/ KnoWhys

KnoWhy #720

¿Por qué la historia y geografía del antiguo Cercano Oriente son útiles para comprender a Isaías?

marzo 7, 2024
KnoWhy #720
“Mas he aquí, yo, Nefi, no he enseñado a mis hijos conforme a la manera de los judíos; pero yo mismo he morado en Jerusalén, por lo que sé acerca de las regiones circunvecinas; y he mencionado a mis hijos acerca de los juicios de Dios que han acontecido entre los judíos, de acuerdo con todo lo que Isaías ha hablado, y no lo escribo”.
2 Nefi 25:6

El conocimiento

El profeta Nefi declaró que en una larga porción de 2 Nefi, él escribiría “más de las palabras de Isaías, porque mi alma se deleita en sus palabras” (2 Nefi 11:2). Después de un extracto de trece capítulos de Isaías 2-14, Nefi también informó a sus lectores que “aquí, Isaías habló muchas cosas que a muchos de los de mi pueblo les fue difícil comprender, porque no saben concerniente a la manera de profetizar entre los judíos” (2 Nefi 25:1). Otro factor de tropiezo que impidió que muchos nefitas comprendieran a Isaías fue el conocimiento de la geografía del antiguo Cercano Oriente. Nefi pudo explicar Isaías a su pueblo, ya que él dice que sabía “acerca de las regiones circunvecinas; y [había] mencionado a [sus] hijos acerca de los juicios de Dios” (2 Nefi 25:6). Como observó John Hilton III, “de las palabras de Nefi se entiende claramente que la comprensión tanto de las ‘regiones circunvecinas’ (geografía) como de los ‘juicios de Dios’ (posiblemente una referencia a la historia contemporánea) es esencial para entender a Isaías”1. Además, como observa Donald W. Parry, “el comprender los aspectos de los nombres de los lugares puede explicar el significado que subyace al uso que Isaías hace del nombre. En ciertos casos, cuando Isaías se refiere a un topónimo, hace referencia clara a esa ciudad, territorio o país; en otras ocasiones, Isaías atribuye un significado simbólico al topónimo”2.

De hecho, muchos de los pasajes de Isaías que Nefi citó describen a Israel en estrecha relación con sus vecinos, entre ellos Siria, Asiria y Babilonia. Por lo tanto, para apreciar estas profecías del 700 a. C., es útil observar cómo hablan de lugares y naciones del antiguo Cercano Oriente3.

Canción de la viña de Isaías

Por ejemplo, muchos de los pasajes de Isaías citados por Nefi tratan extensamente de los castigos del Reino del Norte de Israel. Una de esas profecías se relata magistralmente a través del “cantar de mi amado respecto de su viña” (2 Nefi 15:1; Isaías 5:1). Esta profecía, como todos los escritos de Isaías, está escrita en forma poética, empleando paralelismo, simbolismo y otras características hebreas clave que ayudan a los lectores a comprender lo que sucede en el texto.

En este cántico, se describe a Israel como “una viña en un collado muy fértil”, que el Señor tomó grandes medidas para proteger: “Y la cercó y despedregó y la plantó de vides escogidas, y edificó una torre en medio de ella, y también hizo un lagar” (2 Nefi 15:1-2). En otras palabras, a Israel se le dio la tierra prometida, gozó de la protección del Señor y fue un pueblo del convenio bajo Su cuidado; sin embargo, no cumplió con este convenio, porque cuando el Señor “esperaba que diese uvas […] dio uvas silvestres” (2 Nefi 15:2).

Como Israel había pecado y se había corrompido, el Señor prometió entonces derribar los muros de la viña, es decir, retiraría la protección a Su pueblo. Otros juicios proféticos contra Israel se centran en el pecado del orgullo (por ejemplo, aquellos que buscaban enriquecerse a expensas de los pobres serían empobrecidos, y los arrogantes serían humillados cuando estas cosas cayeran sobre ellos (2 Nefi 15:8-10, 15). Aún otros describen explícitamente los castigos que sobrevendrían a los hombres y mujeres que se concentraran demasiado en las cosas mundanas y no se preocuparan por los pobres (véase 2 Nefi 13)4.

