Cuando finalmente llegamos a nosotros mismos, nos damos cuenta que podríamos involuntariamente estar cumpliendo una de las profecías de Isaías: “Y será como el que tiene hambre y sueña, y he aquí que come, pero cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña, y he aquí que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y su alma sedienta” (Isaías 29:8).

Incluso si leemos el Libro de Mormón diariamente, si lo hacemos sin enfocarnos seriamente en su contenido, rápidamente podremos llegar a estar desnutridos espiritualmente. Para combatir tales hábitos de lectura soñadora, podemos desarrollar patrones de lectura activa, tales como (1) buscar cuidadosamente por conexiones, patrones y temas,8 (2) colocarnos a nosotros mismos en la situación de los personajes de las Escrituras o ver cómo nuestras vidas podrían ser similares a la de ellos,9 (3) memorizar las palabras clave o frases, y (4) hacer preguntas,10 contestando el cómo, cuándo, dónde, quién y especialmente el por qué.11

Meditar

Si bien el estudio de las Escrituras puede ser visto como un proceso mental de entender su contenido, meditar involucra el corazón. El profeta Nefi declaró: “Porque mi alma se deleita en las Escrituras, y mi corazón las medita” (2 Nefi 4:15). Cuando meditamos, nosotros de manera reverente y reflexiva buscamos discernir espiritualmente las respuestas a nuestras preguntas de estudio, especialmente nuestras preguntas sobre por qué. Este proceso nos ayuda a penetrar en las capas superficiales de la mera información y extrae las profundidades del propósito y significado de la vida, el por qué de todo. Como lo enseñó el élder Joseph B. Wirthlin: “Debemos meditar [las Escrituras] y buscar en el mismo versículo de lo que somos y lo que podemos llegar a ser”.12

El porqué

Algunos podrían preguntarse por qué el profeta del Señor ha dado este consejo. ¿Qué hay en el Libro de Mormón que lo hace una prioridad diaria? El presidente Monson prometió que, por medio de la lectura, el estudio y la meditación diaria en oración, “estaremos en condiciones de oír la voz del Espíritu, resistir la tentación, superar la duda y el temor, y recibir la ayuda del cielo en nuestras vidas”.13

También afirmó que “nunca será suficiente recalcar la importancia de tener un testimonio firme y seguro del Libro de Mormón”.14 Esto es porque si es verdadero entonces (1) José Smith fue un profeta verdadero “que vio a Dios el Padre y a Su Hijo Jesucristo” y (2) “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la Iglesia del Señor en la tierra” y (3) el santo sacerdocio de Dios ha sido restaurado en la tierra.15 Estas verdades fundamentales están respaldadas directamente por el Libro de Mormón—la “piedra clave de nuestra religión”.16

Obtener una nutrición espiritual a diario es tan importante para nuestros espíritus como obtener suficiente comida y agua para nuestros cuerpos físicos.17 Y el Libro de Mormón, un libro que fue cuidadosamente preparado por el Señor para nuestros días, es excepcionalmente capaz de proveer la nutrición que es más vital para nuestra supervivencia espiritual. A medida que diligentemente demos atención a los consejos de nuestro profeta, podremos ver sus bendiciones prometidas desplegarse en nuestras vidas.

Otras lecturas

Thomas S. Monson, “El poder del Libro de Mormón“, Liahona, Mayo 2017, 86–87, en línea en lds.org.

Robert D. Hales, “La conferencia general: Fortalece la fe y el testimonio“, Liahona, Noviembre 2013, 6–8, en línea en lds.org.

David A. Bednar, “Una reserva de agua viva“, BYU Speeches, Febrero 2007, en línea en speeches.byu.edu.

 

1. Robert D. Hales, “La conferencia general: Fortalece la fe y el testimonio“, Liahona, Noviembre 2013, 7, en línea en lds.org.
2. Thomas S. Monson, “El poder del Libro de Mormón“, Liahona, mayo de 2017, págs. 86-87, en línea en lds.org. Énfasis agregado.
3. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Cómo puede uno ‘Deleitarse en las palabras de Cristo’? (2 Nefi 32:3)“, KnoWhy 306 (6 de febrero de 2018).
4. Para una descripción general de la oralidad, instrucción y la necesidad de memorización de las culturas antiguas israelitas y los primeros cristianos, véase Lara Quick, “Recent Research on Ancient Israelite Education: A Bibliographic Essay”, Currents in Biblical Research 13, no. 1 (2014) 9–33; Werner H. Kelber, “Orality and Literacy in Early Christianity” Biblical Theology Bulletin 44, no. 3 (2014): 144–155.
5. A pesar de nuestro acceso sin precedentes a los textos de las Escrituras, así como también a nuestra habilidad de usar motores de búsqueda para encontrar pasajes con rapidez con palabras claves y frases, todavía hay gran valor en memorizar las Escrituras en nuestros días. Véase Richard G. Scott, “El poder de las Escrituras“, Liahona, Noviembre 2011, 6, en línea en lds.org: “Se obtiene un gran poder al memorizar pasajes de Escrituras. El memorizar un pasaje es como crear una nueva amistad. Es como descubrir a una persona nueva que puede ayudarnos en tiempos de necesidad, darnos inspiración y consuelo, y ser la fuente de motivación para lograr un cambio necesario”.
6. Las enseñanzas de Alma en este contexto se refieren a la parte de la necesidad de Lehi de mirar a la liahona con el propósito de encontrar su camino a través del desierto. Sin embargo, su parafraseo también se basa en la historia de la serpiente de bronce del éxodo israelita (Números 21:9). Para conocer los pasajes del Libro de Mormón que relatan este incidente en Números 21:9 y también el parafraseo de Alma 37:46, véase Alma 33:19 y Helamán 8:15.
7. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Se necesitaban las planchas para traducir el Libro de Mormón? (Mosíah 1:6)”, KnoWhy 366.
8. Véase David A. Bednar, “Una reserva de agua viva“, BYU Speeches, February 2007, en línea en speeches.byu.edu.
9. Véase 1 Nefi 19:23
10. Véase James E. Faulconer, The Book of Mormon Made Harder: Scripture Study Questions (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2014).
11. Véase Russell M. Ballard, “Las oportunidades y responsabilidades de los maestros del SEI en el siglo XXI“, un discurso para los maestros de religión del SEI, 26 de febrero de 2016, en línea en lds.org.
12. Joseph B. Wirthlin, “Pondering Strengthens the Spiritual Life“, Ensign, May 1982, en línea en lds.org.
13. Monson, “El poder del Libro de Mormón“, 87.
14. Monson, “El poder del Libro de Mormón“, 86.
15. Monson, “El poder del Libro de Mormón“, 86–87.
16. Véase la introducción del Libro de Mormón. Véase también, History, 1838–1856, volume C-1 [2 November 1838–31 July 1842], p. 1255, en línea en josephsmithpapers.org.
17. Véase D. Todd Christofferson, “Danos hoy el pan nuestro de cada día“, Charla fogonera del SEI para jóvenes adultos, 9 de enero de 2009, en línea en lds.org.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón