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KnoWhy #139

¿Por qué Alma repitió el nombre del Señor diez veces mientras oraba?

junio 19, 2017
KnoWhy #139
Ilustración por Jody Livingston
“Y elevó su voz al cielo y exclamó, diciendo: ¡Oh Señor!, ¿hasta cuándo permitirás que tus siervos moren aquí en la carne, para presenciar tan grave iniquidad entre los hijos de los hombres?”
Alma 31:26

El Conocimiento

A pesar de los esfuerzos repetidos de Alma, las tensiones sociales entre los nefitas siguieron aumentando. Algún tiempo antes de que Korihor comenzara a predicar entre los nefitas, “el pueblo… se habían separado de los nefitas y habían tomado el nombre de zoramitas” (Alma 30:59).

Cuando Korihor fue echado fuera, buscó refugio entre los zoramitas, pero en cambio lo pisotearon a muerte (Alma 30:59).1 Parece que este destino, sin embargo, alertó a Alma de la manera en que “los zoramitas estaban pervirtiendo las vías del Señor” (Alma 31:1). La disensión de los zoramitas alarmó especialmente a Alma y a otros líderes nefitas, porque temían que “los zoramitas establecieran relaciones con los lamanitas” (v. 4).

Hugh Nibley explicó: “Se sentía que la hostilidad de los zoramitas y su proximidad a los lamanitas representaban una amenaza definitiva para la seguridad nefita, y por eso Alma… dio máxima prioridad a la misión zoramita”.2 Alma estaba firme en su convicción de que “la predicación de la palabra tenía gran propensión a impulsar a la gente a hacer lo que era justo”, incluso tenía “un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les había acontecido” (Alma 31:5). 3 Así que Alma reunió a un equipo de excelentes misioneros y “fueron … entre los zoramitas para predicarles la palabra” (Alma 31:7).4

Dado el nivel de amenaza, Alma sabía que necesitarían la fuerza del Señor para ayudarles en su misión. Así que los nueve misioneros se reunieron, y Alma, sin duda actuando en su papel de sumo sacerdote, invocó el nombre del Señor diez veces (Alma 31:26, 30-35).5

Según Rachel Elior, profesora de filosofía judía, las tradiciones orales judías en el Mishné describen “el servicio del día de la expiación en detalle, contando diez ocasiones en las cuales el Nombre Inefable fue pronunciado” por el sumo sacerdote.6 Significativamente, “El Nombre Inefable era enunciado durante la confesión en la fórmula de ‘Oh el Nombre’, y cuando el sumo sacerdote oraba por expiación, el Nombre era dicho en la fórmula de un juramento o invocación: ‘Oh por el Nombre…, expía, te lo ruego…’”.7

Esto es una reminiscencia de la repetición formulaica de Alma de “Oh Señor”, seguido de diversas maneras por las declaraciones de los pecados del pueblo y la maldad y las peticiones por la fuerza en Cristo, a través de quien la expiación viene. Por ejemplo, Alma oró: “¡Oh Señor Dios!, ¿hasta cuándo consentirás que exista tal perversidad e infidelidad entre este pueblo? ¡Oh Señor, dame fuerzas para sobrellevar mis flaquezas; porque soy débil, y semejante iniquidad entre este pueblo contrista mi alma!” (Alma 31:30, énfasis añadido).

Alma cambió de terminología de Oh Señor a Oh Dios al describir las prácticas de adoración zoramita, lo que atestigua la intencionalidad de repetir el décuplo de Alma de Oh Señor en su oración como sumo sacerdote. John W. Welch razonó que Alma cambió conscientemente la terminología para evitar profanar el nombre sagrado al describir las prácticas apóstatas.8 Además, “ese cambio está marcado por la segunda ocurrencia de Oh Señor, que es el único ejemplo de la ampliación del Oh Señor Dios en este texto, lo que indica que el Señor Jehová es de hecho el verdadero Dios”.9

Cuando terminó, Alma “puso sus manos sobre todos aquellos que estaban con él… [y] fueron llenos del Espíritu Santo” (Alma 31:36). El profesor de religión de la BYU Alonzo Gaskill explicó: “La imposición de manos es el símbolo común en la antigüedad para la transferencia de poder, autoridad o bendiciones”, y por lo tanto, “el acto de Alma aquí … [fue] un acto que equipó a sus ocho hermanos para su trabajo”.10

El porqué

Alma y sus compañeros se encontraban en una situación desesperada. Necesitaban restablecer la cohesión de la política nefita mediante la conversión del evangelio o arriesgarse a la guerra. En estas circunstancias, la repetición del nombre del Señor diez veces probablemente refleja su urgencia de obtener el poder de Dios sobre él y sus compañeros. Para los antiguos israelitas, el número diez simbolizaba la perfección o la terminación.11 Al invocar el nombre del Señor diez veces, Alma invocó Su perfecto poder para ayudarles en su misión.