Invasión asiria

La mayor amenaza que sufrieron tanto el Reino del Norte como el del Sur en tiempos de Isaías fue el Imperio neoasirio, en constante expansión. Este imperio pronto crecería hasta convertirse en el más grande que el mundo había visto hasta ese momento, y la crueldad de los asirios era bien conocida entre todas las antiguas culturas del Cercano Oriente5.

De acuerdo con Isaías, Asiria, que dominaba todas las fronteras del norte de Israel, sería utilizada como una herramienta en manos del Señor para castigar a Israel. Como Dios ya había retirado Su protección del Reino del Norte debido a su infidelidad al convenio, los ejércitos asirios vendrían como leones y un torbellino para capturar a Israel (2 Nefi 15:26-30). Además, en una extensa profecía contra Israel, el Señor prometió que la destrucción sería tan completa que no podrían reconstruir (2 Nefi 19:8-20:11). Finalmente, estas profecías se cumplirían en el 722 a. C., cuando Asiria dispersó a las diez tribus y repobló las tierras del Reino del Norte de Israel.

Conflicto Siro-Efraimita

Otro acontecimiento clave detrás de dos de los capítulos que cita Nefi es el conflicto siro-efraimita entre 735 y 732 a. C. Temerosos del creciente poder de Asiria, los pequeños países de Siria y el Reino del Norte de Israel hicieron una alianza (o confederación) para poder intentar hacer retroceder a los asirios hacia el noreste cuando inevitablemente se expandieran hacia Siria y Efraín a su oeste y sur.

Siria se encontraba al noreste de Judá, e incluso con la ayuda de Israel, Siria no disponía de los efectivos necesarios para impedir una invasión asiria. Por ello, Israel y Siria querían que el reino de Judá se uniera a su coalición. Cuando Acaz, el rey de Judá, se negó, “Rezín, rey de Siria, y Peca hijo de Remalías, rey de Israel, vinieron sobre Jerusalén para combatirla, mas no pudieron prevalecer contra ella” (2 Nefi 17:1). Al hacerlo, Rezín y Peca querían reemplazar a Acaz con un rey-marioneta, “al hijo de Tabeel”, que se uniría a ellos en su guerra contra Asiria (2 Nefi 17:6). Obviamente, estos dos ejércitos atacando la frontera norte de Judá y capturando muchas ciudades judaítas habrían sido una gran preocupación para Acaz.

A lo largo de 2 Nefi 17 y 18(Isaías 7 y 8), Isaías tranquiliza a Acaz diciéndole que la confederación siro-efraimita fracasaría, e Isaías proporcionó tres señales por las cuales Acaz sabría que el Señor libraría a Judá, derrotaría al ejército sirio y efraimita, y establecería al Mesías a través del linaje de David, como había prometido anteriormente6. Sin embargo, aún dudando de que el Señor defendiera a Israel, Acaz pidió ayuda a Asiria para derrotar a los dos invasores del norte. Esto puso fin a la guerra en el 732 a. C. pero, en última instancia, convirtió a Judá en un reino vasallo del Imperio asirio. Esto traería resultados desastrosos durante el reinado de Ezequías, hijo de Acaz, tal como Isaías había profetizado (2 Nefi 17:17-19)7.

Destrucción de Asiria

Aunque Asiria había sido la herramienta, hasta este punto, por la cual el Señor castigaría al Reino del Norte de Israel, Isaías también deja claro que Asiria no era de ninguna manera justa a los ojos de Dios. De hecho, se describe a Asiria tan orgullosa como Israel, y ellos también serían castigados por su orgullo (véase 2 Nefi 20:12-34; 24:24-27). Por qué este castigo llega mucho más tarde que el de Israel puede explicarse mejor por la naturaleza de las profecías contra las naciones extranjeras en Isaías. Como señala David Rolph Seely, estas profecías—que comienzan con el oráculo contra Asiria—demuestran no solo que el Señor está por encima de todas las naciones de la tierra, sino también que castigará con justicia a todos sus hijos. Dado que Israel conocía al Señor y era el pueblo de su convenio, “Israel es responsable de los mandamientos más específicos contenidos en el convenio”8. El Señor seguiría castigando a Asiria por su orgullo, pero la castigaría solo según el conocimiento que tuviera.

Esta destrucción llegaría finalmente en el año 612 a. C. a manos del Imperio Babilónico—una nación al sur de Asiria y al este de Judá—que tomó posesión de muchas de las tierras que antes estaban en poder de Asiria. Esto incluyó al Reino de Judá, que había luchado contra Babilonia poco antes de la apertura del Libro de Mormón.

Destrucción de Babilonia

Babilonia sería en última instancia la nación responsable de dispersar al Reino del Sur de Judá como castigo divino por su orgullo, al igual que Asiria había dispersado anteriormente al Reino del Norte. Sin embargo, muchas de las profecías de Isaías sobre el Imperio de Babilonia, que todavía estaba bajo control asirio en la época en que Isaías profetizó, también advierten que debido a su orgullo, Babilonia caería ante los medos (véase 2 Nefi 23:17). Los medos, situados aún más al este de Babilonia, serían uno de los pueblos fundadores del Imperio persa, que destruiría el Imperio neobabilónico en 539 a. C., permitiendo a los israelitas regresar a su patria, como se describe en los libros de Esdras y Nehemías.

El porqué

Gran parte del contexto histórico detrás de estas profecías, al principio, pueden parecer un tanto sombrío, a medida que conquistan y son conquistados por ejércitos del norte que atacan a Israel y el imperio del mundo. Sin embargo, a lo largo de estos pasajes, Isaías también profetizó de cosas maravillosas que habrían causado que Nefi y su audiencia se regocijaran en el Señor.

Por ejemplo, si bien se ofrecen oráculos repetidos sobre la dispersión de Israel, también suelen ir seguidos de profecías sobre el recogimiento de Israel. De hecho, las bendiciones prometidas de una restauración son aplicables no solo a Israel sino a todas las naciones. Como señaló Seely, “el Señor no solo juzga a toda la tierra, sino también a la restauración. El Señor ama y se acuerda de todos sus hijos”9. Esto lleva a muchas profecías de todos los hijos de Dios aceptando el evangelio y sirviéndole. Por ejemplo, Isaías vio que “el monte de la casa del Señor será establecido como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados”, entonces “todas las naciones correrán hacia él. Y vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, y subamos al monte del Señor” (2 Nefi 12:2–3; cursiva agregada). Estas condiciones marcarían el comienzo de una paz milenaria en todo el mundo (véase 2 Nefi 21:1–9).

Además, a Israel se le promete que una vez más disfrutará de la presencia del Señor. Después de que hayan sido lavados de sus pecados, “creará el Señor, sobre toda morada del monte de Sion, y sobre sus asambleas, una nube y humo de día, y resplandor de fuego y llamas de noche”, tal como lo hizo cuando Israel viajó por el desierto (2 Nefi 14:5). Las profecías adicionales del recogimiento de Israel también se encuentran en estrecha conexión con las profecías de la dispersión, informando así a Israel que el final de su historia siempre estuvo destinado a ser de gloria, honor, arrepentimiento y una renovación de las bendiciones del convenio que recibieron10.

Las verdades doctrinales adicionales que se encuentran a lo largo de estas profecías también se repiten varias veces en todo el Libro de Mormón. Por ejemplo, el patrón de Israel y Judá siendo dispersados por otras naciones inicuas se repetiría a lo largo de la historia nefita. En última instancia, Mormón describiría esto de manera sucinta: “[L]os castigos de Dios sobrevendrán a los inicuos; y es por los inicuos que los inicuos son castigados; porque son ellos los que incitan el corazón de los hijos de los hombres a derramar sangre” (Mormón 4:5; cursiva agregada). Por lo tanto, las profecías de Isaías mostraron a los nefitas desde el principio los mismos tipos de castigos que podrían esperarles si rompían sus convenios.

Además, en cada profecía de destrucción, el orgullo es el pecado subyacente que condujo a las destrucciones predichas. Como tal, no es de extrañar que los profetas nefitas continuamente advirtieran al pueblo contra el orgullo, ni debería ser sorprendente que Isaías fuera uno de los libros de las Escrituras que usarían para hacerlo11.