La oración de Alma también buscó calmar y consolar a sus compañeros misioneros en ese momento desesperado. “¡Oh Señor, consuela mi alma y… a mis consiervos que se hallan conmigo… Sí, conforta a todos estos, ¡oh Señor! Sí, consuela sus almas en Cristo” (Alma 31:32). Al invocar el nombre del Señor diez veces, Alma probablemente esperaba recordarles el Día de la Expiación, y el año jubilar recién anterior y la alegría y paz asociadas que siguieron.12

En el Día de la Expiación, Alma y sus compañeros, junto con el resto de los nefitas, habrían renovado convenios y recordado la Expiación de Cristo. Esto no solo les tranquilizaría de las promesas de Dios, sino que los haría ansiosos de traer las mismas bendiciones y convenios a los zoramitas (véase Alma 31:34). Con todos siendo uno con Dios, todos pueden unirse o reunirse entre sí. Lo que es más importante, la reconciliación expiatoria con Dios les recordaría a todos que las almas de los zoramitas eran preciosas para Dios, y por lo tanto deberían ser igualmente valiosas para ellos (v. 35).

Al igual que hizo Alma en su momento de necesidad, los lectores de hoy pueden invocar el nombre del Señor cuando buscan fuerza, poder, consuelo y bendiciones.

Otras lecturas

Alonzo Gaskill, Miracles of the Book of Mormon: A Guide to the Symbolic Messages (Springville, UT: Cedar Fort, 2015), 252–256.

John W. Welch, “Counting to Ten,” Journal of Book of Mormon Studies 12, no. 2 (2003): 42–57, 113–114.

Hugh Nibley, Since Cumorah, The Collected Works of Hugh Nibley: Volume 7 (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1988), 293–296.

Rodney Turner, “A Faith unto Salvation (Alma 31–33),” in Book of Mormon, Part 2: Alma 30 to Moroni, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1988), 16–27.

 

 

1. Sobre Korihor, véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Korihor fue maldecido con mudez? (Alma 30:50)”, KnoWhy 138 (17 de junio, 2017).
2. Hugh Nibley, Since Cumorah, The Collected Works of Hugh Nibley: Volume 7 (Salt Lake City and Provo, UT: Deseret Book and FARMS, 1988), 293.
3. Alma creía que el evangelio era la mejor solución a los problemas sociales y políticos que se manifestaron al principio de haber renunciado a su posición como juez superior para predicar en toda la tierra. Véase Book of Mormon Central en Español, “¿Por qué Alma necesitó “establecer el orden de la iglesia” de nuevo en Zarahemla? (Alma 6:4),” KnoWhy 113 (19 de mayo de 2017).
4. Alma trajo consigo a los hijos de Mosíah (Ammón, Aarón, Omner y Himni), Amulek, Zeezrom y sus hijos Shiblón y Coriantón (Alma 31:6-7).
5. Esta observación es hecha y comentada en John W. Welch, “Counting to Ten,” Journal of Book of Mormon Studies 12, no. 2 (2003): 53–55. O Lord existe en Alma 31:26, 30 (2x), 31 (2x), 32 (2x), 34, 35 (2x).
6. Rachel Elior, “Early Forms of Jewish Mysticism,” in The Cambridge History of Judaism, Volume Four: The Roman-Rabbinic Period, ed. Steven T. Katz (New York, NY: Cambridge University Press, 2006), 778, cf. p. 781.
7. Elior, “Early Forms of Jewish Mysticism,” 778. Elior citó la oración del sumo sacerdote de Yoma 6.2 más completamente en la misma página: “Y así él solía decir: Oh el Nombre…, tu pueblo, la casa de Israel, ha cometido iniquidad, transgredido y pecado ante ti. Oh por tu Nombre, expía, yo oro, por las iniquidades y transgresiones y pecados”
8. Welch, “Counting to Ten,” 54: Ademas de sus diez súplicas a Jehová con las palabras Oh Señor, Alma también habló las palabras Oh Señor cuatro veces en su oración, pero en esos cuatro casos él aún está hablando acerca de o citando de las oraciones apóstatas de los zoramitas, y en tal contexto él no habría querido mencionar el santo nombre del verdadero Dios a quien servía y llamaba. Por lo tanto, Alma cambió su terminología para reflejar el significado del cambio”.
9. Welch, “Counting to Ten,” 54.
10. Alonzo Gaskill, Miracles of the Book of Mormon: A Guide to the Symbolic Messages (Springville, UT: Cedar Fort, 2015), 254.
11. Welch, “Counting to Ten,” 44–45.
12. Sobre el año jubilar, véase Book of Mormon Central en Español “¿Por qué Alma quería hablar con la trompeta de Dios? (Alma 29:1)”, KnoWhy 136 (15 de junio, 2017).

Traducido por Central del Libro de Mormón