En última instancia, el libro de Isaías influyó en los puntos de vista de los profetas nefitas sobre la restauración de Israel y las bendiciones prometidas en los últimos días. A pesar de que Isaías profetizó de maneras que serían beneficiosas para su propia audiencia inmediata, pudo usar eventos históricos para compartir una visión del futuro Día del Señor, inspirando a los lectores en los siglos venideros.

Otras lecturas

Donald W. Parry, Search Diligently the Words of Isaiah (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2023).

John Hilton III, “The Isaiah Map: An Approach to Teaching Isaiah”, Religious Educator 21, no. 1 (2020): 55–73.

Donald W. Parry y John W. Welch, eds., Isaiah in the Book of Mormon (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies [FARMS], 1998).

David Rolph Seely, “Nephi’s Use of Isaiah 2–14 in 2 Nephi 12–30”, en Isaiah in the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 1998), 151–169.

John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely, eds., Glimpses of Lehi’s Jerusalem (Provo, UT: FARMS, 2004), 543–610.

1. John Hilton III, “The Isaiah Map: An Approach to Teaching Isaiah”, Religious Educator 21, no. 1 (2020): 59.
2. Para saber por qué Nefi menciona el conocimiento de la geografía del antiguo Cercano Oriente como clave para entender a Isaías, véase Donald W. Parry, “Nephi’s Keys to Understanding Isaiah (2 Nephi 25:1-8)”, en Isaiah in the Book of Mormon (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1998), 58–61; citado en las págs. 58, 60.
3. También se puede encontrar una excelente introducción al profeta y al libro de Isaías en Donald W. Parry, Search Diligently the Words of Isaiah (Salt Lake City, UT: Deseret Book; Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2023). También se puede encontrar una traducción de Isaías orientada a los Santos de los Últimos Días que puede ayudar a aclarar muchos pasajes de Isaías en Donald W. Parry, The Book of Isaiah: A New Translation (Preliminary Edition) (Springville, UT: Book of Mormon Central, 2022).
4. Para más información, véase David Rolph Seely, “Nephi’s Use of Isaiah 2–14 in 2 Nephi 12–30”, en Isaiah in the Book of Mormon, 151–169.
5. Para una breve introducción a la historia de los imperios asirio y neoasirio, véase A. Kirk Grayson, “History and Culture of Assyria”, en The Anchor Bible Dictionary, ed. David Noel Freedman et al., 6 vols. (New York, NY: Doubleday, 1992), 4:732–755.
6. Véase 2 Nefi 17:1, 14; 18:1–4.
7. Esto sucedería cuando Asiria invadiera Judá, como se describe en 2 Reyes 18-19. Sin embargo, tal como profetizó Isaías, aunque la campaña de Asiria llegaría a Jerusalén y Senaquerib sitiaría la ciudad, el Señor libraría a Jerusalén y al Reino de Judá de Asiria, haciendo que los asirios abandonaran Judá.
8. David Rolph Seely, “The Lord Is Our Judge and King” (Isaiah 18–33), en Studies in Scripture, vol. 4, 1 Kings to Malachi, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1993), 112.
9. Seely, “The Lord Is Our Judge and King”, 112.
10. Véase, por ejemplo, 2 Nefi 20:20–23; 21:10–22:6; 23:22–24:3.
11. Véase Central de las Escrituras, “¿De qué manera usó Nefi a Isaías para enseñarnos a evitar el orgullo? (2 Nefi 15:21; Isaiah 5:21)”, KnoWhy 48 (marzo 1, 2017); véase también Central de las Escrituras, “¿Por qué el ‘ciclo del orgullo’ destruyó a la nación nefita? (3 Nefi 6:10)”, KnoWhy 195 (agosto 31, 2017) y Central de las Escrituras, “ ¿Por qué Moroni habló de abatir el orgullo? (Alma 51:17)”, KnoWhy 430 (septiembre 20, 2018) con respecto al orgullo en el Libro de Mormón.

Otros formatos

Compartir

Pinterest
Facebook
Twitter

Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón